México país que forma parte de la OCDE, o vale decir el club de los 30 países más ricos del planeta y en donde han imperado a ultranza la recetas económicas ultra neoliberales con su descalabro de privatizaciones y salvaje libre mercado, ha configurado un panorama en donde el capitalismo ha generado grandes injusticias y desigualdades sociales, con un crecimiento gradual y alarmante de la pobreza en el país.
La oligarquía económica y financiera mexicana y los partidos políticos que los representan, tiene a su haber a un 3% de la población que vive con menos de US$1, 14 millones viven con menos de US$2,50, y 40 millones viven con menos de US$4,50. El 40% de la población es pobre y el 18% vive en el desamparo y la más pobreza extrema. En los últimos tres años, la pobreza extrema aumentó de 13,7% a 20%, todo por obra y gracia de los capitalistas locales y las trasnacionales que operan en el país. Ahora las cifras están tomadas de un informe elaborado nada más y nada menos que de las mafias que operan desde el Banco Mundial y que tienen parte de la responsabilidad de la pobreza existente en México.
En este contexto de pobreza creciente que ha generado el capitalismo en México, esta la situación dramática que viven más de cinco millones de niños que desde temprana edad, el neoliberalismo a ultranza los ha empujado al mundo del trabajo, sin que puedan disfrutar de una infancia relativamente confortable, en donde los derechos del niño y su propia situación de respeto a los derechos humanos se encuentra gravemente amenazada.
Las últimas cifras entregadas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos del país azteca, nos indican que 1,3 millones ni siquiera obtienen una remuneración más allá de la propina que puedan darles. Y 600.000 niños lo hacen como temporeros en las zonas agrícolas.
Lo que si esta claro es que a la oligarquía economía y financiera local, las trasnacionales y los partidos políticos que representan los intereses de la clase económicamente dominante del país, suelen pasarse por el trasero los diversos acuerdos internacionales en materia de protección a los niños, los que finalmente a temprana edad deben incorporarse al mundo del trabajo, siendo explotados salvajemente.
De acuerdo al informe entregado por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), éste revela “que basta con que tengan seis años para que los pongan a partirse el lomo en la agricultura, con jornadas de ocho a 14 horas y expuestos, sin protección alguna, a pesticidas y condiciones climatológicas extremas”.
La infancia mexicana, agrega la Comisión, «padece constantemente violencia, explotación y abuso» y corre el riesgo de «ver afectado su desarrollo físico, mental y moral». Por ello, reclama de las autoridades mexicanas «una vigilancia más efectiva, además de trabajar en el reconocimiento y respeto del derecho de la infancia mexicana a la alimentación, atención médica, educación y un sano esparcimiento y desarrollo».
A todo esto cabe agregar además la situación de miles de niña y jóvenes mujeres que producto de la pobreza existente en su país, tienen que huir al “paraíso americano”, en busca de mejores condiciones de vida, las cuales en una proporción de seis de cada diez sufren violencia sexual y los traficantes las obligan a menudo a administrarse una inyección anticonceptiva antes del viaje para evitar que se queden embarazadas aunque sean violadas.
De allí que no es raro que en el país azteca crezca de forma alarmante la delincuencia, la criminalidad los carteles del narcotráfico y la corrupción en los diversos estratos de la sociedad mexicana, y en especial en una buena parte de los llamados servidores públicos, vale decir los políticos que cohabitan en el parlamento para proteger los intereses económicos del 10% más rico del país. Ahora todo esto es producto del accionar de los capitalistas locales, las trasnacionales y la casta política corrupta del país, que no están dispuestos a aceptar bajo ningún precio, una mejor redistribución de la riqueza nacional en el país azteca, que permita superar el flagelo de la miseria y las injusticias sociales que padecen la gran mayoría de los mexicanos.
Finalmente llama la atención que todos aquellos que hacen gárgaras con la defensa de los derechos humanos y que además se encuentran sumidos en una campaña feroz contra Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros países, no levanten la voz ante la dramática situación de violación sistemática y planificada de los derechos humanos de los niños y jóvenes mexicanos. Situación que además se repite y extiende en todo Centro América, por obra y gracia del sistema capitalista regional y sus políticas ultra neoliberales en materia económica.
Por Eduardo Andrade Bone
Agencia Indoamericana de Prensa