La UE, el BCE y el FMI salen en defensa del euro

El rescate de la economía griega efectuado por la Unión Europea y el FMI, que condujo al gobierno de Papandreu a intensificar su política de ajuste, no calmó a los mercados

La UE, el BCE y el FMI salen en defensa del euro

Autor: Director

El rescate de la economía griega efectuado por la Unión Europea y el FMI, que condujo al gobierno de Papandreu a intensificar su política de ajuste, no calmó a los mercados. Al contrario, la especulación recrudeció, las bolsas bursátiles cayeron, las tasas de interés de los bonos soberanos de los países de la eurozona en dificultades aumentaron, la divisa comunitaria siguió desplomándose.  Ello obligó a adoptar el fin de semana pasado un rescate de emergencia de mayor envergadura con la  participación ahora también del Banco Central Europeo y la Reserva Federal.  La problemática central pasó a ser otra: el futuro de la Unión Europea y la subsistencia del euro.  Se puso en marcha el mayor rescate de la historia con medidas que se pueden cuantificar en US$1 billón. Ello no significa que la crisis quede superada, desde luego los problemas estructurales de la eurozona subsisten, no son enfrentados y ello puede repercutir globalmente.  De allí la intervención directa de Barack Obama apoyando los planes de la UE y el FMI.  En la semana recién finalizada, a pesar de la magnitud del plan de rescate el euro se siguió debilitando, las bolsas cayeron y las primas de riesgo de Grecia y Portugal crecieron.  La posibilidad de que en la eurozona se produzca una doble recesión aumenta.

El acuerdo de rescatar a la economía griega – o más precisamente  a la banca transnacional adquirente de los bonos soberanos helénicos – concordado entre el Eurogrupo, el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de Yorgos Papandreu no detuvo los ataques especulativos en contra de otros países de la región y el euro obligando a los jefes de Estado de los países que poseen la divisa común y al Banco Central Europeo (BCE) a efectuar reuniones de emergencia al finalizar la primera semana después de anunciado el compromiso de proporcionar a la economía griega US$146.000 millones para cumplir con sus obligaciones en los mercados de capitales internacionales. Tanto la reacción externa – expresada en el derrumbe bursátil y el agudo debilitamiento del euro – como la oposición interna al fuerte ajuste que está realizando Grecia, con cargo fundamentalmente a sectores mayoritarios de la población, dejaron en evidencia que el fantasma de la cesación de pagos y tener que reestructurar la deuda seguía presente.

Las tensiones en la semana posterior al anuncio de rescate a Grecia alcanzaron incluso al funcionamiento de la banca comercial europea, produciéndose síntomas iniciales similares a los registrados durante la crisis del crédito de 2008. Bancos de la eurozona y el Reino Unido se pusieron más renuentes a prestarles a instituciones de países en dificultades, al tiempo que trataban de deshacerse de su deuda soberana. Los préstamos interbancarios también se vieron afectados, situación que no se registraba desde mediados de 2009.

Si Europa “no soluciona sus problemas institucionales – observó en esos días el Premio Nobel Joseph Stiglitz -, el futuro del euro puede ser muy breve. Entonces – añadió – quizás sea mejor admitir el fracaso y pasar a otra cosa en lugar de pagar un precio elevado en materia de desempleo y sufrimiento humano de un modelo económico fallido” (10/05/10). Desde fines de noviembre hasta la primera semana de mayo, la caída del euro frente al dólar superó el 15%. En la reunión del 7 de mayo en Bruselas de jefes de Estado y de Gobierno con el titular del BCE el presidente francés Nicolás Sarkozy, el del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero y Jean Claude Trichet calificaron de “riesgo sistémico” la situación. El problema ya no era sólo ni principalmente Grecia, afectaba crecientemente al conjunto de la eurozona y, en especial, a aquellos países donde se daba más nítidamente el efecto contagio.

Al igual que en lo más profundo de la crisis financiera, en el último trimestre de 2008 se buscó durante un fin de semana antes que volviesen a funcionar los mercados adoptar medidas dirigidas a intentar  detener los efectos bursátiles negativos, el incremento en las tasas de interés del endeudamiento soberano y la caída del euro. Los efectos contagio se expresaban nítidamente. “Con los mercados abriendo esta madrugada (del lunes 10 de mayo) – dijo el ministro de Finanzas de Suecia, Anders Borg -, no podemos permitirnos un fracaso. Vemos en los mercados – agregó – grupos comportándose como manadas de lobos. Si los dejamos actuar, atacarán a los miembros más débiles y los destrozarán” (10/05/10).

