El Mercurio del 21 de marzo hace un largo análisis acerca de la inconveniencia de jubilar con renta vitalicia en la actualidad, debido a la baja de los fondos de pensiones debido a la crisis, la que estima en 20% para el promedio de los fondos. Según su opinión, sin embargo, «el consenso es que estas inversiones se recuperarán.» Sugiere como solución en el corto plazo el retiro programado, pudiendo optar por las rentas vitalicias al cabo de unos años.
El reportaje de El Mercurio tiene varias falencias. En primer lugar, como puede comprobar cualquier afiliado mirando su cartola o revisando el contador diario de pérdidas que publica www.cendachile.cl, que se reproduce a continuación, las pérdidas promedio de los fondos desde el inicio de la crisis están más cerca del 30% que del 20%, mientras las del B superan el tercio y las del A se acercan a la mitad.
Cuando reviente la burbuja reciente de la bolsa de valores chilena, provocada en parte por las AFP, dichas pérdidas aumentarán fuertemente. Asimismo, cuando se sincere el valor de instrumentos en los que las AFP han invertido parte significativa de los fondos, como el fondo de inversiones Dimensional Fund Advisers, por ejemplo, los que aparecen a valor nominal y cuyo valor real es muy dudoso (ver CENDA «Inversiones de las AFP en el exterior«).
En segundo lugar, la recuperación que espera el «consenso» de El Mercurio lo más probable es que demore diez o veinte años, según las proyecciones más serias acerca de la evolución de la crisis (ver nota «Un siglo de capitalismo«).
Al mismo tiempo, la crisis ha puesto de manifiesto que la rentabilidad de largo plazo de los mercados financieros es de 1% anual en promedio, terminando con la utopía del interés compuesto, o la posibilidad que el dinero haga dinero por si solo, en que se basaba el sistema de AFP (ver nota «La utopía desarmada«).
En tercer lugar, El Mercurio no menciona el motivo fundamental por el cual la renta vitalicia hoy día es inviable: la industria de seguros que ofrece dicha alternativa está en la insolvencia en el mundo entero. Es decir, no es que haya «perdido atractivo,» como titula la nota de El Mercurio, simplemente no existe más, está quebrada.
Es increíble que la autoridad no haya puesto freno a la posibilidad que los afiliados continúen traspasando la totalidad de sus fondos de pensiones a una industria insolvente. Puesto que el 90% de las pensiones del sistema AFP son rentas vitalicias, ello implica que Chile está en la actualidad sin sistema de pensiones (ver nota «No pueden seguir haciéndose los lesos«).
Sin embargo, la nota de El Mercurio entrega antecedentes muy interesantes respecto de los montos de las pensiones AFP. Por ejemplo, hace el siguiente cálculo: «Para una persona de 65 años -con una cónyuge de 63 y un ahorro previsional de 5.700 UF (casi $120 millones)-, el retiro programado le da UF 31,05 mensuales ($651.727); mientras que la renta vitalicia ofrece UF 30,75 ($645.430).»
Cabe agregar que ese ahorro de 120 millones de pesos corresponde a un hombre que ha cotizado durante toda su vida sin perder un solo mes y siempre por el tope de 60 UF. Esa misma persona, de haber permanecido en el INP, obtendría sin duda la pensión tope – vitalicia, desde luego -, que actualmente está fijada en $979.946 mensuales. En otras palabras, El Mercurio reconoce que incluso para cotizantes ejemplares, el sistema privado ofrece pensiones que son inferiores a las del INP exactamente en un tercio. Es decir, el daño previsional de un cotizante hombre ejemplar es de un 33%.
Podemos agregar que el mismo cálculo para una mujer de 60 años que también haya cotizado siempre por el tope y sin lagunas, es de $423.000. CENDA tiene registrados muchos casos reales que así lo demuestran. En otras palabras, el daño previsional es en el caso de las mujeres más del 50% comparados con las pensiones INP.
Adicionalmente, hay que considerar que menos del 1% de los afiliados cotizan por el tope y sin lagunas. ¡Que queda para el resto!
Por este motivo, el permitir el retorno al INP de las personas próximas a jubilar significará un enorme alivio a más de medio millón de chilenas y chilenos que actualmente no pueden jubilar porque el sistema de AFP no les ofrece sino pensiones magras.
El Estado estableció este sistema hace 30 años y prometió que iba a entregar pensiones mejores que el antiguo. Eso siempre fue una mentira, la que ahora ha quedado en evidencia a todos por la crisis. Adicionalmente, en los hechos se obligó a la abrumadora mayoría a cambiarse de sistema.
Es el momento en que el Estado repare esta injusticia y permita que las personas próximas a jubilar lo hagan por el INP, exactamente en las condiciones que hubiesen obtenido en caso de permanecer allí.
Manuel Riesco
Economista CENDA