Una economía equilibrada, basada en un sistema económico plural, con un sector privado tradicional, un sector público eficaz y con un sector creciente de economía social. Esa es la clave del éxito económico, según manifestó el premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz. Esta mención supone un reconocimiento y un espaldarazo a toda la pluralidad de iniciativas que componen el sector social de la economía a nivel internacional.
El profesor de la Universidad de Columbia y autor de libros como El malestar de la globalización, afirmó que el fomento de una “economía equilibrada” es la respuesta que se debe dar al “fundamentalismo de mercado”. Éste ha tenido como consecuencia el terremoto financiero que se ha producido en los últimos meses, que, desde el punto de vista social, sólo en EEUU tres millones de personas se hayan quedado sin vivienda en el último año, y otros dos millones estén en peligro de perderla en los próximos meses.
Joseph Stiglitz recalcó que estos sucesos han supuesto el fin del fundamentalismo de mercado, del mismo modo que la caída del muro de Berlín supuso el final del “socialismo real”.
Stiglitz dio ejemplos de países, desde Europa hasta el Este de Asia, cuyo éxito se ha basado en el equilibrio entre mercados, administración y otro tipo de entidades, incluyendo a la economía social. En Europa, y también en los Estados Unidos, las sociedades se han desarrollado tradicionalmente con el apoyo de un sector público fuerte -en aspectos como la educación, la regulación de los mercados, y el fomento de la ciencia- y con una representación esencial de entidades de economía social en sectores como el crédito, la agricultura y la vivienda.
Particularmente, entre los logros de la economía social, Stiglitz destacó la presencia de cooperativas, mutualidades y entidades no lucrativas entre las principales empresas de éxito en los EEUU, con ejemplos reconocidos en sectores como la comunicación, agricultura, educación, la salud y una parte importante de la vivienda en ciudades como Nueva York.
El intelectual se manifestó muy identificado con la economía social, ya que reside en una vivienda cooperativa, la editorial que publica sus libros es también una cooperativa, y la Universidad de Columbia, a la que pertenece, es una fundación sin ánimo de lucro (ver historia de las empresas de trabajadores en Chile).
Stiglitz destacó también la aportación de la economía social como “fuente de innovación” de la que también se beneficia el resto de la economía.
VALORES E INNOVACIÓN
Para el premio Nobel de Economía 2001, las razones del éxito de la economía social se encuentran en sus propios valores, especialmente por su forma de gestión democrática y por su manera de relacionarse con las personas “menos tendente a explotarlas”. Según el profesor, “una economía en la que prevalece el interés privado por encima del público no es innovadora”, más bien obstaculiza la innovación y la eficiencia para maximizar los beneficios de unos pocos.
“Un aumento de la democracia interna en las empresas no sólo puede garantizar un entorno laboral más agradable, sino también más innovador y, con ello, una sociedad más innovadora en su conjunto”, afirma Stiglitz (ver caso Fasinpat).
Por todo ello, Joseph Stiglitz hace un llamamiento al fomento de estas “formas alternativas de organización económica”, afirmando que se debe hacer más “para identificar la contribución que están realizando a nuestra sociedad”.
“Medidas como el PIB no reflejan el conjunto más amplio de valores y resultados que producen las entidades de economía social”, advirtió Stiglitz, y puso como ejemplos índices de satisfacción en el trabajo o sobre el bienestar de una comunidad. Stiglitz manifestó que cabe crear indicadores que valoren toda esta serie de contribuciones de progreso social, con el fin de evaluar de manera más precisa la aportación de todas estas entidades (ver índices de Calidad de Vida).