El periódico ‘The Washington Post’ ha tratado de investigar por qué precisamente el petróleo encaja tan bien en los esquemas de los teóricos de la conspiración:
1. Es difícil encontrar una palanca mejor que el precio del petróleo para mover los acontecimientos mundiales, dado su papel fundamental en la economía mundial.
«El petróleo es desde hace más de un siglo el líquido vital de la economía mundial», dice Robert Alan Goldberg, profesor de historia de la Universidad de Utah, parafraseando el pensamiento de un típico teórico de la conspiración. «Aquellos que quieren dominar el mundo, ya sea por las buenas o por las malas, intentarán controlar los suministros y precios con el fin de perturbar países, fomentar la recesión y la depresión, y evitar la inflación o la deflación».
2. El petróleo y los Gobiernos están muy estrechamente entrelazados.
3. Los productores de petróleo se coordinan entre ellos.
4. Las teorías de la conspiración son políticamente útiles, especialmente en tiempos económicos peligrosos como los actuales. «Los Gobiernos utilizan las teorías de la conspiración para convencer a sus ciudadanos de que tienen que apoyarlos», resume Goldberg.