Una de las máximas que se han mantenido durante el presente año ha sido que la economía está creciendo bajo los niveles proyectados. De hecho han sido permanentes los ajustes a los indicadores de crecimiento – el último informe de la OCDE señala un 1,5% para 2016 – lo que augura el apriete del cinturón por parte del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, mirando hacia 2017.
Esto porque el administrador de la billetera fiscal ha dado cuenta, en todos los tonos que le permite su taciturno discurso, que la baja del precio del cobre y el lento crecimiento de la economía son factores para considerar la articulación de un presupuesto «responsable».
En este sentido el titular de Hacienda ha señalado que, con miras al presupuesto 2017, “habrá cierta normalización de las políticas de inversión, de modo que haya margen para otros gastos. Los mayores aumentos serán en educación y salud, pero también hay gastos importantes en seguridad”.
“Toda regla fiscal es perfectible, pero la nuestra es una buena combinación de flexibilidad y disciplina”, señaló Valdés al explicar cómo se van a gastar los recursos con los que cuenta el Estado.
Discurso que, claramente, no conforma al oficialismo, quienes de forma permanente apunta a a Valdés como uno de los culpables de los escasos recursos con los que cuenta el gobierno para echar a andar tanto las reformas planteadas por la presidenta Bachelet como el impulso de programas que apunten a reimpulsar la economía y modificar la tendencia a la baja que hasta ahora marca el desempleo.
Uno de ellos es el integrante de la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Pablo Lorenzini, quién ha señalado que “hoy día hay muchos programas que no han sido eficientes, que perfectamente pueden ser dejados de lado o parcializados, lo mismo que hay muchas inversiones que no se han cumplido a estas alturas, entonces hay que priorizar bien«, en relación a la ejecución de los recursos durante el presente año.
Al mismo tiempo, Lorenzini agrega que «El mensaje es primero que el presupuesto no es político, el presupuesto es de todos los chilenos. Segundo, aquí está la Bancada de la Democracia Cristiana diciéndole con mucho respeto y cariño que la verdadera lealtad ministro de Hacienda se muestra en esto, advertirle que esta discusión presupuestaria no va a ser fácil si no hay diálogo, si no hay conversación no vamos a aprobar todo lo que se presente».
Junto con esto, Valdés tendrá que lidiar con la oposición de Chile vamos que ya ha expresado sus reparos con el futuro proyecto de Presupuesto 2017, teniendo en la mira la ejecución presupuestaria de diferentes reparticiones públicas.
De esta forma, el senador RN José García Ruminot ya adelantó que «Donde no haya ejecución o donde sea muy baja, hay que repensar la destinación de esos recursos y dirigirlos a educación, pago de la deuda hospitalaria o aumentar el per cápita para salud primaria».
Junto a los dichos del senador García Ruminot, destaca la posición del director del área económica de la Fundación Avanza Chile – plataforma de campaña del ex presidente Piñera – Carlos Ríos, quién le da el carácter electoral a esta discusión «A pesar de que el próximo es un año electoral, al Gobierno se le acabó la plata para concretar un presupuesto expansivo en 2017, por lo que, según lo que el propio ministro de Hacienda ha señalado, esta discusión presupuestaria debería estar marcada por una reasignación y recorte de aquellas áreas que no han mostrado una buena evaluación».
Mensaje que también transmite el diputado Lorenzini cuando señala que «Con corazón vamos a defender un presupuesto para todos los chilenos para el 2017. El mensaje va con toda lealtad».
Claramente la discusión la tendrá cuesta arriba el ministro Valdés, el que deberá aprovechar el asueto diechocero para respirar profundo y respirar. Los meses de octubre y noviembre, a las claras, serán jornadas eternas para el residente de Teatinos 120, justo a un costado de La Moneda.