Tal como se esperaba aún antes de que Macri resultara electo, el nuevo presidente de Argentina empezó a tomar medidas de corte neoliberal que favorecen a los grandes sectores de las economías concentradas y perjudican a las clases medias y bajas de la sociedad.
Esta vez, el mandatario estuvo acompañado por la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el ministro de Agricultura, Ricardo Buryaile; y el dirigente rural Alfredo De Angeli, en un acto desarrollado en la localidad de Pergamino, Provincia de Buenos Aires, donde anunció la quita de retenciones a productos del sector agrícola y la baja de 5 puntos para el caso puntual de la soja.
«El desafío es crecer y mejorar la situación. Tenemos que dejar de ser el granero del mundo para ser el supermercado del mundo», arengó el mandatario, quien realizó el anuncio antes de volver a Buenos Aires para firmar el decreto que ponga en marcha las medidas.
«Sin el campo, el país no sale adelante», indicó Macri frente a los productores aunque advirtió también que «no hay ninguna excusa, y si hay ganancias hay que pagar con alegría más impuestos», lo cual no termina de entenderse si lo dijo en serio o burlándose de todos, ya que se sabe que es desde ese mismo sector de la economía donde más se adeudan impuestos.
Para compensar, luego expresó que será «inflexible» con los productores morosos, aunque suene más a promesa que a realidad.
El jefe de Estado, que por la tarde también participará del encuentro con la Unión Industrial Argentina (UIA), pidió no «plantear las cosas en términos de campo o la industria, el campo o el país; es el campo y la industria, y el campo y el país».
Estas medidas generan una fuerte suba en los precios de los alimentos, ya que habilita a los exportadores y productores a vender al mismo precio al que se exporta. Las retenciones, justamente, cumplen el rol de frenar los precios y crear un mercado interno mucho más justo.
¿Argentina vuelve al neoliberalismo? ¿Cómo seguirá el futuro político y económico del país?