Mientras los máximos personeros de la Unión Europea en una cumbre efectuada en mayo, declarada expresamente de “informal”, no llegaban a otro acuerdo que citar a una nueva reunión para fines de junio, declarada ahora de formal, precisamente después de las elecciones griegas y francesas del 17 de junio, los efectos de la crisis comenzarán a manifestarse abiertamente en el país, como lo demuestra la reducción en el precio del cobre en los mercados internacionales y la fuerte caída anotada en abril de las exportaciones a la Unión Europea de un 28,8% con relación a doce meses atrás. Los efectos se expresan claramente en el comercio exterior y en los términos de intercambio chilenos. La repercusión se deja sentir también en las expectativas, haciendo más conservadora la conducta de los agentes económicos. El menor ingreso de divisas como consecuencia de lo anterior conduce a la devaluación del peso por razones de mercado y no como producto de una conducta activa del Estado. La falta de resoluciones en la UE expresa las divergencias entre las políticas de austeridad, siempre defendidas por un bloque de países encabezado por Alemania, y los planteamientos procrecimiento que ya venían dándose, pero que se intensificaron después de las elecciones de primer ministro francés. De otra parte, por primera vez desde los inicios de la crisis en la eurozona se expresa en el debate en las alturas de la eurozona una posición claramente de izquierda, representada por las fuerzas de esta orientación que se transformaron en una alternativa en Grecia con una propuesta diferente a las presentes en el debate general. Al tiempo que ya se habla abiertamente la necesidad de rescatar a la cuarta economía de la eurozona, España.
La Unión Europea efectuó a fines de mayo una cumbre informal en medio de la profunda crisis regional. Se buscó este camino para intentar encontrar vías de entendimiento cuando la política de austeridad impuesta por Alemania está fuertemente cuestionada y el nuevo gobierno francés propone un conjunto de ideas procrecimiento. La conclusión de la cita, sin embargo, fue la usual posponer todo para una nueva reunión, ahora formal, a efectuarse el 28 y 29 de junio en que el presidente del Consejo Europeo, el belga Van Rompuy, debe presentar propuestas para profundizar la unión económica y monetaria. La situación existente resulta insostenible, al tiempo que deben resolverse urgentes temas de corto plazo, como el futuro o no de Grecia dentro de la eurozona y la aguda crisis bancaria española. Postergar abordarlas es un error. Más aún, cuando en el intertanto subsisten las políticas extremas de austeridad y se presiona a Grecia y España, los puntos más agudos de la crisis en la eurozona, a seguir aplicándolas.
El tiempo actúa en contra, el semanario germano Der Spiegel publicó que el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, presionó a su par español para que Madrid recurra al fondo de rescate europeo, estimando la publicación que las necesidades de recurso en la banca ibérica fluctúan entre 50.000 y 90.000 millones de euros. El rescate de España pasó a estar presente, aunque las autoridades de Madrid lo niegan.
Lo nuevo reside en que Angela Merkel va quedando aislada tanto en el Eurogrupo como en la UE. La reunión informal ya no fue precedida por un entendimiento franco-germano, como acostumbraban efectuar la canciller germana y Nicolás Sarkozy. Ello condujo a que se abriera el debate, particularmente en relación al establecimiento de eurobonos y en el papel a desempeñar por el Banco Central Europeo (BCE). La incógnita se produce también al interior de Alemania, ya que Angela Merkel necesita llegar a un entendimiento con socialdemócratas y verdes para aprobar el nuevo pacto fiscal con que se encuentra comprometida.
Uno de los factores que provoca malestar es el elevado diferencial que se produce en el financiamiento de la deuda en los mercados de los países en dificultades económicas con la tasa cercana al 0% de los bonos alemanes. En los últimos días de mayo una colocación de documentos germanos a dos años pagó una tasa de interés real negativa. Los títulos alemanes siguen siendo considerados un refugio, dándose una situación similar a la que ya vivieron EE.UU., Japón y Suiza.
El pacto fiscal de la UE acordado en febrero dejó de ser considerado inmodificable. ¿Cómo se enfrenta la situación de Grecia cuando los rescates han fracasado y existe una fuerte presión interna para desahuciar las condiciones impuestas al país y a su población como condición para otorgar el financiamiento? ¿O la de España cuando la mochila bancaria causada por el estallido de la burbuja inmobiliaria, acumuló una masa considerable de activos tóxicos? El Instituto de Finanzas Internacionales, que agrupa a los cuatrocientos bancos y aseguradoras más grandes del mundo, cifró los créditos problemáticos existentes en España entre 216.000 y 260.000 millones de euros, los que se encuentran prioritariamente en activos inmobiliarios en poder de las cajas de ahorro. Para calcular las pérdidas se procedió a contratar a auditores externos con un negro historial. No se tuvo confianza en el Banco de España para el cumplimiento de esta tarea.
