Acaba de aparecer un ridículo panfleto del partido fascista UDI, en el cual se lee, nada menos, que “la reforma tributaria servirá para darle más plata a los comunistas”. A lo único que le temen los derechistas es que les toquen el bolsillo, pues la verdad es que los rogelios están integrados, cada vez más, al sistema imperante.
Los empresarios, mucho más hábiles e inteligentes que la derecha política, captan en todo su valor que por medio de la reforma tributaria propuesta seguirán pagando los pobres, a través del IVA, y será cada día mayor su recaudación por efectos de la inflación y, en la estructura tributaria este impuesto seguirá siendo el 45% de todo lo que se recaude y otro tanto para los empleados que pagan impuesto a la renta y que no pueden evadirlo o reducirlo, como sí lo hacen muchos profesionales independientes.
En Chile no tributan las empresas y aunque lo diga una y mil veces, no logro que todos lo entiendan, pues sólo tributan las personas naturales, dueñas de las empresas, en consecuencia, aun cuando hayan subido los impuestos a la primera categoría, de un 20% a un 25% o a un 35%, da lo mismo, ya que los empresarios no pagan impuestos en Chile – los evaden a través del famoso FUT, (Fondo de Utilidades Tributarias). De tanto hablar de este monstruo, hasta los más legos llegan a entender que es una forma de evasión, por medio de la cual el empresario no tributa sobre aquellas utilidades obtenidas que no retira de la empresa y que, supuestamente, las ahorra o las reinvierte. Como este es un país donde abundan los tramposos, este dinero hace continuos viajes a paraísos fiscales y, de vuelta, reaparecen en Chile.
Se calcula que ese “chanchito” del FUT tiene, aproximadamente, US50.000 millones, lo cual equivale a varias veces el PIB chileno. Si se eliminara el FUT de un sopetón, tendríamos hospitales en todo Chile, de igual categoría que las clínicas privadas y, por cierto, educación pública gratuita y universal de primera calidad, mil veces mejor que los establecimientos educativos privados. A esta Jauja se agregaría el financiar la reconstrucción de las viviendas destruidas por el reciente terremoto, en menos de un mes.
Al parecer, este ahorro de US50.000 millones no existe, pues gran parte de esta suma reposa en la Islas Vírgenes o en otro paraíso fiscal, o simplemente, ya se lo comieron. La nueva reforma tributaria promete terminar con el FUT en forma gradual, durante seis años, dos más que el mandato de cuatro años de Michelle Bachelet.
Por mi parte, no quiero regalar ningún argumento político a la derecha, por consiguiente, soy y seré siempre un ferviente partidario de la reforma tributaria y, claro, eliminar el FUT, aun cuando no se dé con la celeridad que se requiere, es una buena medida.
El tema de fondo se ubica en la estructura tributaria, en que Chile ostenta el récord de la mayor regresividad entre los países de la OCDE: mientras Portugal, por ejemplo, tiene el mismo coeficiente Gini – mide la desigualdad – igual que Chile antes de recaudar los impuestos, después de la operación correspondiente Portugal baja dos puntos y Chile se mantiene igual – me asalta la duda de si la actual reforma tributaria cambiará esta situación -.
Si los fascistas se enfurecen, es signo de un buen comienzo, aunque el proyecto de ley de reforma tributaria sea muy tibio y, por esta razón, tenga muy contentos a empresarios y banqueros.
Rafael Luis Gumucio Rivas
El Ciudadano