Se trató de una decisión tomada de urgencia, luego que durante meses la UE permaneció sin adoptar resoluciones mientras la crisis avanzaba, para defender a los acreedores y las actividades especulativas.  “El plan –constató The Economist- (…) nació de la desesperación.  Cuando los líderes de la zona euro se reunieron (…)  enfrentaron la desagradable realidad que el temor en los mercados de bonos de gobierno del Sur de  Europa se estaba propagando a su sistema bancario y empezando a infectar los mercados crediticios globales” (14/05/10).  Una cita convocada inicialmente para ratificar el rescate de Grecia adquirió una dimensión no prevista escasos días antes debido a la escalada del financiamiento de las deudas soberanas de Portugal y España, el derrumbe bursátil y el preocupante debilitamiento del euro.

“No era un espectáculo agradable (…) el de ver al grupo de dirigentes europeos encerrados un domingo por la tarde – comentó la primer secretaria del Partido Socialista francés, Martine Aubry – para cerrar un pacto antes que abriera la bolsa. Era un poco la caricatura del sistema financiero-liberal. Da la impresión – añadió – de que para salvar a los pueblos, como en el caso griego, nadie es capaz de ponerse de acuerdo. Pero cuando peligran las bolsas y mercados, sí” (14/05/10).

“Los orígenes del contagio – señaló Carmen Reinhart, profesora de la Universidad de Maryland – tienen mucho que ver con interconexión financiera, y sabemos que las interconexiones financieras son fuertes en Europa y otros lugares” (10/05/10), Y ello seguía presente aunque una economía, como la griega, fuese pequeña dentro de la eurozona y a nivel global. El efecto financiero de contagio se produce con mucha frecuencia al llegarse a la conclusión que se dan en otros lugares fenómenos parecidos a los existentes en el país en crisis. La banca griega intensifica los desequilibrios por la alta exposición que la banca europea tiene en ellos. Paralelamente, crecía el costo de los seguros contra el no pago de los bancos europeos, que alcanzó en esos días un nivel récord superando el índice anotado después de la quiebra de Lehman Brothers.

Era imprescindible actuar urgentemente.  El mecanismo resuelto por la reunión de ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) movilizó en total 750.000 millones de euros, con la participación de los países de la eurozona y del FMI, exigida esta última por Alemania para que los Estados receptores de la ayudas se vieran más presionados a cumplir con los ajustes que se les exigiría como condición para proporcionarlos. La cantidad supera con largueza cualquier plan de apoyo aprobado en el mundo con anterioridad. El aporte del Fondo es un monto indicativo a utilizarse si los países afectados solicitan un crédito formal, aclaró Dominique Strauss-Kahn. “Un país que pida un préstamo a los nuevos fondos de estabilización – subrayó The Economist – tendrá que estar de acuerdo en un programa de ajuste con el FMI, exactamente como Grecia ya lo hizo” (14/05/10).

El acuerdo establece, de una parte, proporcionar ayudas hasta 60.000 millones de euros a los países en dificultades. Estos recursos se obtendrían en los mercados de capitales usando como garantía los respectivos presupuestos nacionales. No puede olvidarse que la característica común de los países de la eurozona es tener elevados déficit fiscales.   Y se otorgarán, de otra parte, fondos por el resto, obtenidos también a través de endeudamiento en los mercados, no fáciles de concretar, “tanto por las dificultades políticas de un acuerdo intergubernamental –señaló Nuria Molina, directora de Eurodad- como por las dudas de los inversores, en unos mercados saturados de deuda” (15/05/10).  De esta manera, se aseguraría – manifestó la vicepresidenta segunda del Gobierno español, Elena Salgado – “la estabilidad financiera de Europa y en particular del euro” (10/05/10).

A su vez, el BCE se sumó al paquete anunciado procediendo a adquirir bonos soberanos de los gobiernos de la eurozona más débiles, para “afrontar (…) mercados de valores (…) que están fallando”. Las adquisiciones comenzaron inmediatamente de bonos griegos, irlandeses, españoles, portugueses e italianos.  Desde luego, las tasas de interés de sus bonos descendieron y aumentó la colocación de nuevas emisiones.

