El tema de la integración regional está de vuelta y con ello una moneda para Latinoamérica. Varios mandatarios de América Latina han destacado la urgencia de avanzar ya, de una vez por todas, en la integración del Continente, explica el periodista Ariel Noyola Rodríguez.
Desde el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hasta el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro. Lo mismo su par de Argentina, Alberto Fernández, solo por mencionar algunos de los mandatarios convencidos de esta necesidad.
Uno de los pilares de esta integración es el lanzamiento de una moneda regional, un tema que Luiz Inácio Lula da Silva, hoy aspirante a ocupar la Presidencia de Brasil por tercera ocasión, puso otra vez sobre la mesa en medio de un contexto geopolítico internacional que no está exento de tensiones.
Y es que el tema se discutió hace más de 15 años, pero quedó en el limbo. Se trata de un instrumento con el potencial no solo de facilitar las transacciones entre países —toda vez que EE.UU. utiliza el sistema financiero y el dólar como ‘armas’ contra sus adversarios—, sino incluso también de apoyar el fortalecimiento de las capacidades productivas de la pequeña y mediana empresa.
RT conversó en exclusiva con Pedro Páez, quien se desempeñó primero como ministro Coordinador de Política Económica y luego como Superintendente de Control de Poder de Mercado de Ecuador durante el Gobierno de Rafael Correa.
Páez es una de las voces más autorizadas en el Continente para hablar no solo sobre asuntos monetarios y financieros, sino de los debates que han tenido lugar en América Latina.
Se trata de un instrumento con el potencial no solo de facilitar las transacciones entre países, sino incluso también de apoyar el fortalecimiento de las capacidades productivas de la pequeña y mediana empresa.
Entre 2009 y 2011 fue representante Plenipotenciario del presidente en Misión Especial del Gobierno del Ecuador para los temas de la Nueva Arquitectura Financiera Internacional.
Fue en esos años cuando Páez, junto con un equipo multidisciplinario integrado por representantes de varios países, se encargaron de diseñar los mecanismos e instituciones para poner de pie una Arquitectura financiera propia, acorde con las necesidades regionales.
Hacer realidad la conformación de un gran espacio monetario, un espacio donde ya no circule el dólar sino una moneda regional, asegura el economista, será una de las condiciones para que América Latina deje de ser un ‘patio trasero’ de EE.UU. puesto que la dominación, asevera, se expresa también a través de las finanzas y la moneda.
«El euro es una aberración»
A principios de mayo de este año, durante un mitin político, el expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y hoy aspirante a ocupar de nueva cuenta el poder ejecutivo, propuso crear una moneda latinoamericana.
La idea de lanzar una divisa en el ámbito regional no es nueva, recuerda Pedro Páez, quien asegura que el líder del Partido de los Trabajadores (PT) es un «convencido» de la «urgencia» de la integración latinoamericana.
«Lula tiene una visión muy clara respecto a la construcción de la Patria grande», afirma Páez de forma tajante cuando se le cuestiona sobre si considera que ha habido falta de voluntad política por parte de los Gobiernos de Brasil a la hora de poner en marcha las iniciativas de integración, entre ellas, un banco de desarrollo regional de nuevo tipo, el Banco del Sur.
A mediados de los años 2000, cuando Lula da Silva era presidente, en la región tuvieron lugar las primeras discusiones sobre cooperación financiera. Desde Quito, Pedro Páez estuvo al tanto de ellas.
La crisis económica de 2007-2008, con epicentro en EE.UU., terminó por revelar la necesidad de dotar a la región de mecanismos e instituciones para hacer frente a una de las crisis más graves desde la Gran Depresión de 1930.
Además del Banco del Sur, se propuso un segundo elemento, un Fondo del Sur, institución de apoyo a la provisión de liquidez de los bancos centrales, tal como lo hace el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero sin la imposición de condiciones draconianas.
Un tercer elemento de la denominada Arquitectura financiera suramericana era un Sistema Unitario de Compensación Regional (Sucre), que tenía como objetivo facilitar las transacciones entre los países de la región —comerciales y financieras—, evitando así el uso de la divisa estadounidense.
La propuesta del Banco del Sur, destaca el también catedrático e investigador en Economía, fue aprobada por siete presidentes latinoamericanos en diciembre de 2007. Sin embargo, el banco de desarrollo regional nunca entró en operación.
Pedro Páez explica que fueron dos las principales causas. Por una parte, las trabas de funcionarios de los «Gobiernos progresistas». Y, por otra parte, reconoce, debido a «poderosos intereses» que nunca vieron con buenos ojos que la región avanzara en su proceso de integración.