“Las dos cosas –manifestó el execonomista jefe del FMI, Keneth Rogoff-, una salida de Grecia de graves consecuencias y una intervención de la banca española son cada vez más probables. Si se producen –agregó- y no vemos un impulso extraordinario por parte del BCE en los mercados, y también por parte de Berlín, París y de las instituciones europeas con pasos inequívocos hacia alguna forma de unión política, habrá colas en los bancos, salidas de capitales de toda la periferia y una reguera de quiebras de países” (20/05/12).
Otro fenómeno que no se había producido hasta la fecha es la existencia de una opinión de izquierda que incide en el debate en las alturas, representada por la coalición Syriza, con un amplio respaldo en la población griega, cuya mayor o menor gravitación dependerá de la votación que obtenga conjuntamente con otras organizaciones de esta orientación en las elecciones del 17 de junio. Su dirigente máximo, Alexis Tsipras, ha planteado en mítines efectuados en diferentes países la necesidad de “refundar Europa” y “derrotar a los poderes financieros, el gran enemigo de los pueblos, que no gobiernan pero deciden todo, incluyendo la elección de gobernantes no nominados democráticamente”, como se produjo precisamente en el país helénico.
La política de austeridad, señaló Tsipras, “está llevando a Europa a una especie de suicidio colectivo. Si seguimos como ahora en seis meses hará falta (en Grecia) un tercer plan de ayuda y una segunda reestructuración de la deuda. Los Gobiernos europeos -recalcó- deben parar de pedir a sus contribuyentes que sigan metiendo su dinero en un pozo sin fondo. Si no crecemos, nunca podremos pagar el dinero que nos den. Es la política del memorándum (impuesto por la troika) que nos ha llevado al desastre. Si este experimento ultraliberal de choque continúa en Grecia, será exportado al resto de los países europeos. Merkel debe comprender que está en un club de iguales y debe dejar de tratar a los demás países europeos como un protectorado. Es preciso imaginar a la eurozona como una cadena de 17 eslabones donde si uno se rompe la cadena se destruye” (22/05/12).
El enfrentamiento entre el Eurogrupo y Atenas es intenso. Bruselas se niega a renegociar y exige el cumplimiento de lo acordado. De no ser así amenaza con negarle el financiamiento. “Las dos partes, tanto Atenas como Europa –explica Tsipras-, tienen la bomba nuclear, si Grecia sale del euro provocará un cataclismo; si Europa le niega los fondos, el caos está asegurado” (27/05/12). La posición de la Cumbre no ofreció alternativas. “La UE –señaló el comunicado- quiere a Grecia en la zona euro mientras respete sus compromisos. Esperamos –añadió en una abierta intervención en los comicios- que tras las elecciones el nuevo Gobierno tome ese camino” (27/05/12).
En la cumbre informal se expresaron dos bloques, uno encabezado por Alemania y el otro por Francia. Junto a Berlín se ubicó el club de los triple A, constituido por Austria, Finlandia y una Holanda debilitada por el rechazo de su parlamento al plan de austeridad. La ministra austríaca de Finanzas, María Fekter, criticó abiertamente a Hollande, manifestando que sus propuestas “no tienen ningún sentido” (23/05/12). El bloque junto a Hollande es menos cohesionado. Sin embargo, los planteamientos de José Manuel Barroso y Herman Van Rompuy, presidentes respectivamente de la Comisión y del Consejo Europeo, van cada vez más en la misma dirección.
Una demostración de ello se produjo cuando Olli Rehn, comisario de Asuntos Económicos y Monetarios de la UE, dirigió una comunicación al gobierno alemán planteándole que aumente los salarios para recompensar así a los trabajadores con los aumentos registrados en la productividad, lo cual aumentaría su demanda interna y crearía condiciones favorables a los países en dificultades de la eurozona para aumentar sus exportaciones. Al mismo tiempo criticó el sistema denominado minijobs, que garantiza un pago limitado por jornadas de trabajo parciales[1]. Alemania ya cumplió anticipadamente y en exceso con lo acordado en el pacto fiscal de la UE de reducir el déficit fiscal al 3% del PIB en 2013. Ya en 2011 fue de 1%. En cambio, Rehn a Francia le recuerda que cumpla el compromiso de reducir el déficit en el próximo año a 3% del PIB. Hollande ha señalado que ello dependerá del crecimiento económico ese año. “Si es del 1,7% -señaló al concluir el último Consejo Europeo- será más factible” (31/05/12). O sea, lo hace depender del nivel de crecimiento económico, que al registrarse aumenta los ingresos fiscales.
