Pila, inquieta, «busquilla», hiperactiva, son algunos de los calificativos que ha recibido Paola Pezzini, una fémina de cuatro décadas bien llevadas. Descendiente de italianos, esta “rucia pelusona” –como se diría en buen chileno- nos cuenta que su motivación es ser un ejemplo para que otras mujeres se atrevan a emprender. “Me gustaría que mi experiencia fuera un incentivo para todas las lectoras, porque cuando uno tiene perseverancia, paciencia y trabajo, las cosas tienen que resultar; no hay otro camino”, afirma mientras clava fijamente sus ojos azules en el interlocutor.
Su padre –Luis “Minillo” Pezzini– tiene desde hace 18 años una pequeña fábrica de hielos (marca “Pic-Nic”) en la comuna de Ñuñoa; y ella, para mantenerse activa y cumplir con las múltiples tareas que implicaba ayudarle en el negocio, acostumbraba tomar bebidas energéticas. Un día, se le ocurrió que ese líquido podría funcionar como hielos, y comenzó a idear la máquina que le permitiera mantener una mezcla homogénea. Se hizo asesorar por ingenieros e inventó una mezcladora que tiene varios censores eléctricos. “Antes la mezcla se solidificaba al fondo y cuando terminabas tu trago, se veían los restos. Hoy, con la máquina que inventé eso no pasa”, dice Paola.
La fábrica está ubicada en un pequeño local, en donde están la mezcladora, las máquinas que hacen los cubitos, heladeras y cámaras de frío. En este lugar trabaja desde agosto de 2011 junto a Nicol Príncipe, un joven de 22 años, oriundo de El Callao, Lima, Perú, y a quien trata como si fuera su hijo. Acaban de instalar la electricidad trifásica y adquirió un camioncito frigorífico para distribuir los pedidos.
CORONACIÓN
Paola Pezzini nació a fines de los sesentas en Las Condes, en aquella época en que esa comuna de Santiago oriente era bastante más heterogénea que hoy, antes de las “erradicaciones” que comenzaron después del golpe de Estado de 1973, y de las emigraciones producto de la crisis económica de 1982.
Estudió en un colegio católico, de la orden mercedaria, en donde se le recuerda por lo simpática y bonita; en ese establecimiento resultó elegida «reina», y sus atributos también le sirvieron para recibir la corona de los bomberos de Graneros, recuerda con humor.
Hoy también ha sido designada como la «reina del barrio», por el dueño y administrador del restorán «El Viagra«, ubicado en la esquina de Leonardo Da Vinci y Tobías Barros, a pocos metros de la fábrica de hielo, en el límite entre la comuna de La Reina y Peñalolén. Un barrio con talleres y comercio, reparadoras de muebles y pescadería, a escasas cuadras de Av. Tobalaba con Av. Arrieta, famoso sector por la gran feria libre y de las pulgas que se coloca ahí todos los domingos.
“APERRADA”
Una vez terminado el colegio, emigró a los Estados Unidos, en donde trabajó en varios oficios, como mesera en un restaurante, empleada doméstica y niñera, hasta que hizo carrera como digitalizadora. Allá tuvo a sus dos hijos –Matías y Natalia– con su primer marido.
Se vino de regreso con sus vástagos y, junto con trabajar, se dedicó a estudiar Comunicación empresarial en el Inacap. En esa época hacía emparedados con pan amasado para venderlos en el instituto y así financiarse. Además, estudió alemán e italiano.
Estuvo emparejada dos veces más, pero la tercera fue la vencida y se casó hace un par de años con Raimundo -también separado y con hijos-, quien es un pequeño empresario del rubro audiovisual, eventos, banquetería, y propiedades. Ambos viven en una casa decorada con pinturas de Paola, donde además tienen máquinas para lavar manteles y otras telas que usan para el negocio de su marido.
MULTIFACÉTICA
Hace cinco años participa en una agrupación denominada “Hormiguitas”, que funciona en la parroquia Nuestra Señora del Rosario, y que se dedica a recolectar ropa usada, que luego venden para juntar dinero que tiene por objetivo ayudar a la restauración de las iglesias destruidas por el terremoto.
También integra un grupo de siete mujeres, en donde cada una de ellas tiene un don especial de sanación, y se ocupan -sin fines de lucro- en ayudar a otras mujeres con problemas a través de terapias alternativas. Ella estudió masaje shiatsu y acupuntura.
En forma autodidacta ha elaborado esculturas, cremas de hierbas (creó una marca llamada “Napa”, por Natali y Paola), vestidos, y ha confeccionado carteras artesanales de cuero.
Cuenta que ha escrito un par de libros; uno de 100 hojas titulado “Panamá” (acrónimo de Paola, Natali, Matías), con cuentos, adivinanzas, canciones, trabalenguas, poesías, fotos, que fue acumulando mientras crecían sus hijos. El otro, “A la antigua es mejor”, es una colección de recetas caseras de las abuelas, tanto para comidas como para curaciones.