Páez advierte que, en la actualidad, en América Latina el debate sobre el lanzamiento de una moneda regional está «entrampado», pues se vuelven a cuestionar aspectos sobre el tema que ya fueron precisados en discusiones previas.
El economista explica que varios de sus colegas, incluso aquellos que se asumen como parte de una «corriente progresista», rechazan la propuesta de lanzar una divisa latinoamericana.
La «confusión», destaca, es que cuando se habla de una divisa regional se toma como referencia al euro: moneda común adoptada por 19 países del Viejo Continente.
Sin embargo, puntualiza, la propuesta que se ha venido trabajando en Suramérica desde mediados de los años 2000 «no tiene nada que ver» con el proyecto de la Unión Monetaria Europea.
Se polemiza de nuevo sobre asuntos que ya fueron discutidos a profundidad. La pertinencia de lanzar una moneda regional es resultado de un debate que ya se ganó en su momento, asegura.
El proyecto de una moneda común en Europa, el euro, sentencia Páez, es una «aberración». Los países que la adoptaron suscribieron un documento, el Tratado de Maastricht, que los obliga a cumplir una serie de condiciones (criterios de convergencia).
Esta construcción, sostiene, ha llevado a la aplicación de un «ajuste neoliberal permanente», causando «graves perjuicios» sobre la población y aumentando la desigualdad entre países.
Establecer una moneda con características similares al euro en América Latina sería señal no solo de un «colonialismo cultural» sino, peor todavía, implicaría la «liquidación total» de la integración de la región.
Las crisis económicas (y de deuda) en países como Portugal, Grecia y España durante la década pasada son apenas una muestra de que la Unión Monetaria resultó un «fracaso».
La propuesta no implica el abandono de la soberanía nacional de parte de los países que la adopten, sino el establecimiento de instancias supranacionales y, junto con ello, la construcción de una soberanía regional.
Por un lado, están potencias de la talla de Alemania, que acumula un gran superávit y, por otro lado, los países de la periferia, atrapados en una espiral de endeudamiento.
En contraste, la propuesta de una divisa regional, tal como se ha discutido en América Latina, no implica el abandono de la soberanía nacional de parte de los países que la adopten, sino el establecimiento de instancias supranacionales y, junto con ello, la construcción de una soberanía regional.
De lo que se trata es de poner al servicio de los países de la región una serie de mecanismos e instituciones que permitan sortear de mejor manera las situaciones de incertidumbre y alta volatilidad en la economía mundial, precisa Páez.
El aumento de la conflictividad internacional, así como la respuesta de EE.UU. para hacer frente a sus adversarios, que usa el sistema financiero y el dólar como ‘mecanismos de presión’, pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de contar con instrumentos de pago alternativos.
La moneda como integración
Para Washington el dólar se ha convertido en un instrumento para «aislar y debilitar al enemigo», apuntan Gabriel Galípolo (asesor de Lula da Silva) y Fernando Haddad (excandidato a la presidencia por el PT) en un artículo donde se aborda lo que sería el «SUR», la propuesta monetaria de quien fuera presidente de Brasil durante dos mandatos.
En ese artículo se plantea discutir el poder de las monedas dominantes «y su relación con la soberanía y la capacidad de autodeterminación de los pueblos, en especial para países con monedas consideradas no convertibles», se lee en el texto publicado en el diario Folha de Sao Paulo.
Pedro Páez comenta que América Latina no puede permitirse quedar al margen de este desafío, el de buscar medios de pagos alternativos. La región ya cuenta con iniciativas de cooperación financiera que se discutieron desde 2007 y que, si bien no se pusieron en marcha, «ha llegado el momento de retomarlas».
Y es que poco a poco se va perfilando, otra vez, un nuevo eje político latinoamericano «progresista», una condición que finalmente «haría posible poner en marcha los mecanismos e instituciones de la arquitectura financiera regional».
En este momento se cuenta con un «Gobierno progresista» en México, destaca el economista ecuatoriano. Con López Obrador como presidente, México vuelve a ser el «hermano mayor» en la región.
Advierte que EE.UU. hará todo lo posible por seguir «imponiendo su hegemonía» en todos los frentes, incluyendo las esferas financiera y monetaria.
Si Lula triunfa en las elecciones de Brasil a finales de este año, concluye Pedro Páez, «quedarían sentadas las bases para establecer un gran espacio monetario en América Latina y hacer avanzar la integración».
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