En los temas de corto plazo se aprecian ya claramente las diferencias. España, Italia y Francia pretenden ante la presión de los mercados un papel activo del BCE. Esa demanda se intensificó cuando los costos de financiación españoles alcanzaron desde el 28 de mayo su nivel más alto en 2012 acercándose al 7% por los bonos a diez años, nivel ya cercano a cuando se produjo los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, luego de que se anunciase el salvataje de Bankia, la tercera institución del sistema por activos, lo que significa en la práctica su nacionalización y establece el precedente de futuras acciones similares, dada la profundización de la crisis bancaria. El bloque encabezado por Angela Merkel lo rechaza, reafirmando la autonomía del instituto emisor.
El BCE actuando de acuerdo con esta orientación rechazó “categóricamente”, según aseguró Financial Times, el plan del gobierno español de capitalizar el banco con títulos de deuda pública, que Bankia utilizaría como garantía para obtener financiamiento de Francfort. De esta manera se volvería a burlar la rígida disposición del BCE que no puede actuar como prestamista de última instancia de los Estados. Por su parte, Bruselas demandó al gobierno español que cuanto antes presente el plan de recapitalización del banco, que ha solicitado 19.000 millones de euros. “Lo que no se puede hacer –declaró a Radio Nacional de España Amadeu Altafaj, portavoz de Asuntos Económicos de la Comisión Europea- que a la luz de estos resultados negativos de algunas utilidades bancarias los mercados reaccionen con euforia. Por lo tanto, cuanto antes se eliminan incertidumbres mejor” (31/05/12). Agregando que luego de presentado Bruselas lo estudiará para darle su visto bueno, recordando que existen mecanismos para la banca, pero que ello “pasa por negociar un programa de rescate de la economía española, aunque fuera muy focalizado sobre un sector concreto”. La dirección de Bruselas de los asuntos económicos españoles se hace cada vez más concreta.
A su vez, el presidente del BCE, Mario Draghi, declaró que Madrid actuó de “la peor manera posible”, al “subestimar” inicialmente la situación creada en Bankia, lo que conduce a costos más altos y a generar incertidumbre, al igual como aconteció en Bélgica con el banco Dexia, donde también hubo demoras en intervenir. “Es mejor equivocarse –enfatizó- por poner demasiado al principio que equivocarse por poner demasiado poco. Es mejor en la evaluación de las necesidades de capitalización de los bancos equivocarse en la banda alta y excederse en transparencia que quedarse corto y descubrirlo dolorosamente” (31/05/12). Al mismo tiempo, Draghi recalcó que el papel de la institución que encabeza no es “llenar el vacío que deja la inacción de los Gobiernos” (03/06/12), lo cual quiere decir que es Madrid quien debe solicitar el financiamiento si considera necesario intervenir.
Hollande y Monti hablan de los Project Bonds y del Banco Europeo de Inversiones como palancas para estimular el crecimiento. Alemania acepta estos planteamientos mientras se evite comprometer grandes sumas de recursos fiscales. Francia y España postulan flexibilizar las metas de déficit presupuestarios establecidos, para no acentuar los procesos recesivos, Berlín insiste, a lo menos formalmente, que se haga lo más cercano a lo establecido en el pacto fiscal. Las diferencia se transforman en más profundas cuando se analiza cómo enfrentar las limitaciones y fallas de la construcción institucional europea. “(…) en realidad –ha dicho Jean Pisany-Ferry, director del centro de análisis Bruegel- lo único que ha hecho el débil liderazgo político europeo es retocar el edificio: el euro seguirá en peligro mientras los fallos de su estructura no se subsanen”[2].
