Según ha explicado una fuente próxima a las negociaciones, las autoridades de Nicaragua cuentan con iniciar las obras a finales de año. En cualquier caso, este plazo figura en el acuerdo trilateral pactado entre Nicaragua, Rusia y China.
La vía fluvial artificial se extenderá a lo largo de 286 kilómetros, mientras que la longitud del canal de Panamá es de 81,5 kilómetros. No obstante, una parte significativa del nuevo canal pasará a través del Gran Lago de Nicaragua. La ventaja principal de esta línea es su anchura de 83 metros y su profundidad, de 27,5 metros, lo que permitirá el paso de barcos de gran tonelaje, esto es, un desplazamiento fluvial de hasta 270.000 toneladas. Por tanto, el canal de Nicaragua será más profundo, más ancho y más largo que su homólogo panameño. Además, está previsto que se construyan dos puertos, un aeropuerto, un oleoducto, etc.
El costo del proyecto se estima en 40.000 millones de dólares. Como inversor principal actuará la compañía china HKND Group, que ha obtenido una concesión por cien años para tender y explotar el canal. Para la construcción se llevarán a trabajadores de China y de países de la América Central.
Rusia también, según la fuente de RBTH, prestará no tanto ayuda económica y organizativa como apoyo político-militar. En particular, Rusia tendrá que proteger la construcción de posibles provocaciones. Con respecto a esto, las autoridades de Nicaragua han cerrado un acuerdo especial con Moscú, tras haber permitido que barcos y aviones rusos de combate presten servicio en su aguas territoriales durante la primera mitad de este año, así como patrullar las orillas del océano Pacífico y el mar Caribe hasta el 30 de junio de 2015.
La idea de construir un canal en Nicaragua apareció ya en el siglo XIХ. Pero entonces en la América Central había una situación política desfavorable, incluida la ocupación de Nicaragua por parte del ejército norteamericano. Más tarde, con éxito variable, cuando el destino del proyecto estaba “casi decidido”, desaparecía de nuevo de la orden del día. Finalmente, en septiembre de 2013 el parlamento de Nicaragua ratificó los proyectos de ley relativos a la construcción del canal. Las perspectivas que se abren ante el país son impresionantes: un rápido crecimiento del PIB, la ampliación del mercado de trabajo, nuevas posibilidades para las empresas locales, ingresos procedentes de la explotación del canal etc.
Lo más interesante es que la construcción de la nueva vía fluvial será mucho más barata que la construcción del canal de Panamá. Por cierto, el hecho de que ahora lo estén ampliando no es fortuito: se planea que para 2016 la capacidad de tráfico del canal de Panamá se haya doblado.
¿Vale la pena el esfuerzo?
La cuestión es hasta qué punto necesita Rusia el canal de Nicaragua. “Después de largas reflexiones Rusia finalmente ha decidido a tomar parte en la construcción del canal, que promete convertirse en la mayor conexión de transporte en el hemisferio Occidental. De este modo, los EE UU perderán una parte significativa del control sobre el territorio que han ejercido estos últimos cien años gracias al canal de Panamá”, declara para RBTH el colaborador científico del Instituto de América Latina de la Academia de las Ciencias de Rusia, Emil Dabaguián.
Según Serguéi Pravosudov, director del Instituto de Energía Nacional, Rusia sacará ventajas no sólo económicas, sino también geopolíticas, pues se asestará un golpe al prestigio de los EE UU. “Actualmente EE UU controla los puntos básicos a través de los que discurren las vías marítimas: los canales de Panamá y de Suez, pero también las grandes vías comerciales que pasan a través de Singapur, Gibraltar, etc. Por eso, la aparición de una vía fluvial alternativa es un desafío directo a los Estados Unidos”, considera el experto.
Sin embargo una serie de expertos rusos mantiene otro punto de vista. En particular, el politólogo Konstantín Símonov considera el proyecto como muy arriesgado. Según él, el canal no es tan necesario a Rusia como a China, para exportar e importar cargas por una vía más corta. Rusia dispone de su propia ruta, la Ruta Marítima del Norte, que permite a los barcos pasar vía Ártico a Europa y Asia.
Según el jefe investigador del Instituto de los EE UU y de Canadá de la Academia de las Ciencias de Rusia, Alekséi Rei, la ampliación de las posibilidades de la Ruta del Norte se encuentra en la esfera de los intereses directos de Rusia.
“Desde el punto de vista económico puede ser incluso más ventajoso que la construcción del canal de Nicaragua”, opina el experto.
Está previsto que el canal de Nicaragua empiece a explotarse parcialmente ya en 2019. La finalización completa de las obras está fijada para 2029.