En la manifestación de sectores significativos del agro en Requínoa una vez más la actitud oficial fue minimizar los problemas, tal como aconteció con la crisis del gas en Magallanes, y no enfrentar los temas de fondo. Frente a los efectos negativos de la revaluación del peso cuyas consecuencias son cada día más evidentes, el Banco Central no puede darse por satisfecho con la forma y dimensión que adquirió su intervención en el mercado cambiario, y el Ejecutivo decir que su aporte es tomar medidas restrictivas del gasto público, cuando arrecian las demandas por un aporte público sustancialmente mayor, como acontece con las demandas estudiantiles, o estimular la colocación en el exterior de recursos de los imponentes, en circunstancias que nuevamente se expresa la inestabilidad de los mercados financieros. Para quienes se financian o tienen sus costos en moneda nacional y sus ingresos en divisas se les produce una situación insostenible, salvo que les sea posible incrementar sus precios de venta, lo cual solo es posible en espacios limitados. La solución tampoco está en que los parlamentarios de los partidos de gobierno, como lo “sugirió” sin éxito La Moneda ante la manifestación de Requínoa, hagan como que ésta no existiese.
Coincidiendo en el tiempo con las movilizaciones estudiantiles por más recursos para el sector y las protestas masivas en contra del megaproyecto eléctrico HidroAysén de Endesa y Colbún, la Federación de Productores de Fruta (Fedefruta) y la Asociación de Exportadores (Asoex) organizaron en Requínoa una manifestación frente a la crisis que enfrentan amplios sectores de la fruticultura, uno de los principales rubros de exportación del país: ”(…) le vamos a decir (al Gobierno) –expresó antes de realizarse la movilización, el presidente de Fedefruta, Antonio Walker- que esto no da para más, que la asimetría UF dólar nos está matando” (06/06/11).
En 2001, graficó el dirigente de los fruticultores, cancelar una UF por créditos bancarios significaba desembolsar aproximadamente US$25, a la fecha del acto de Requínoa el egreso equivalía a más de US$40. Es el drama de los diferentes sectores nacionales que tienen sus ingresos en la divisa norteamericana y sus egresos mayoritariamente en pesos. Una problemática similar viven quienes producen para el mercado local y compiten con bienes extranjeros que con el alto grado de apertura de la economía nacional y la revaluación del peso deben hacerlo con bienes importados crecientemente más baratos en moneda nacional. Son expresiones concretas del síndrome holandés que golpea al país. Y que el Gobierno se niega en reconocer o que, como lo señaló editorialmente El Mercurio, debe aceptarse, dado que en su opinión “la solución definitiva para algunas industrias agrícolas pasa por una reconversión parcial o total” (09/06/11).
Es la tercera vez que Requínoa se transformó en el lugar de expresión del descontento de productores agrícolas. En enero de 1995, durante la administración de Eduardo Frei, más de tres mil agricultores organizaron un cortejo para protestar debido a la competencia que sufrían frente a productos extranjeros subsidiados. Luego, en marzo de 2008, en el Gobierno de Michelle Bachelet reclamaron por el alza de los costos de producción y la apreciación del peso. “No hay –expresó en esta tercera manifestación Walker- políticas públicas profundas para el agro que nos permitan salir. No vemos –añadió- una política exportadora no cobre clara, no vemos un cuestionamiento de la política cambiaria chilena que se adapte al Chile exportador. Eso –concluyó- es súper grave. Es indiferencia. El país no se está desarrollando orgánicamente” (06/06/11).
Una de las medidas centrales entre las 25 que suscribió Piñera durante la campaña presidencial para el agro no se está cumpliendo. En ese documento se comprometió a “garantizar el tipo de cambio estable”. En marzo de 2010, cuando asumió la paridad promedio fue de $523,16, habiéndose ya apreciado el peso en doce meses un 11,75%. Desde entonces al promedio de mayo 2011 volvió a revaluarse en otro porcentaje similar. Sin excepciones, durante toda su administración, el tipo de cambio promedio mensual ha sido inferior al de un año antes. La intervención de enero del Banco Central adquiriendo US$50 millones diarios resultó insuficiente. Se requiere utilizar una batería de medidas más amplias y profundas.
