Quizás para algunos podría no valer la pena dar la pelea por $3.000 contra un gigante bancario, perteneciente al Grupo Luksic, como el Banco de Chile. Sin embargo, el ingeniero en telecomunicaciones Alberto Salazar Wildmer no ha pensado lo mismo durante casi 40 años.
El 5 de mayo de 1978 realizó un depósito a plazo indefinido renovable en pesos en una sucursal del Banco de Chile en Santiago por un monto inicial de $3.000. No obstante, cuando años después quiso obtener el dinero, el Banco de Chile simplemente le respondió que conforme a sus registros «no existe antecedente alguno acerca de la existencia del mismo, no constando ni física ni tecnológicamente su existencia».
Alberto Salazar decidió en julio de 2014 reclamar a través de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, instancia que le reconoció como propio y original el documento en su poder, instándolo a acercarse al Banco de Chile para presentarlo para una nueva revisión e investigación. Decidió no hacerlo por desconfiar de los propósitos del banco.
Acudió entonces a la Justicia, solicitando al 27 Juzgado Civil de Santiago que declarara extraviado el documento, instruyera su pago y ordenara la emisión de un duplicado del depósito a plazo indefinido original, con el objetivo de ejercer los derechos que le corresponden en virtud de la operación realizada en 1978.
Salazar argumentó que el depósito no ha sido jamás cobrado, por lo que infiere que este permanece aún en las arcas del Banco de Chile, generando intereses por más de 28 años. Por ejemplo, al 14 de mayo de 1982 la cifra ya ascendía a $10.623.
Finalmente, el Vigésimo Séptimo Juzgado Civil de Santiago acogió su demanda y declaró finalmente extraviado el mencionado documento por $3.000. Además, ordenó entregarle un nuevo Depósito a Plazo Indefinido Renovable en pesos a su nombre por la suma inicial de $3.000.