Los verdaderos jefes de la Derecha chilena: La mega concentración del mercado, poder y riqueza de los dueños de Chile

Chile es el país de América Latina en el que los más ricos concentran el mayor nivel de patrimonio. La riqueza que acumulan nueve chilenos equivale al 16,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Los verdaderos jefes de la Derecha chilena: La mega concentración del mercado, poder y riqueza de los dueños de Chile

Autor: El Ciudadano

Por Jorge Molina Araneda y Erica Soto Oyarzo

De acuerdo a Fernando Buen Abad (Crisis [intelectual] de la derecha; 2013):

La ideología neoliberal se pudre entre tufos de lógica fascista y entre deyecciones «mass mediáticas». Ya no hay modo de esconderlo, aunque lo intentan, cada vez más desesperadamente. Ha sido una monstruosidad la sangre derramada. Los monopolios mediáticos han venido a ser el escaparate nuevo donde el capitalismo exhibe su agonía convertida en el reality show de una historia desvencijada y con nostalgias por una idea de grandeza que cesó muy pronto su aliento revolucionario. Sus intelectuales ya no predican, tan fácilmente, el heroísmo filantrópico del capitalismo, sino la búsqueda de sobrevivencia en el corto plazo. Esa transmutación de discurso tiene ribetes fascistas y palabrería de espiritualismo burgués con una «moral práctica» dispuesta a justificar que todo se resuelva con invasiones, guerras y cuentas de vidrio mediáticas.

El único «heroísmo» que alienta el pensamiento burgués es el «heroísmo» de los mercenarios, en todas sus expresiones, para dar brillo a epopeyas mercantiles, sin brillo y sin gloria. Sus héroes se caracterizan por la fidelidad que profesan al dinero. Es lo que le queda a una moral de la degradación que justifica bombardeos, espionaje, infiltraciones y catástrofes bélicas. ¿Cómo podemos soportar esta miseria? El capitalismo es absolutamente inviable. Su refutación es multimodal y han quedado destruidas sus tesis paupérrimas de «la competencia perfecta», el «mercado eficiente», las «expectativas racionales» y el «orden espontáneo del mercado» frutos podridos de la arrogancia imperialista y de todas sus moralejas.

Por si fuese poco, la realidad también refuta al capitalismo minuto a minuto. El agotamiento ideológico del capitalismo contiene desesperación y odio de clase que se convierten en escenario de violencia rancia, incubada en la dictadura de los mercados. Es eso y no otra cosa la criminalización y la represión a la protesta social y a sus organizaciones. Es eso y no otra cosa el trabajo minucioso para borrar los derechos humanos y descarrilar a las nuevas democracias. Ya se puede ver en Europa el avance de neonazis y partidos de ultraderecha, la derecha tradicional o «moderada», con sus discursos (y prácticas) nacionalistas, xenófobos y racistas. La «globalización» neoliberal ha quedado en evidencia como un cuento de estafadores que impone sacrificio y austeridad en beneficio de monopolios empresariales, dictadores de un mercado «libre» de competidores. Es decir el asesinato de los otros para el reino de los monopolios. Es eso en lo único que «piensan«.

No hay en la derecha continental una sola figura de credibilidad. Promueven campañas en defensa de la propiedad privada y condenan como loros lo que llaman «populismo». Aman al Consenso de Washington y evitan definirse a sí mismos como de «derechas». Prefieren llamarse «centristas», «liberales» y «democráticos». Defienden el neoliberalismo y se oponen, rabiosamente, a las luchas emancipadoras. Hacen hasta lo innombrable para transformarse en «intelectuales mediáticos». Representan los intereses de la reconquista imperial”.

El informe Oxfam titulado Bienestar público o beneficio privado (2019), muestra cómo la creciente brecha entre las personas ricas y pobres está poniendo en peligro la lucha contra la pobreza, perjudicando nuestras economías y alimentando la indignación ciudadana a nivel global.

Dicho informe señala que la fortuna económica de los multimillonarios a nivel mundial se ha incrementado en US$900.000 millones de dólares tan solo en el último año, lo que equivale a un incremento de US$2.500 millones de dólares diarios. En tanto, la riqueza de la mitad más pobre de la población mundial, que equivale a 3.800 millones de personas, se redujo en un 11%. La riqueza está cada vez más concentrada en menos manos: en 2018, 26 personas poseían la misma riqueza que 3.800 millones de personas.

