La acusación de la justicia estadounidense contra Elon Musk, por un posible fraude al anunciar que quería sacar a Tesla de la Bolsa sin tener intención de hacerlo, provocó que el empresario deba dejar la presidencia del consejo de administración de la compañía. Aunque mantendrá su puesto de ejecutivo de la firma que él mismo fundó, el acuerdo, que requiere la aprobación del tribunal, contempla además que el empresario pague una multa de 20 millones de dólares, cifra que deberá abonar a la compañía para compensar las pérdidas de los inversores.

Musk aceptó el acuerdo «sin admitir o negar las acusaciones de la denuncia» según un documento judicial al que han tenido acceso medios estadounidenses. Musk, deberá abandonar su puesto de presidente en 45 días y no podrá presentarse a la reelección durante tres años.

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La compañía por su parte ha anunciado que nombrará a dos nuevos directores independientes para su junta, y establecerá un comité para supervisar las
comunicaciones de Musk.

Presidencia polémica

La presencia de Musk al frente de Tesla ha estado cuestionada desde hace meses. Inicialmente, por la incapacidad de cumplir las cuotas de producción del Model 3, establecidas por el propio empresario.

Posteriormente, las dudas que se han creado por el estilo directivo de Musk por la multiplicación de tuits y declaraciones polémicas. Entre las que se cuentan, llamar pederasta a uno de los buceadores que participaron en el rescate de los niños tailandeses atrapados en una cueva.

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A lo que se sumó el estrambótico capítulo de la posible salida de bolsa de Tesla, que provocara la presentación de la demanda por parte de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés)

La SEC considera que la serie de mensajes publicados por el magnate en su cuenta en Twitter el pasado 7 de agosto, constituyó un acto fraudulento que infló temporalmente el valor de las acciones.

Liderazgo perdido

Pese a que Musk intentó dar un aire de estabilidad y tranquilidad, su liderazgo estaba comprometido, los mercados de valores empezaban a mostrar señales de desconfianza entorno a su imagen.

El pasado viernes, las acciones de Tesla perdieron casi un 14 % de su valor y cerraron la jornada a 264,77 dólares, 42,75 dólares menos que la marca establecida al cierre del jueves. La pérdida es la mayor sufrida por el fabricante desde finales de 2013.

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Los tuit de Musk publicados el pasado mes de agosto causaron que el valor de las acciones de la compañía bajaran un 30 %, lo que representa una pérdida
para los inversores de casi 20.000 millones de dólares. Pero que además, la caída afectó sus propia participación con la pérdida de 4.000 millones de dólares.

Ahora la compañía deberá sobreponerse a su salida y demostrar que la empresa no perderá el atractivo que la ha convertido en algo más que un fabricante de
automóviles.

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