¿Dónde va a parar el dinero que depositamos en los bancos? ¿Qué hacen las entidades financieras con nuestros ahorros?
Un estudio publicado en Suiza, por la Red Internacional Bank Track, pone en evidencia a 146 entidades bancarias de 16 países del mundo por invertir parte de sus fondos en empresas dedicadas a la fabricación de bombas, minas antipersona, uranio enriquecido o armas químicas y bacteriológicas.
Una crítica frecuente es que especulan con nuestros ahorros; que nos cobran altas comisiones por realizar cualquier operación; que ante sus posibles quiebras, los ciudadanos y ciudadanas estamos totalmente desprotegidos…
Pero lo que desconocíamos hasta hace unos meses es que, un importante grupo de entidades bancarias del mundo invierten en ‘negocios sucios’ como la fabricación de armas, utilizadas en conflictos armados de todo el mundo.
Así lo desveló en junio el informe titulado: ‘Negocios sucios. Bancos que financian armas controvertidas’, elaborado por la Red Internacional Bank Track, con sede central en Ginebra (Suiza).
Según apunta este documento, 31 bancos de la Unión Europea habrían invertido alrededor de 43 mil millones de dólares en compañías especializadas en la fabricación de armas como Alliant Techsystems ATK (Estados Unidos); Hanwha (Corea del Sur); L-3 Communications (Estados Unidos); Lockheed Martin (Estados Unidos); Poongsan (Corea del Sur); Singapore Technologies Engineering (Singapur), y Textron (Estados Unidos).
El informe da nombres concretos y detalla los bancos que pertenecen a esa ‘lista negra’ y asegura que entidades tan importantes como Bank of America, JP Morgan Chase, Goldman Sachs, Deutsche Bank o HSBC, destinaron entre 400 y 800 millones de dólares, cada uno de ellos, en inversión armamentística.
Además, Citigroup, Goldman Sachs, Calylon y Barclays colaboraron, según este informe, en la concesión de préstamos directos a empresas que fabrican bombas de racimo (un arma cuyo uso fue prohibido expresamente en la Convención Internacional de Bombas de Racimo que se celebró en Oslo en 2008).
ESPAÑA Y CHILE
El caso de España es también muy significativo ya que sus dos principales bancos: BBVA y el Banco Santander, ambos con una cuota importante en el mercado financiero chileno, y con amplia presencia en todo el mundo, también habrían invertido importantes cifras de dinero en la empresa Instalaza, una compañía madrileña que desarrolla y fabrica equipamiento y otros materiales de uso militar.
Según los datos que aporta el estudio elaborado por una organización española llamada Setem, la empresa de fabricación de armas Instalaza poseía a finales de 2007 activos por un valor de 31,8 millones de euros. Un dinero líquido que fue financiado por: Accionistas privados (53,8%), bancos (37,7%) y otros inversores (8,5%).
Entre estas armas, que causan miles de muertes de civiles en todo el mundo, no sólo están las bombas de racimo, cuyo principal fabricante en la región fue por años el empresario chileno Carlos Cardoen, también se encuentran otras como: El armamento nuclear, el de uranio empobrecido, las armas químicas y bacteriológicas o las minas antipersona.
LEGISLACIÓN EN OTROS PAÍSES
Otros muchos países han tenido un comportamiento mucho más ejemplar, y por ello han aprobado legislaciones propias que prohíben a su banca y a sus empresas, financiar ni un solo dólar a empresas que fabriquen armas. Este es el caso de Bélgica, Irlanda, Luxemburgo y Nueva Zelanda. Y otros estados como Noruega, Alemania e Italia, están estudiando nuevas iniciativas para prohibir estos ‘negocios sucios’, que lucran con la guerra sucia.
Los creadores de este estudio consideran, por tanto, que «debería de ser descartada como cliente, cualquier empresa en la que parte de su volumen de negocio, por pequeño que sea, proceda de las armas controvertidas».
Con estudios como este se manifiesta la realidad a la que los ciudadanos nos enfrentamos, dado que vivimos al margen de las decisiones de lo que se hace con nuestro dinero.
Por Carolina Ferreiro
Desde Inglaterra
El Ciudadano