Los días inmediatamente anteriores a la Cumbre informal, la OCDE publicó un informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales, donde se pronunció a favor de un pacto de crecimiento para Europa, sumándose así a los pronunciamientos en esa dirección, criticó la excesiva consolidación presupuestaria defendida por Alemania, y se pronunció a favor de la emisión de eurobonos para “recapitalizar a los bancos y mejorar el acceso al crédito”. Pier Carlo Padoan, su economista jefe, afirmó que el agravamiento de la crisis en la eurozona “es la fuente más importantes de riesgo para la economía mundial”. Sosteniendo que para crecer se debe mejorar “la débil competitividad de los países con déficit”, animando al BCE a continuar la política de compra de deuda en los mercados. En general, se colocó en línea con los planteamientos de incorporar conceptos procrecimiento y frenar la rigurosidad de las políticas de austeridad.
El informe de la OCDE fue relativamente optimista sobre la evolución de la economía estadounidense, que siempre va a ser clave en estimar el curso global. Sin embargo, la Oficina Presupuestaria del Congreso norteamericano habló de la posibilidad de un curso absolutamente diferente de no alcanzarse un acuerdo que evite la vigencia del alza automática de impuestos y recortes en el gasto público a comienzos de 2013 establecido a mediados de 2011 cuando se acordó aumentar el techo de la deuda pública precisamente de no producirse un compromiso entre republicanos y demócratas, que se ve difícil en el complejo período previo a las elecciones presidenciales. Denominó la situación a producirse ante esta alternativa de “acantilado fiscal”. “Unos aumentos del gasto y alzas de impuestos inmediatos –expresó en su documento- representarían un freno adicional a la débil expansión económica”.
Los impactos negativos de la crisis externa, aunque en el país demoraron en manifestarse con la fuerza que se preveía, resultan en definitiva imposible de evitar, dada la total apertura de la economía a fenómenos mundiales. “Es poco razonable, poco prudente y poco responsable –se vio en la obligación de advertir el presidente del Banco Central, Rodrigo Vergara- pensar que el deterioro del sector externo no nos va a afectar. Ya nos está afectando –añadió- de hecho por el lado del precio del cobre (…). En Chile se observa –insistió- desaceleración de algunos indicadores (…)” (24/05/12).
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, estimó a su turno que ello comenzó a manifestarse con más fuerza en el trimestre en curso. “Empezamos muy bien (el año) –declaró-, pero a partir de esos tres primeros meses esperamos una desaceleración, dado que somos una economía muy abierta al exterior (…)” (24/05/12). Y que se proyecta seguir haciéndolo en la propuesta denominada de reforma tributaria. Por su parte, el presidente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos, Ernesto Escobar, señaló que “las primeras señales que se han detectado es una disminución en el ritmo de crecimiento de las exportaciones. (…) estamos observando -cuantificó- una baja del 15%” (24/05/12). Criticando el anuncio unilateral de reducción en los aranceles a las importaciones, que afecta directamente al sector. Mientras que el presidente de la Corporación de la Madera, Fernando Raga, anunció la reducción de las exportaciones madereras en el año debido a la crisis de Europa, la que alcanzará según sus proyecciones a US$5.500 millones cuando en 2011 fueron de US$5.906 millones
Los datos de desaceleración desde abril son elocuentes. El servicio de Aduanas informó que ya en ese mes las exportaciones efectuadas a los quince principales países de la Unión Europea se redujeron, en comparación con el mismo mes del año anterior, en 28,8%, su mayor descenso desde noviembre del recesivo año 2009. Las ventas a España se contrajeron con relación a abril de 2011 en 61,8% y las realizadas a Italia en 44,4%. Son expresiones claras que se produjo un viraje en los niveles de actividad económica.
Los efectos también se producen en la colocación de los fondos de pensiones en el exterior. Desde diciembre los recursos invertidos en los países desarrollados de Europa se redujeron desde un 6,5% del total a 5,7%. En 2007, antes del inicio de la crisis era de 15,1%. La disminución se produce tanto por decisiones de las administradoras como por las pérdidas experimentadas en los activos financieros, debido a la caída de sus cotizaciones.
La reunión del comité interministerial anticrisis, efectuada el último día de mayo, concluyó –según dio a conocer Felipe Larraín- “que no es el momento de implementar el plan de contingencia (que se tiene hace meses preparado) en su totalidad o en forma parcial” (01/06/12). Frente a temas tan importantes como el de enfrentar impactos internos sobre la economía chilena la experiencia internacional demuestra que es más conveniente reaccionar rápidamente que con retraso. Ya se demostró durante la recesión 2008-2009, donde se actuó medio año después que los impactos negativos eran más que evidentes.
Por Hugo fazio
El Ciudadano