En esta crisis, los mercados emergentes tienen muchas características de las crisis anteriores, aclara el portal.
La tercera ola deflacionaria, igual que las anteriores, comenzó en el mercado de divisas y es probable que se propague a otros mercados -materias primas, deudas y activos-, además de a la economía real. Al mismo tiempo, dentro de unos meses el mercado de valores de los países en desarrollo podría tocar su fondo y, a juzgar de la experiencia de años pasados, tardaría muchos años en recuperarse.
De este modo, la crisis actual en los mercados emergentes disminuiría tanto los precios como los volúmenes de producción. En general, esta tendencia no sería muy positiva para los países desarrollados, vaticina Vesti Finance.
En las últimas semanas ya han bajado los precios de la gasolina, pero esta circunstancia no ha afectado tanto a los precios de los bienes producidos en Asia. Por su parte, una política monetaria más estricta de Estados Unidos y un dólar fuerte podrían incrementar estas olas deflacionarias, con lo cual el PIB mundial se mantendría por debajo de su producción potencial, subraya el portal.
La primera ola deflacionaria estuvo asociada a la crisis financiera e inmobiliaria de EE.UU. en los años 2008 y 2009, mientras que la segunda se produjo en 2011-2012 y la protagonizó la crisis en la zona euro, recuerda Vesti Finance.
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