Estudió para ser estilista, y decoración a través del Feng Chui. Aprendió a pintar con óleo en un taller y desde entonces ha realizado varias obras; incluso montó una exposición de sus cuadros y ha vendido varios.
En su casa ha instalado un huerto, el cual la abastece de tomates, ajos, cebolla, betarraga, perejil, frutillas, lechugas, albahacas, acelgas, espinacas, tilo, ají, aloe vera, yerba buena, y pepinos. Lo mantiene protegido con rejas, para que su inquieto perro “Huaso” no lo estropee.
En el futuro planea estudiar mecánica automotriz o refrigeración.
Siempre risueña, sin embargo no deja de sentir pena por tener a sus hijos tan lejos (regresaron a Estados Unidos); por eso una de sus motivaciones para que el negocio resulte, es juntar el dinero suficiente para ir a verlos más seguido.
PROYECTO CORFO
Hace dos años presentó su idea de negocio a Corfo Innova y finalmente lo aprobaron en la filial Atacama y recibió un capital para iniciar el proceso. “Fueron dos años de mucho trabajo, muchas veces sin incentivos para seguir con mi idea; pero a pesar de todos los momentos difíciles, de trámites, papeleo, documentos, logré sacar adelante mi proyecto”, recuerda.
Si bien está agradecida del apoyo recibido por la Corfo, piensa que con respecto a la promoción de la Mipes (Mini y pequeñas empresas), el Estado chileno es “mucho ruido y pocas nueces”, en el sentido de que la institucionalidad está hecha para favorecer a las medianas y grandes empresas.
“En septiembre de 2011 –continúa su relato- finalmente pude sacar mi producto al mercado, sin saber que también sería otro desafío; estuve un mes golpeando cuanto restaurante, pub, discoteca, bar, etc., existía en Santiago sin mucho resultado, por lo que decidí empezar por las botillerías del sector oriente; ahí por fin vi que mi producto tenía una muy buena aceptación por los jóvenes, sin ninguna propaganda, solo con la ayuda de mis clientes, y estoy muy agradecida de eso”.
GET UP
La mezcla energética de los hielos contiene: Agua purificada, taurina, bajo porcentaje de sodio, esencias sintéticas, ácido cítrico, cafeína, múltiples vitaminas, color rosado natural y azul artificial. “Elaboramos una fórmula muy parecida a las de las bebidas energéticas, con elementos como taurina y cafeína, que tuviera un efecto estimulante. Demoramos mucho en dar con la mezcla exacta, que por supuesto es secreto industrial. Incluso, logramos mejorar ciertas características, como el que la descarga energizante del hielo sea gradual y no de golpe como las bebidas”, señala orgullosa. Y agrega: “Hoy mi producto está patentado y ahora tengo código de barra para ofrecerlo en los supermercados”.
Los hielos no tienen sabor para no desvirtuar el gusto original de la bebida con que se use. Se demora más que lo normal en derretirse y su creadora aclara que la dosis de energética es baja. “Los hielos tienen 35 gramos; siete hacen una lata de bebida energizante”, explica.
Pero esta emprendedora aún no está satisfecha del todo; le preocupa que algunos de los componentes de la mezcla sean químicos artificiales, por lo que está investigando para encontrar ingredientes naturales de reemplazo. Y, además, subraya que ya tiene en mente nuevos e innovadores productos.
Hoy es posible encontrar los hielos Get Up en botillerías y locales de Ñuñoa, Las Condes, Vitacura, Huechuraba, Algarrobo, El Canelo, El Quisco, Las Cruces y San Antonio.
CONTACTO
Los hielos se venden bolsas de 15 cubos grandes, lo que equivale a dos latas de bebidas energéticas. El precio al público de cada bolsa es de $1.200.
Celular: 9-76996705/ 7-5699512/ Teléfono: (2) 716 02 26
Correo electrónico: [email protected]
Dirección: Tobías Barros 848, La Reina, Región Metropolitana
Página Web: getupice.cl
Facebook: Get Up.Energy ice
La sección “El Ciudadano Emprende” tiene por objetivo difundir iniciativas productivas (de bienes o servicios). Por una parte, resaltar la labor de las Mipes (mini y pequeñas empresas), trabajadores por cuenta propia, independientes y artesanos, que aportan el grueso del empleo en nuestro país y Latinoamérica. Y, también, difundir las experiencias de medianas y grandes empresas que demuestren un comportamiento consciente, sustentable, justo y respetuoso con las personas y la naturaleza. Si usted considera que cumple con estas características, envíenos sus datos a [email protected]
Por Cristian Sotomayor Demuth
El Ciudadano