La inversión extranjera directa (IED) materializada en 2012 alcanzó un nivel récord, saludado con euforia en los círculos oficiales. Se explica por las condiciones favorables creadas por el país para su ingreso. En efecto, se le proporcionó todo tipo de granjerías y se le considera un hecho claramente positivo, lo cual en muchos casos no es así. El año pasado, como es habitual, su destino preferente fue la minería, en primer término la cuprífera, donde pagan derechos por su explotación muy bajos y obtienen elevadas rentabilidades. Por ello, un 66% del total corresponde a reinversiones, con vistas a seguir extrayendo ganancias. El segundo sector receptor es el energético, donde se les garantiza un excedente obviamente con cargo a los usuarios. El país, como en muchos otros planos, requiere de una política para la IED, que vaya unido a ventajas que obtenga el país de su concreción y se le obligue a cumplir los requisitos medios ambientales. No se puede seguir recorriendo el mundo para promoverla sin condiciones y medir como un impacto positivo alcanzar montos cada vez superiores.
La inversión extranjera directa (IED) materializada en Chile durante 2012 alcanzó a US$28.152 millones, monto superior al 10% del PIB, su nivel más alto en la historia del país. Su incremento con relación a los años anteriores es muy acentuado. La pregunta a contestar es la razón de esta tendencia. “Nuestro país ha logrado estas cifras históricas-es la respuesta del ministro de Economía, Pablo Longueira- gracias a su gran liderazgo, su clase política, la seriedad de sus instituciones y la certeza jurídica” (08/02/13). Es decir, en su opinión es una consecuencia de garantías políticas y jurídicas que le ofrece al inversionista externo la institucionalidad chilena. Es esta esfera sí que puede influir, para utilizar una frase muy empleada en círculos oficiales, que “depende de quién gobierne”. Por lo demás, el Ejecutivo ha desarrollado una intensa campaña para promover esta corriente de recursos.
Sin duda, el capital busca siempre garantías. Más aún en un contexto de alta incertidumbre como el existente a nivel mundial por la crisis económica, pero persigue también rentabilidades a obtener, que en el país las está logrando con creces. Lo demuestra que, según las cifras entregadas por el Banco Central, las dos terceras partes del total de IED contabilizadas en 2012, lo constituyen reinversiones de utilidades, US$ 18.565 millones. Es decir, están satisfechos con lo obtenido y consideran que ese rendimiento se reproducirá a futuro. Ello es lo principal que explica su preferencia. No la conclusión de Longueira al afirmar que “hoy los principales inversionistas del mundo” utilizan nuestro país como plataforma para generar negocios con el resto del continente y también con los mercados asiáticos” (08/02/13). En otras palabras, en Chile encuentran un esquema de política económica que les concede privilegios, un Ejecutivo que les otorga todo tipo de ventajas, a lo cual debe añadirse las utilidades obtenidas.
Flujo de Capitales extranjeros al país 2003-2012
(Fuente: Banco Central. En millones de dólares)
Año Monto Año Monto Año Monto
2003 4.334 2007 12.572 2010 15.373
2004 7.241 2008 15.518 2011 17.299
2005 7.097 2009 12.887 2012 28.152
2006 7.426
Las cifras muestran nítidamente el crecimiento experimentado por la IED durante la administración Piñera. En 2010, año del terremoto y maremoto, se volvió a los niveles previos a la recesión económica, pero en 2011 y 2012 alcanzó cifras récords. Sin duda, la obsecuencia con el capital extranjero durante el conflicto provocado por la transnacional Anglo American, en que se transformó el no cumplimiento de un acuerdo por el consorcio anglosudafricano en una negociación al nivel de empresas, una simple relación entre privados, sin intervención del Estado, mostró que existe campo abierto para se que pueda llegar a cualquier extremo. Todo les está permitido. La no defensa del interés nacional se expresó en forma aún más aguda el conocerse que en 2012 la producción de Anglo American Sur aumentó en un 57.8%, pasando de 264.000 a 416.600 toneladas métricas de cobre fino.