El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, informó que la decisión de la institución no fue acordada en forma unánime.  “La compra de bonos del gobierno –declaró el presidente del Bundesbank (Banco Central alemán) Axel Weber- representa significativos riesgos a la estabilidad y por eso soy crítico hacia esa parte de la decisión” (11/05/10).  Weber representa el ala más conservadora al interior del Eurobanco.  La decisión fue adoptada luego de una intensa presión política que se reflejó también al interior del BCE.  Sarkozy fue uno de los jefes de Estado que más insistió por la elevada exposición de los grandes bancos franceses a las deudas soberanas de países de la eurozona.

En menos de un trimestre, tres afirmaciones efectuadas tajantemente por el presidente del BCE fueron abandonadas.  En febrero había señalado que no existiría “ningún trato especial”, se exigiría una calificación mínima para recibir deudas soberanas como garantía.  Sin embargo, se le concedió a “bonos basuras”, lo cual desde luego beneficia a los bancos europeos comprometidos.  En marzo enfatizó como “muy, muy negativo” que el FMI participase en el rescate de Grecia, en circunstancias que ya lo hace en una operación de mucho más envergadura.  Finalmente el BCE empezó a adquirir deudas soberanas en los mercados, avanzando en una política de “relajamiento cuantitativo” tal como lo hiciesen la Fed, el banco de Inglaterra y el Banco Central Nipón.

Así, el BCE comenzó a actuar como financista de última instancia, ya no sólo de bancos comerciales, sino de gobiernos.  Al mismo tiempo, ello demuestra la debilidad del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, que está sobrepasado en la práctica.  “Préstamos y garantías –editorializó Financial Times-  eliminarán los riesgos inmediatos de financiamiento soberano, pero tal vez no por mucho: las necesidades totales de endeudamiento bruto de los países de la eurozona exceden el US$1 billón sólo este año.  Y liquidez no es lo mismo que solvencia:  comprar tiempo a estados vulnerables para que controlen sus finanzas no reduce por sí mismo los déficit o estabiliza las deudas”.

Al mismo tiempo, la Reserva Federal norteamericana reabrió sus líneas en dólares a los principales bancos centrales del mundo para que puedan hacer frente a sus necesidades en la divisa estadounidense.  El BCE reactivó inmediatamente la línea de liquidez en dólares a los bancos comerciales.

El Reino Unido y Suecia se restaron explícitamente a contribuir al financiamiento. “Lo que no hacemos y no podemos hacer – dijo el ex ministro de Finanzas británico, Alistair Darling – es dar asistencia al euro. La responsabilidad de asistir al euro – enfatizó – debe corresponder a los miembros del Eurogrupo”. “Son los países del Eurogrupo – expresó en la misma dirección el representante sueco Anders Borg – los que han creado el problema y está claro que nuestros contribuyentes no están dispuestos a financiar a los griegos (…)” (10/05/10).  Estas diferencias son expresión de visiones estratégicas distintas sobre el futuro de la Unión Europea.

El nuevo gobierno británico, encabezado por el líder conservador David Cameron, en primera conferencia de prensa, destacó también  como “el problema más urgente” la reducción del déficit público que está en US$250.000 millones, equivalente a un 12% del PIB, porcentaje inferior sólo en algo menos de un punto porcentual al de Grecia.

En cambio, la Casa Blanca presionó abiertamente, a través de conversaciones telefónicas entre Barack Obama y Angela Merkel, para que el eurogrupo actuase.  Luego siguieron otras con Sarkozy, Gordon Brown y Rodríguez Zapatero. En esta actitud estuvo presente que el agravamiento de la crisis europea necesariamente repercute negativamente en la norteamericana.  La crisis iniciada en EE.UU. golpeó fuertemente a Europa  temiéndose ahora que volviese a repercutir en su país de origen.  Las probabilidades de contagio en Estados Unidos, no son pequeñas, al tener un déficit fiscal cercano al 10% de su producto, no muy lejano de aquellos de los países de la eurozona más afectados.