El 0,01% de los chilenos más ricos se quedan con el 11% de los ingresos. La riqueza que acumulan nueve familias chilenas equivale al 16,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Los abusos y la corrupción política y empresarial, la falta de derechos sociales, que estuvieron en la base de la revuelta popular de octubre de 2019, están muy relacionados con una  desigualdad  enorme de la riqueza. Ninguna de las demandas del levantamiento de octubre de 2019 se ha satisfecho, y por supuesto tampoco a mejorado la terrible desigualdad que es una losa que aplasta el desarrollo económico y social de Chile.

A saber:

Concentración de ingresos

En el trabajo La parte del León de Ramón López, Eugenio Figueroa y Pablo Gutiérrez, académicos  de la Universidad de Chile, señalan a partir de datos del Servicio de Impuestos Internos (SII) que en nuestro país la parte del león se traduce en que el 1% de la población acumula el 30,5% de los ingresos; el 0,1%, el 17,6% y el 0,01% cerca de un 10%. Si precisamos un poco más la información, dentro de ese 1% más rico, el 0,1%, equivalente a 1.200 individuos, posee un ingreso per cápita que equivale a más de 1.200 veces el ingreso per cápita del 99% más pobre de la población y es casi 3 mil veces mayor que el ingreso promedio del 80% más pobre de los chilenos.

Desigualdad en el patrimonio acumulado

Chile es también el país de América Latina en el que los más ricos concentran el mayor nivel de patrimonio. La riqueza que acumulan nueve chilenos equivale al 16,1% del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

Chile es el primero en todo el continente en desigualdad, el informe World Inequality Report de 2022 indica que el 1% más rico de Chile concentra el 49,6% de la riqueza total del país (en Brasil concentra el 48,9%, en México el 46,9%, Estados Unidos el 34,9%)

El grupo de nueve chilenos y familias que tienen una riqueza de más de mil millones de dólares en Chile controlan una riqueza equivalente a cerca del 30 por ciento del ingreso nacional de un año. Solamente en África podemos encontrar situaciones de desigualdad de la riqueza tan brutales.

Sectores concentrados

-En cuanto a las AFP, entre enero y septiembre de 2023, las administradoras han acumulado utilidades por $349.365.328.000, es decir, ganancias diarias por $1.279.726.476 (+11,4% respecto a igual periodo de 2022). Así, las utilidades las AFP saltaron 11,4% entre julio y septiembre de este año en comparación al tercer trimestre de 2022. De las siete administradoras que componen el sistema previsional chileno, seis anotaron ganancias, siendo ProVida la única en reportar una caída en sus resultados, exhibiendo un retroceso de 6,5% al registrar utilidades por $81.496 millones entre julio-septiembre. En contraste, la AFP que apuntó una mayor alza en sus ganancias fue Modelo, con un salto de 64,1%, llegando a $30.657 millones.

-El sector  supermercadista ha sufrido el mayor grado concentración en el último tiempo a raíz del ingreso de Álvaro Saieh, quien partió comprando Unimarc y sumó cadenas regionales gracias a lo cual alcanzó una cuota del 24%. Aun así, solo dos -Líder (Walmart) y Cencosud (Horst Paulmann)- suman un 64% de las ventas.

-En el sector forestal el 94% de la producción está en manos de CMPC (familia Matte) y Celco (Roberto Angelini).

-En la industria farmacéutica, la mayoría de las ventas, concretamente el 95%, están controladas por tres grandes cadenas, a saber, Cruz Verde, Fasa y Salcobrand.

-En los bancos, cuatro compañías (Chile, Santander, Estado y BCI) suman el 65% de las colocaciones.

-El transporte aéreo nacional está en un 74% en manos de una sola compañía (Latam).

-Tres proveedores de telefonía móvil (Movistar, Entel y Claro) se reparten el 97% del mercado.

-Dos productores de pollos (Súper Pollo y Ariztía) acumulan el 71% de las ventas.

-CCU y Capel acaparan el 69% de las ventas de licores.

-British American Tobacco Chile (BAT Chile) tiene el 95% del mercado de los cigarrillos.

-La generación eléctrica se concentra en un 74% entre Endesa, Colbún y AES Gener.

