La pandemia del covid-19, la guerra entre Rusia y Ucrania, así como el cambio climático, son algunos de los factores que provocan el aumento en los precios en los productos básicos de la canasta. Esta escalada continuará al menos cinco años más.
El maestro Luis Andrés Cabrera Mauleón, catedrático e investigador de la Facultad de Agronomía, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), señaló que la estabilidad económica en el país es lejana, ya que no se han realizado acciones correctivas para garantizar un superávit.
Explicó que actualmente existe un encarecimiento del 30 por ciento en la línea de producción del sector agroalimentario, derivado de la falta de lluvias, la escasez de fertilizantes y el aumento en los costos de combustible que se usan para la maquinaria y traslado de sus mercancías.
Lo anterior, provoca que los campesinos reduzcan la superficie de producción o usen menos fertilizantes, lo que reduce los volúmenes de producción. Otros prefieren sacrificar sus ganancias y sólo recuperar su inversión, lo que compromete los períodos consecutivos de siembra.
Destacó que ante este panorama, los campesinos y ganaderos comienzan a buscar otras formas de obtener recursos económicos, que en la mayoría de ocasiones significa “dedicarse a cualquier otra actividad productiva”, lo que reduce drásticamente el abasto de productos y mantiene el aumento en los precios de la canasta básica.
Señaló que una opción para revertir esta situación y garantizar el abasto alimenticio es que los productores comiencen a invertir en tecnología para mejorar los ciclos de riego y no depender de las “siembras de temporal”; además, buscar el acompañamiento de expertos agrónomos para utilizar compostas orgánicas.
En cuanto a los consumidores, pidió crear planes alimenticios para comprar sólo lo necesario, priorizar entre productos, evitar el desperdicio de alimentos y buscar alternativas como la agricultura familiar; no obstante, reconoció que este último punto es más viable para las personas que se encuentran en zonas rurales.
Para enfatizar el tema, el catedrático compartió un estudio de la universidad de Guadalajara sobre el precio de la canasta básica que reveló que tras la crisis económica actual, en México, una familia de cuatro integrantes necesita alrededor de 11 mil pesos al mes, para sobrevivir, sin contar los gastos por servicios básicos.
Guerra, pandemia, sequías, los enemigos del campo
El maestro Luis Andrés Cabrera Mauleón reconoció que a casi dos años y medio de la pandemia de covid-19, el sector agropecuario en México no se ha detenido, pero ha sufrido cambios y ha comprometido la supervivencia económica de los campesinos.
Recordó que durante el confinamiento voluntario, el consumo de las familias se vio afectado porque “no se compraba fruta o verdura fresca”, pues la demanda se centró en productos enlatados, congelados y todo aquello que se pudiera almacenar.
Agregó que la guerra de Rusia y Ucrania ha tenido un impacto global, pero al campo lo golpea en el desabasto de fertilizantes (sobre todo los nitrogenados y fosfatados) y el aumento en los precios de hidrocarburos.
Además, a la población le afecta la escasez de grano, como maíz, avena, girasol y trigo, ya que dicho conflicto bélico frenó los procesos normales de producción y comercialización, lo que afecta a la transformación de la materia prima y el encarecimiento en los productos finales, como el aceite.
Agregó que el cambio climático es un factor determinante en la supervivencia del campo, pues actualmente existen afectaciones en la distribución e intensidad de las lluvias, lo que frena la producción “de temporal”.
Destacó que en algunas regiones, las sequías extremas incluso afectan al ganado que muere por golpe de calor o deshidratación y apuntó que la deforestación es una de las problemáticas que mitigan el abasto de agua.
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Foto: Agencia Enfoque