Piñera y su estabilidad el tipo de cambio
(Fuente: Banco Central. Promedio mensual en pesos por dólar)
Mes | Paridad | Mes | Paridad | Mes | Paridad |
2010,marzo | 523,16 | 2010, agosto | 509,32 | 2011,enero | 489,44 |
Abril | 520,62 | septiembre | 493,93 | febrero | 475,69 |
mayo | 533,21 | octubre | 484,04 | marzo | 479,65 |
Junio | 536,67 | noviembre | 482,32 | abril | 471,32 |
Julio | 531,72 | diciembre | 474,78 | mayo | 467,73 |
Las palabras de Walker reflejan la realidad de amplios sectores del agro, que desde luego afecta a todos quienes viven de esas actividades, incluidos desde luego los trabajadores, que constituyen un número significativo. En el trimestre móvil febrero-abril el total de ocupados en el sector fue de 777.608 personas, la tercera cantidad en magnitud después del comercio y la industria. En lo que se equivoca Walker es dar a entender que existiría una política cuprífera clara. Lo que acontece con el metal rojo es la otra cara del síndrome holandés, que tiene como beneficiarios a sectores exportadores de bienes con cotizaciones altas en los mercados internacionales. Ellos lo aprovechan las grandes empresas privadas del sector, mayoritariamente extranjeras, que están obteniendo rentabilidades extraordinariamente altas, que en un elevado porcentaje se llevan del país. Implica también un aumento de los ingresos fiscales, que el país tampoco aprovecha, dado que se colocan los excedentes no destinados a gasto público en el exterior.
El tipo de cambio no es la única variable a considerar sino también por ejemplo las variaciones en los precios de comercialización. Hay sectores que han logrado defenderse de la apreciación al poder aumentar las cotizaciones de sus exportaciones. Por ejemplo, el valor promedio de los envíos de vino embotellado en abril volvió al nivel registrado previo a la crisis económica global. Ello se debe, en no poca medida, a que los esfuerzos se concentraron en la producción de vinos premium. Produciéndose, al mismo tiempo, un incremento en los volúmenes físicos con relación al año anterior, en que eso sí las colaciones se vieron afectadas duramente por el terremoto. En cambio, los incrementos en los precios a granel se reflejó en una fuerte caída de las ventas físicas de abril cifradas en 68,1%. Con el síndrome holandés los sectores exportadores que registran aumentos en sus precios pueden contrarrestarlo u obtener rentabilidades altas, como acontece con la gran minería cuprífera.
En una encuesta efectuada por la SNA y El Mercurio, durante la realización del seminario “¿Cómo viene la temporada 2011-2012?”, un 60% de la muestra reveló que había modificado sus planes de inversión debido a los problemas del sector, ante todo por la revaluación del peso y los incrementos de los costos. Un 37% contestó que había postergado sus proyectos y otro 12% que no tenía previsto efectuarlos. Si se compara con una encuesta similar efectuada un año antes fueron más negativas las respuestas en los sectores de la fruta, vino, leche y agroindustriales, mientras resultaron mejores los de productores de carnes, granos y forestales a causa de aumento en las cotizaciones que compensaron la contracción cambiaria.
Piñera, recién regresado de Europa, luego de un viaje en que combinó vacaciones familiares con la participación en el cincuentenario de la OCDE y actos oficiales en Italia, en un momento nuevamente de dispersión de opiniones frente a diferentes temas en su equipo ministerial y de críticas especialmente de parlamentarios de la UDI por las debilidades gubernamentales en la conducción política, que constituyó en los hechos aunque no se le nombrase una crítica a sus formas de gobernar y al papel desempeñado por el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, buscó evitar el apoyo de parlamentarios de derecha a la jornada a realizarse en Requínoa.
“Esperaríamos –hizo público el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, luego de finalizar la reunión de emergencia citada por Piñera en La Moneda inmediatamente después de descender del avión- que parlamentarios de gobierno no participaran en estas manifestaciones del sector agrícola” (06/06/11). La “sugerencia” muestra, comentó el vicepresidente del Senado, Juan Pablo Letelier, que “no se entiende que estamos viviendo una de las peores crisis para este sector”(07/06/11), Y, cabría agregar que se encuentra en una fase de agravamiento.