Esa preocupación ha sido expresamente subrayada al interior de la Reserva Federal “La crisis en Grecia se ha intensificado y propagado –manifestó el presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard-, llevando a una volatilidad en los mercados mundiales”.  A su vez, el presidente de la Fed de Atlanta, Dennis Lockharte, expresó que “la crisis puede repetirse” y los acontecimientos europeos  “pueden ser un (…) llamado de atención para ese efecto. (13/05/10).  Además la debilidad del euro hace aún más difícil aún ese proceso, porque debilita la competitividad de los bienes y servicios estadounidenses.

La reunión del Ecofin saludó los compromisos adoptados por España y Portugal – los dos países más comprometidos por ataques especulativos – de intensificar sus políticas de ajuste. En verdad, fueron presionados a hacerlo sumándose a las drásticas políticas en ese sentido ya decididas por Grecia e Irlanda.  Inmediatamente después del anuncio de la reunión de Ecofin, el gobierno español dio a conocer un recorte adicional de su déficit fiscal llevándolo a un 9,3% del PIB y aumentando la reducción prevista en 2011 para cerrar el año en un 6% del PIB.  En el cumplimiento de esta decisión se disminuirá en un 5% las remuneraciones del sector público, congelándolas en 2011, se suspenderá la revalorarización de las pensiones y se suprimirá el cheque de 2.500 euros que se entrega por cada nacimiento.

Constituye la primera disminución de remuneraciones a los trabajadores públicos en democracia.  En 1997, durante las administraciones de derecha se habían congelado, oponiéndose Rodríguez Zapatero decididamente a esta reducción.  La decisión supera el mismo paso dado en otros países europeos, con la sola excepción de Irlanda, cuyos funcionarios públicos verán reducciones de 15% en dos años y Grecia (-16%).

Contradictoriamente, Rodríguez Zapatero manifestó: “No podemos poner en peligro por buscar la reducción del déficit, el crecimiento”.  Hay que buscar un equilibrio –añadió- entre apoyo y reducción del déficit” (12/05/10).  Cuando se reduce el gasto público se aplica una medida contractiva que atenta contra el crecimiento y  provoca la caída de la actividad económica, reduciendo al mismo tiempo los ingresos fiscales.  El anuncio se efectuó cuando su gobierno venía anunciando que lo peor de la crisis ya había pasado.

El informe del FMI “Perspectivas sobre Europa” constató esta contradicción.  “Dado el riesgo de una recaída en la recesión y la magnitud de la contracción fiscal necesaria –señala el documento-, no es factible ni deseable tratar de estabilizar la deuda pública en el corto plazo”.  Pero, al mismo tiempo, su vicepresidente John Lipsky recalcó que tras el gigantesco plan de rescate aquellos países europeos con elevadas deudas en relación a su producto deben recortar sus déficits.

Pocas horas antes de la intervención de Rodríguez  Zapatero ante el Congreso anunciando las impopulares medidas de ajuste tuvo una conversación telefónica con Barack Obama en que “discutieron –según la información de prensa de la Casa Blanca- de la importancia de que España adopte acciones resolutivas como parte de los esfuerzos europeos para reforzar sus economías y la confianza de los mercados.  El presidente –explicitó la nota- expresó el apoyo de EE.UU. a esos esfuerzos “(12/05/10).  La intervención de Obama pasó a ser directa.

Portugal por su parte disminuirá el déficit fiscal en un punto y medio porcentual del PIB.  Su ministro de Finanzas, Fernando Teixera dos Santos, declaró que su gobierno podría recurrir a nuevas alzas de impuestos, decisión que también se materializó rápidamente por el Gobierno encabezado por los socialistas en acuerdo con el principal partido opositor de derecha. Se decidió aumentar el IVA en un punto porcentual, incrementar los impuestos a los trabajadores y el gravamen a las grandes empresas y a la banca. Al mismo tiempo, se acordó reducir el gasto público. Se intensifican así medidas de ajuste en economías fuertemente golpeadas por la crisis.  Esas decisiones básicamente afectan a amplias capas de la población.