-En cuanto a la concentración de los medios de comunicación:

a)Escritos;  puede considerarse un duopolio comercial en manos de El Mercurio (dueño del diario del mismo nombre, Las Últimas Noticias, La Segunda y otros 23 diarios regionales) y el Grupo Copesa (dueño de La Tercera, La Cuarta y La Hora). En conjunto concentran el 95% de los diarios que circulan en el país, según un estudio de FUCATEL (2015). También tienen intereses directos en la propiedad de empresas vinculadas con inversiones en mercados inmobiliario, financiero, alimentos, agrícola y agroindustrial.

b)Radiales; Iberoamerican Radio Chile (Grupo Prisa) posee 11 radioemisoras: Concierto, Activa, ADN, 40 principales, Imagina, Pudahuel, Futuro, Rock and Pop, Uno, FM Dos y Corazón; el Grupo Copesa-Dial, tiene 6: Beethoven, Carolina, Duna, Disney, Paula y Zero; el Grupo Luksic, 5: Horizonte, Oasis, Play, Tele 13 Radio y Sonar; y el Grupo Bethia (Solari-Heller) posee 5: Tiempo, Romántica, Infinita, Carolina y Candela.

c)Televisivos; los cuatro operadores de los canales más vistos en la TV abierta dominan el 91% de la audiencia total y el 87% de la pauta publicitaria, con una importante participación de los grupos de las familias Luksic (Canal 13) y Heller Solari (Mega), así como el grupo empresarial estadounidense Time Warner (Chilevisión). Si bien hasta mediados de la década pasada Televisión Nacional (TVN) se encontraba entre los de mayor audiencia, en los últimos años ha perdido participación en el mercado (https://www.servindi.org/).

Estos oligopolios están estrechamente entrelazados con los grandes grupos económicos, repitiéndose en las posiciones dominantes en diferentes mercados.

Grandes Grupos Económicos Nacionales

-Grupo Luksic: tiene una fuerte posición en bancos (Banco de Chile), bebidas (CCU), transporte marítimo (Compañía Sudamericana de Vapores), combustibles (ENEX), manufacturas (Madeco), y los ya citados: televisión (Canal 13), radio (Play, Oasis, Tele 13 radio, Sonar) y minería (Antofagasta Minerals).

-Grupo Matte: participa en el área forestal (CMPC); construcción (Volcán S.A); eléctrico (Colbún); telecomunicaciones (Entel); bancario (Bice) y portuario (Puertos y Logística), entre otros.

-Grupo Angelini: su participación está en combustibles (Copec, Abastible y Metrogas); forestal (Arauco); energía (Guacolda); minería (Isla Riesco); pesca (Corpesca y Orizon); tecnología (Sigma); seguros (Cruz del Sur); agrícola (Siemel y Valle Grande).

-Grupo Paulmann: el holding Cencosud opera cadenas de supermercados (Jumbo y Santa Isabel), tiendas por departamento (París y Johnson´s), mejoramiento del hogar (Easy), centros comerciales (Costanera Center, Florida Center, Alto Las Condes, Portales La Dehesa, La Reina, Viña, Rancagua, Temuco, Valparaíso y Ñuñoa) y retail financiero (Más París, Más Jumbo y Más Easy).

-Grupo Bethia (Solari-Heller): sus empresas están presentes en las áreas del retail (Falabella, Homecenter, Imperial, Tottus y Mall Plaza); comunicaciones (Mega, Etc. TV y cinco radioemisoras), inmobiliaria (Torre Titanium); transportes (LATAM, Grupo de Empresas Navieras GEN, Sotraser, Blue Express, Aeroandina); vitivinícola (Viña Indómita, Santa Alicia y Viña Dos Andes); agrícola (Ancali, Agrimaq); hípica (Haras Don Alberto y Club Hípico) y salud (Isapre Colmena y Clínica Las Condes).

-Grupo Saieh: su principal eje de inversiones es Corpgroup que controla las empresas financieras del conglomerado: CorpBanca, Banco Condell, Corpbanca Colombia.  Además tiene participación en el área inmobiliaria (Mall VIVO y Hotel Hyatt) y controla el holding de retail SMU (Unimarc); amén de controlar al grupo periodístico Copesa.

De acuerdo a la investigadora María José Azócar (2023), de la Fundación SOL:

En los últimos 30 años, solo en siete ocasiones el salario mínimo ha superado el 5% de reajuste real (esto es, salario corregido por inflación) y, de esas siete veces, seis se dieron durante los años 90. El salario mínimo es una política central en materia económica porque, entre otras cosas, tiene un efecto faro en la economía dado que “ilumina la ruta” para que el resto de los salarios también se incrementen.

Al día de hoy, el salario mínimo líquido es de $373.796. Si consideramos que, en promedio, un hogar en Chile está constituido por tres personas y que la línea de la pobreza para este tipo de hogares está fijada en $490.281 (datos al mes de octubre) entonces, la situación actual es que el salario mínimo no está sacando de la pobreza a un hogar promedio en Chile. Es importante aclarar que la línea de la pobreza se define en función de una canasta de consumo y esta canasta, permite entre otras cosas, el consumo de 2.000 kilocalorías diarias. Visto así, hoy el salario mínimo en Chile es tan bajo que ni siquiera garantiza que un hogar promedio en Chile pueda sobrevivir con una alimentación de 2.000 kilocalorías diarias.

Como la pobreza es un fenómeno que se relaciona con múltiples jerarquías de poder, hay grupos específicos de la clase trabajadora que tienen más probabilidad de encontrarse en una situación de pobreza. Por ejemplo, la mitad de las personas que trabajan remuneradamente en la rama de la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca recibe un ingreso menor a $400.000 (líquidos) y como se ha documentado esta rama de la economía en los últimos 20 años ha vivido un acelerado proceso de feminización. Esta información nos demuestra que vivimos en una sociedad que explota a las personas que nos provisionan de alimentación para vivir y, además, esa explotación se interconecta con jerarquías de género que terminan precarizando con especial fuerza a mujeres trabajadoras.

En los últimos treinta años, el Estado ha tomado dos principales medidas respecto a la crisis salarial. Primero, facilitó el acceso masivo al crédito. Esto ha significado que hoy más del 70% de los hogares en Chile está endeudado y casi 5 millones de personas se encuentren en una situación de deuda morosa.

Segundo, el Estado ha entregado subsidios y bonos directos a los hogares. Este gasto fiscal se ha sostenido sobre un sistema tributario regresivo, es decir, sobre un sistema que está diseñado para que el 0,01% de más ingresos tenga una tasa efectiva de impuestos más baja en comparación al 50% más pobre.

Lo que nos dice toda esta información es que la mantención de salarios bajos en Chile (y el obligatorio endeudamiento que esto conlleva) le ha permitido acumular más riqueza a quienes prestan dinero (por ejemplo, bancos y casas comerciales) y que ha sido la clase trabajadora la que ha financiado los subsidios y bonos estatales que les permiten llegar a fin de mes. En otras palabras, el endeudamiento obligado y las transferencias directas han sido los principales mecanismos del Estado para mantener un modelo económico constitutivamente injusto que se ancla en procesos que hacen posible la acumulación de riqueza a costa del empobrecimiento de la clase trabajadora.

Posiciones de extrema derecha comprenden al mercado como un espacio de florecimiento personal que “revela” preferencias personales. Desde esta perspectiva, problemas sociales estructurales (crisis climática, crisis salarial) se simplifican como asuntos individuales y vinculados a teorías de la conspiración (confabulaciones de “falsos chilenos” que provocan incendios o de una “casta gobernante” que malgasta los dineros públicos). Con estas simplificaciones, asuntos urgentes (como la realidad de vivir en una sociedad con trabajadores pobres) quedan desanclados de discusiones macro sobre las relaciones de poder que constituyen a la sociedad. De esta forma, cuando se habla de pobreza, las extremas derechas quedan en completo silencio respecto al rol que cumplen los sindicatos para impulsar negociaciones colectivas, de las desigualdades de género que definen qué trabajos queremos, reconocemos y valoramos, o del papel que cumplen instituciones colectivas para asegurar las necesidades básicas para la reproducción de la vida (por ejemplo, salud, educación, pensiones, vivienda).