El secretario de Estado una vez más dio como demostración de los esfuerzos gubernamentales para impedir una mayor revaluación del peso medidas adoptadas de reducción del gasto público y de estímulo a que las AFP aumentasen la colocación de fondos de los imponentes en el exterior, en el primer caso reduciendo la oferta de divisas en el mercado cambiario y en el segundo incrementando la demanda por ellas. La contracción en el gasto la presentó como una manera de “hacerle el camino más fácil al Banco Central en materia de los aumentos de tasa de interés. (…) y al prestar esta ayuda permitir tasas de interés menos elevadas y así un menor flujo de capitales al país que no esté empujando el tipo de cambio (…)” (06/06/11).
Ambas medidas son más que discutibles. La primera porque se transforma en un factor fundamental para contraer la entrega de recursos para responder a demandas sociales o cumplir promesas electorales con menos restricciones a las que se les está imponiendo y por existir mecanismos para poder utilizar fondos gubernamentales en divisas sin afectar al mercado cambiario, si se alejan del fundamentalismo con que se manejo la economía[1]. La colocación de fondos de los imponentes en el exterior, que siempre ha sido cuestionable, lo es más cuando los mercados de activos financieros dan muestras de fuerte inestabilidad y cuando se requiere al contrario poner esos recursos a cubierto de estos desequilibrios.
Los llamamientos de Piñera y Larraín a los parlamentarios de derecha a no participar en Requínoa no tuvieron éxito. La jornada, con el lema “Rompamos la indiferencia con la agricultura”, fue multitudinaria, alcanzando una concurrencia inédita en la región. “Pese al intento del gobierno para que los legisladores oficialistas no asistieran- constató La Tercera-, diputados y senadores de la UDI llegaron a Requínoa” (07/05/11). “(…) el Gobierno –enfatizó el senador de la UDI Hernán Larraín- comete un error, una vez más, de no oír a la gente” (07/06/11). Para El Mercurio, la presencia de estos parlamentarios los colocó “al filo de la inconstitucionalidad” (09/06/11), como si la presencia en manifestaciones públicas lo fuese.
La jornada conduce a tres conclusiones gruesas. Una es que la franja de sectores del agro afectados por la política económica es extraordinariamente amplia y sin embargo las autoridades se expresan satisfechas por las insuficientes medidas adoptadas. La segunda es que las divergencias al interior de las fuerzas que apoyan a Piñera subsisten o se ahondan y éste no es capaz de poner orden en sus filas. Finalmente, que los problemas deben resolverse teniendo en cuenta a los directamente afectados.
La crítica del presidente de la Federación Provincial de Agricultores de Linares, Ferenc Massow, fue particularmente directa sobre la gestión gubernamental. “Hoy –expresó en su intervención- el gobierno está dirigido por mocosos del segundo piso de La Moneda. Si no quieren escuchar –añadió-, lo tendremos que hacer por la fuerza, estamos dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias” (07/06/11). El malestar se va ampliando y el curso de los acontecimientos conduce a que se postergue enfrentarlo – como aconteció en la crisis del gas de Magallanes o en poner fin a la gestión de Jacqueline Van Rysselberghe en la intendencia de Bío Bío- hasta cuando la situación se hace insostenible. Un gran problema de la “nueva forma de gobernar” es querer hacerlo sin escuchar a la ciudadanía.
En la reunión del Comité Político con los dirigentes de la Coalición por el Cambio el tema central fue, como en ocasiones anteriores, encontrar una nueva forma de trabajo entre el Ejecutivo y los partidos. Los problemas del agro y del tipo de cambio no estuvieron presentes, salvo para criticar la participación de parlamentarios de la Alianza en Requínoa. “Hay muchas cosas que no entendí –expresó luego de la cita el presidente de RN, Carlos Larraín-, que espero se aclaren en los próximos días. Una de ellas es que los partidos de la Alianza tenemos toda la culpa, y eso queda por demostrarse” (07/06/11)
Por Hugo Fazio
El Ciudadano
[1] Véase, Carta Económica 01/05/11.