Las medidas contractivas no se reducen a Grecia, Portugal y España.  En Italia, la tercera economía de la eurozona por su producto y miembro del G-7, su ministro de Bienestar, Mauricio Sacconi, adelantó que el Gobierno “contendrá el perímetro del sector público”.  La tragedia griega, señalaron miembros del equipo ministerial de Silvio Berlusconi, exige a los países de la eurozona  “sacrificios, lagrimas y sangre”.  “Las medidas no son muy distinta –destacó el ministro de Economía, Giulio Tremonti- de la tomadas en París, Londres, Berlín, Madrid y Lisboa” (17/05/10).  Francia ya había anunciado que congelará el gasto público durante tres años, mientras avanza en un proyecto que establece aumentar los años de imposiciones para acceder a las jubilaciones.  Alemania presiona, al igual como lo hizo Berlín, para que todos los países de la eurozona reduzcan por ley su déficit fiscal.  Políticas contractivas tan generalizadas necesariamente deben tener efectos globales.

El mecanismo establecido está pensado particularmente para apoyar, de ser preciso, además de Portugal y España, a Italia y Irlanda, que experimentaron en la semana de la reunión del Ecofin aumentos importantes en los costos para colocar sus deudas soberanas en los mercados, avanzando en la escalada ya sufrida por Grecia.

El intento va dirigido a restaurar la confianza en el euro y detener su caída.  El propósito, explicitó la ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, es crear “un mecanismo que nos permita asegurar la estabilidad en la zona y, más allá de eso, la estabilidad en los mercados financieros” (10/05/10).

En cambio, los problemas estructurales de la eurozona no se enfrentan.  El plan permitirá a los países afectados y al conjunto de la región ganar tiempo.  Marek Belka, máximo funcionario del FMI en Europa, considera que el plan constituye una “morfina” para los mercados.  En el corto plazo concede recursos o garantía para los países que la precisen.  “Da –explicitó- un pequeño respiro a los europeos, tiene potencial para calmar a los mercados”.  No constituye sin embargo, una solución a largo plazo.  “El tratamiento real –enfatizó- aún tiene que llegar”.

La intensificación de políticas contractivas en países de la eurozona, exigidas por la Unión Europea, el FMI y el BCE, apoyadas activamente por Barack Obama, se producen cuando recién en enero-marzo, de acuerdo a cifras preliminares, la Unión Europea retomó cifras de crecimiento positivas con relación al trimestre anterior, después que en octubre-diciembre había experimentado, haciendo igual comparación, un crecimiento cero.  Ello permitió a la UE, por primera vez desde que entró en recesión, anotar cifras interanuales positivas.

El crecimiento promedio trimestral en doce meses del PIB a enero-marzo alcanzó en la eurozona a sólo 1,25%, en la UE a 0,75%, en el Reino Unido a -0.1%, en España de -0,32%, en Portugal de – 0,42, en Italia de +0.125% y en Grecia de -0,60.

Unión Europea, eurozona y países en dificultades PIB trimestral(Fuente: Eurostat. % de variación trimestral)
abril-junio 09 julio-sept. 09 oct.-dic. 09 enero-marzo 10 Promedio
Unión Europea -0,3 0,3 0,1 0,2 0,75
Eurozona -0,1 0,4 0,0 0,2 1,25
Grecia -0,3 -0,5 -0,8 -0,8 -0,60
España -1,0 -0,3 -0,1 0,1 -0,32
Italia -0,3 0,4 -0,1 0,5 0,12
Portugal 0,5 0,5 -0,3 1,0 -0,42
Reino Unido -0,7 -0,3 0,4 0,2 -0,10

Mientras tanto, el viernes 14 el euro anotaba su nivel más bajo frente al dólar en dieciocho meses, al caer a US$1,23 como consecuencia de las fuertes dudas existentes en el mercado sobre el cumplimiento de los planes de ajuste en los lapsos anunciados, por los procesos de contracción económica en curso y debido al incremento del malestar social por el deterioro experimentado en las condiciones de vida en importantes segmentos de la población.

Las políticas de ajuste son contractivas.  El BCE es sometido a una fuerte presión para no mantener su política de relajamiento cuantitativo.  La preocupación sobre el futuro de los niveles de actividad económica crece.  “Una doble recesión –estima el académico de la Universidad de California Barry Eichengreen- es el escenario más probable.  Hace dos meses –recordó- la gente decía que la probabilidad era cero.  Ahora pienso que es mayor a 50%, pues habrá una reducción masiva de gasto público y el BCE no podrá mantener mucho el relajamiento:  ni la política fiscal ni la monetaria será expansiva” (15/05/10).

Por Hugo Fazio

El Ciudadano


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano