La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) publicó el informe «Impuestos sobre los salarios en América Latina y el Caribe», el cual revela que la contribución de los trabajadores chilenos a la seguridad social es la más alta de la región, con un 18,2%. Por el contrario, el aporte de los empleadores es el más bajo de la zona, alcanzando un 4,4% de los costos laborales.
Con esto, la economía nacional presenta la desproporción más alta entre lo gastado por trabajadores y empleadores en relación a la seguridad social. Además, muestra una distancia respecto de los promedios regionales y de la OCDE.
Sobre las contribuciones hechas por los trabajadores, el promedio de América Latina y el Caribe es de 7,7%, mientras que el de la OCDE es de 8,3%. En tanto, las contribuciones de los empleadores a nivel regional alcanzan un 13,6% y en la OCDE un 14,3%.
Para el economista Andrés Solimano, estas cifras “están en línea con lo que se ha dicho en el debate de la previsión social. Chile es un caso muy particular de la OCDE, porque los empleadores no contribuyen a los pagos de la seguridad social de sus empleados, solo lo hacen con una pequeña contribución del seguro de cesantía e invalidez, pero no para las pensiones».
En este sentido, Solimano apuesta por igualar gradualmente el aporte previsional entre trabajador y empleador. «Debiera avanzarse a que la tasa del empleador sea igual a la de los empleados. Para mí, ahí sería un sistema más equitativo, aunque igual los empleadores pueden hacer recaer parte del costo en los empleados», advierte.
Chile también tiene la mayor tasa promedio de tributo personal
Luego de un estudio a 20 países de América Latina y el Caribe, la OCDE concluyó que Chile tiene la tasa promedio del impuesto a la renta individual más alta de la región. De acuerdo a datos del 2013, la tasa equivale a un 19,1% de los ingresos salariales brutos.
Puesta en contexto, la cifra cobra relevancia en la medida en que Chile es un país que no garantiza derechos sociales y que deriva estos costos a los bolsillos de las y los ciudadanos. La lucha por la educación y las pensiones constituyen una muestra de esta característica del modelo chileno.
Consultado sobre este punto, Solimano afirmó que «Chile avanzó mucho en privatizar el acceso a la educación y a la salud y recarga una parte importante del gastos sociales en la gente. En los países nórdicos la gente paga mucho impuesto, pero tiene acceso a educación y salud gratis, pensiones buenas y servicios sociales de buena calidad».