El Monitor de Tendencias Globales de Inversión 2012 de la Unctad destacó que Chile en montos fue el segundo receptor de IED en América Latina desplazando a México, quedando solo por debajo de Brasil, a quien superó si la medición se hace como porcentaje del producto. La preferencia por el país es muy evidente. El catastro de inversiones preparado semestralmente por la Sociedad de Fomento Fabril muestra la dirección que ella adopta. En 2012, por sectores económicos un 46.2% se orientó a la minería, que proporciona altas rentabilidades por las cotizaciones elevadas de varios commodities en los mercados internacionales, empezando por el cobre, y un 28% a energía, acumulando entre ambos sectores el 74% del total. En minería, las iniciativas que en 2011 sumaron US$81.354 millones al año siguiente aumentaron en un 23% a US$100.146 millones. A este sector corresponden los tres proyectos más grandes del catastro: la ampliación del yacimiento Los Pelambres, efectuado por el grupo Luksic, la Fase II de Nueva Andina, perteneciente a Codelco, y la expansión Collahuasi Fase III, que se encuentra suspendida. “Estos tres megaproyectos –indicó Sofofa-, en su conjunto, suman US$23.300 millones, cifra equivalente al 10.7% del total medido”
En el sector energético, el catastro aumento un 36% de 2011 a 2012 pasando de US$44.183 millones a US$60.171 millones, aunque dejó de considerar Barrancones, detenido personalmente por Piñera, y Castilla debido a la resolución de la Corte Suprema[1]. En cuanto a HidroAysén dejó de figurar en el quinquenio 2011-2016, trasladándose a un período posterior. El único sector que disminuyó fue comercio, cuya inversión total en el período considerado hasta 2020 ser redujo en 9%, debido principalmente a que las grandes empresas del sector, constató el informe, “por el aumento que registraron las inversiones en otros países de la región, donde diversos operadores del retail apuntan con fuerza sus nuevas estrategias comerciales” (10/02/13). Chile ya les quedó chico.
También estimuló la IED las fusiones y adquisiciones de empresas efectuadas o promovidas por capitales extranjeros, cuando se concretan dentro del país y no forman parte de traspasos efectuados en el exterior. En 2012, alcanzaron en total a US$12.746 millones, muy superior a las sumas anotadas los dos años anteriores. Su monto fue el segundo de más magnitud en la región después del de empresas brasileñas. Lo novedoso es que en la región este proceso lo encabezan adquirentes ubicados dentro de ella y no, como en el pasado, actores provenientes de economías industrializadas.
El Monitor de la Unctad entregó, además, las adquisiciones en 2012 materializadas en otros países. Las efectuadas por empresas chilenas aumentaron en un 801,6%, destacando entre ellas las concretadas por Cencosud, del grupo Paulmann, y Corpbanca, del grupo Saich, en Colombia[2]. Ello es expresión de otro fenómeno saliente: la expansión hacia el exterior de grandes empresas con sus casas matrices en el país.
Sus cifras también permiten concluir que Chile recibió el quinto monto más elevado por habitante de IED entre todos los países miembros de la OCDE, según un listado confeccionado por el Comité de Inversiones Extranjeras (CIE), detrás de Luxemburgo – que es un paraíso fiscal -, Irlanda, Australia y Bélgica. Desde otro ángulo, es la cifra per cápita más alta recibida históricamente. El promedio 2011-2012, destacó el CIE, fue 2.5 veces superior al promedio de la primera década del presente siglo y 3.4 veces mayor al de la década de los noventa. “Los países – manifestó el vicepresidente ejecutivo del CIE, Matías Mori – compiten arduamente por atraer inversión extranjera, pues ésta genera enormes beneficios para la economía del país en general, y para sus ciudadanos en general” (21/02/13).
Desde luego, se requiere hacer un análisis más profundo que el efectuado por Mori. Ya señalamos que el sector receptor mayoritario de IED es la minería. ¿Las explotaciones de los consorcios cupríferos privados generan todo ese cuadro rosado diseñado oficialmente o deberán considerarse otras variables cómo las rentabilidades que obtienen, el uso que se hace de ellas, las consecuencias negativas medioambientales generadas en las explotaciones efectuadas, etc.? En nuestra opinión constituyen una fuente de saqueo del país, fundamental para entender la magnitud alcanzada durante un gobierno cuyos esfuerzos son otorgarles las máximas facilidades.
La IED no es por definición, como lo entiende el Ejecutivo, un fenómeno positivo. Tampoco es algo necesariamente negativo. Debe examinarse en concreto. Desde el ángulo macroeconómico, el ingreso de capitales, característica dominante históricamente en los países latinoamericanos genera un efecto positivo en la cuenta de capitales de la balanza de pagos. Pero, el mismo se transforma en otro factor de la política creciente déficit en cuenta corriente del país. Lo fundamental sin embargo, es que Chile no cuenta con una política en materia de IED, de manera de promover aquellas que originen impactos positivos internamente. Las promociones al ingreso de capitales extranjeros, como los efectuados por el CIE son campañas .generales y sin colocarse exigencias específicas. Ello se demuestra incluso por la forma como se contabilizan referidas exclusivamente al monto obtenido.
Por Hugo Fazio