Por otra parte, y siguiendo a la misma Fundación SOL…

De acuerdo con cifras de la Superintendencia de Pensiones, la mitad de las personas que se pensionaron entre los años 2007 y 2021 obtuvieron una pensión financiada con su ahorro individual (pensión autofinanciada) menor a $65 mil. Las estadísticas nos dicen que quienes cotizaron entre 30 y 35 años tampoco obtienen pensiones suficientes: la mitad de estas personas autofinancia una pensión menor a $329 mil. En otras palabras, personas que cotizaron prácticamente toda su vida laboral no alcanzan a autofinanciar una pensión equivalente al salario mínimo. Ante esta crisis, el Estado se ha visto obligado a entregar subsidios directos (concentrados principalmente en la PGU) que tampoco aseguran pensiones suficientes.

Para dimensionar los gastos que hace el Estado chileno en materia previsional, es importante considerar que, a septiembre de 2022, el 82% del gasto total en pensiones provino del Fisco y solo el 18% lo aportaron las AFP y Compañías de Seguros de Vida. Respecto al 82% que aporta el Estado, el 48% financia las pensiones del sistema de reparto antiguo y subsidios estatales como la PGU y los Bonos de Reconocimiento. Un 25% también lo aporta el Fisco para financiar el sistema previsional de reparto de las Fuerzas Armadas y el 9% restante corresponde a gasto fiscal para financiar otros beneficios previsionales.

Los principales conglomerados que se han enriquecido con el actual esquema de capitalización individual son dos: grandes grupos económicos chilenos y empresas transnacionales.

Si se evalúa el enriquecimiento de estos grupos a partir de la participación que tienen sus empresas en el mercado, son seis grupos chilenos los principales beneficiados:

1.Grupo Consorcio (cuyos principales accionistas pertenecen a las familias Hurtado Vicuña, Garcés Silva y Fernández León) tiene participación en el mercado previsional con dos Compañías de Seguros de Vida (Consorcio Nacional y CN Life).

2.Grupo Penta (conformado por Carlos Lavín y Carlos Délano) controla la Compañía de Seguros de Vida Penta.

3.Grupo Matte tiene propiedad sobre la Compañía de Seguros de vida Bice.

4.Grupo Security (cuyos accionistas mayoritarios son Juan Pavez Recart, Horacio Pavez García y Jorge Marín Correa) tiene propiedad de la Compañía de Seguros de Vida Security.

5.Grupo del Río (en concreto los hermanos Juan Pablo, Felipe y Carolina del Río) controla la Compañía de Seguros de Vida 4life.

6.La Cámara Chilena de la Construcción (asociación gremial) tiene propiedad sobre las Compañías de Seguros de Vida: Confuturo y Vida Cámara, y tiene copropiedad de la AFP Hábitat.

Es cierto que el poder económico está muy concentrado en el país y existen altos grados de integración de negocios financieros, lo que nos permite ampliar el concepto de “riesgo” o “crisis” económica. Este último punto se puede ilustrar a partir del sistema de capitalización individual de la seguridad social. Las compañías de seguros de vida son una pieza clave del sistema de pensiones en Chile y los grupos económicos que son dueños de algunas de esas compañías son también dueños de bancos. Sumado a esto, los grupos económicos antes nombrados tienen propiedad de una amplia gama de otras empresas en las que, por ejemplo, invierten las AFP. En otras palabras, el negocio previsional en Chile ha permitido generar condiciones de alta concentración de poder, cuestión que -a lo menos- levanta preocupantes alarmas sobre posibles conflictos de interés.

Un efecto directo de esta situación es que los bancos en Chile han tenido millonarias utilidades en un contexto donde la mitad de las personas ocupadas gana menos de 460 mil pesos al mes y cerca de un 10% de la clase trabajadora está cubierta por un acuerdo colectivo. Es decir, la riqueza de los dueños de bancos se sustenta en relaciones de explotación, cuestión que, desde nuestra perspectiva, es signo de una evidente y brutal crisis de la que bancos son actores cómplices”.

Finalmente, nunca ha existido la posibilidad que la clase socioeconómica alta se la juegue por favorecer  a los estratos más desfavorecidos. La desigualdad de Chile es su ganancia, el endeudamiento de la ciudadanía es su negocio. Históricamente estas famimias gastan (invierten) su dinero, entre otras cosas, para perpetuar sus negocios con suculentas utilidades para que el resto del pueblo transite por la miseria.

Jorge Molina Araneda (@JorgeMolina375)

Erica Soto Oyarzo (@todosiesposible)

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