El Nikkei, el principal indicador bursátil de Japón, cayó más de cuatro puntos porcentuales este martes, en tanto el índice Topix se desplomó un 4,6 por ciento. China también tuvo una jornada de retrocesos, con caídas generalizadas. Como ejemplo, el indicador Hang Seng, que marca tendencias, cayó un tres por ciento.
Estas caídas son una clara reacción a la debilidad de la economía china, la que está hace meses deprimiendo los mercados. La divulgación hoy del fuerte descenso de 8,8 por ciento en las utilidades de las compañías industriales golpeó de manera directa a inversionistas y especuladores. Al término de la jornada, el índice Shanghai Composite ha perdido otro dos por ciento.
Si ayer el golpe había sonado en las empresas mineras, este martes se extendió a otras empresas vinculadas con las materias primas. El otro sector más damnificado en la jornada ha sido el siderúrgico. A las caídas generalizadas entre las compañías ligadas a los commodities se ha sumado la rebaja de previsiones de Kobe Steel. Sus acciones han sufrido un desplome del 11%. Rivales como Nippon Steel, JFE Holdings y Sumitomo Metal han registrado caídas próximas al 5%.
En medio de todas las referencias bajistas del exterior, la Bolsa de Tokio ha contado además con un factor adicional de presión. La prensa japonesa adelanta una inminente bancarrota, la de la naviera Daiichi Chuo Kisen. Estas noticias han acelerado las caídas entre las compañías del sector, y el sector de transporte marítimo ha registrado pérdidas medias superiores al 6% en la Bolsa de Tokio.