Las bolsas de la Unión Europea y de Estados Unidos se tambalean por la tensión comercial entre Estados Unidos y Turquía, además de la posibilidad de que se genere una crisis financiera en la nación euroasiática que incida en la banca del Viejo Continente.
Todas las plazas europeas abiertas este miércoles (Milán estaba cerrado por festivo) han vivido bajadas. Fráncfort se ha dejado cerca del 1,6%; París, el 1,8%; Londres cerca del 1,5%; Lisboa, el 1,59%; y Ámsterdam, casi el 1,6%, mientras que el Ibex 35, de referencia en España, ha registrado una caída del 1,26% este miércoles, según reseñó El Economista.es.
El panorama al despertar al otro lado del Atlántico era similar: todos los grandes selectivos de Estados Unidos arrancaron su sesión con pérdidas, lo que hizo que algunos mercados europeos aceleraran ligeramente sus caídas una hora antes del cierre.
El Dow Jones perdía tres horas después de iniciarse su sesión el 1%; más o menos lo mismo que el S&P, el que más compañías recoge; y el Nasdaq caía por encima del 1,5%, según reseñó la agencia Reuters.
Pulso entre Turquía y Estados Unidos
La jornada económica ha estado marcada por el pulso que mantienen Estados Unidos y Turquía. Tras los aranceles que la Administración de Donald Trump impuso al acero turco. Desde Ankara han respondido con nuevos impuestos a una veintena de productos estadounidenses.
Turquía aumentó los aranceles a varios productos de origen estadounidense, en medio de la escalada de tensiones diplomáticas entre ambos aliados, según un decreto presidencial publicado en el Boletín Oficial del Estado turco, informó la agencia EFE.
Entre las importaciones afectadas, se hallan automóviles (cuyos aranceles llegarán al 120%), bebidas alcohólicas (140%) y hoja de tabaco (60%), además de arroz, carbón, productos cosméticos, bombas centrífugas y derivados de la celulosa y el plástico. También se han limitado las operaciones especulativas con liras, para tratar de frenar el derrumbe de la divisa y se han puesto algunos límites a los intereses de los créditos.
Ankara impuso los aranceles, cuyo valor cifró en 300 millones de dólares, en junio como respuesta a la decisión de Washington de no extender la exención a los aranceles del 25% y 10% al acero y el aluminio para la Unión Europea, Canadá y México, medida que también fue contestada por Bruselas.