Ha pasado casi un mes desde que los trabajadores del Sindicato nº1 de Minera Escondida iniciaron la huelga el pasado 9 de febrero, luego del fracaso de los buenos oficios. A partir de esa fecha, una porción de los 2.500 afiliados al sindicato permanece en un campamento a 3 mil metros de altura, a la espera del reinicio del diálogo con la empresa, instancia que quedó en estado de latencia tras el rechazo de los trabajadores a los ofrecimientos de la patronal.
Al inicio de la movilización, los manifestantes habían anunciado que estaban preparados para dos meses de huelga. En conversación con El Ciudadano, Carlos Allende, vocero de los trabajadores, relata cómo fue la preparación para un proceso que preveían de largo aliento.
«Hicimos un fondo solidario, con una cuota de los trabajadores. Después obtuvimos unos créditos, por lo tanto, con eso suplimos la necesidad en estos meses de trabajo, donde no tenemos sueldo. Obviamente, con la resolución que nos dieron los tribunales referente al pago de la gratificación legal, eso nos dio más tranquilidad. Ahora estaríamos en disposición de extendernos más de 60 días», detalla.
El dirigente se refiere al fallo del Juzgado de Letras del Trabajo de Antofagasta, mediante el cual la empresa quedó obligada a pagar las gratificaciones del año 2016, por un monto que alcanza$1.545.000.
A pesar de esta victoria, algunas nubes oscuras asoman en el horizonte. En un principio, Minera Escondida había anunciado que suspendería la producción durante los primeros 30 días de huelga. Sin embargo, de acuerdo a La Tercera, la empresa pondría en ejecución un plan que contempla la presentación de una nueva oferta a los trabajadores y la reanudación de las faenas.
«Nos parece bastante raro, porque la compañía hizo un reclamo y declaró que ellos van a necesitar gente para los servicios mínimos mientras dure la huelga, entonces, ahora vienen a cambiar las reglas del juego y nos parece bastante raro. De Minera Escondida se puede esperar cualquier cosa a esta altura del partido», comentó Carlos Allende al ser consultado por la decisión de la patronal.
Lo que se mantiene inalterable son las reivindicaciones de los trabajadores: mantener los beneficios, «la empresa intenta reducir en un 14% todo lo que ya tenemos», apunta Allende; tiempos de descanso y que los trabajadores nuevos gocen de los mismos beneficios que los que ya están incluidos en el proyecto de contrato colectivo.
«Aquí se está jugando nuestra estabilidad laboral y el futuro de nuestros hijos y familias. Por lo tanto, la resistencia se produce bajo la unidad para defender nuestros derechos. Todo lo que hemos logrado, lo hemos obtenido por años de negociaciones. Entonces, no puede venir esta administración a intentar quitarnos lo que hemos tenido por anteriores luchas sindicales», advirtió el dirigente.
Aristas de la huelga
Buena parte de la prensa ha optado por enfocar su cobertura en el bono por $25 millones solicitado por los trabajadores, versus los $8 millones propuestos por la empresa, en los inicios del conflicto. El tratamiento dado, generalmente, apunta al diferencial entre las condiciones del mercado laboral minero y el resto de los sectores, pasando por alto que la cifra obedece al aporte del trabajo en el incremento de las utilidades empresariales.
Gonzalo Durán, economista e investigador de Fundación Sol, pone en perspectiva el monto incluido en el proyecto de contrato colectivo levantado por el sindicato. «Hay que recordar que la última negociación del sindicato Escondida fue el año 2013, por lo tanto, los beneficios no se han negociado desde ese entonces. Si uno revisa lo que ha ganado la empresa desde ese año hasta la fecha, estamos hablando de que hay un pozo de ganancias cercano a los US$14 mil millones, que no ha sido negociado», apunta.
Otra derivada de la huelga ha sido el impacto económico que pudiera reportar para el país. En esta línea, las cifras han abundado: los cálculos del sindicato indican que por cada día de inactividad, la compañía dejar de recaudar cerca de US$20 millones. Desde el Ministerio de Minería calculan que por cada día de huelga se dejan de producir 3.370 toneladas de cobre, mientras que el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, dijo sobre la huelga que «la vamos a sentir, esto tiene efectos macroeconómicos de corto plazo».
Para Gonzalo Durán, los efectos de la movilización serían más bien marginales. En términos de la recaudación fiscal explica: «Cuando uno revisa lo que está sucediendo con los impuestos en la minería, hay una falacia que poco se conoce. Y es que el impuesto específico que se le cobra a la minería del cobre, en realidad, no es lo que todo el mundo cree, no es el royalty. Porque es un porcentaje que es muy bajo y si uno ve las cifras nacionales, uno se da cuenta que toda la minería aporta, a través del impuesto especifico, menos de 1,5 – 2%».
A la hora de evaluar el resultado del conflicto sobre el crecimiento económico, el investigador cree que «es relativo, hay que pensar que Minera Escondida también está ganando con esta huelga. Lo que han hecho es aumentar el precio del cobre, dado que es una mina tan importante en el escenario mundial, el precio del cobre ha subido y, con ello, sus accionistas también están ganando un rédito por eso».
Desde el sindicato, aportan otro punto para entender la dimensión de la huelga, en relación a la estrategia que la empresa podría desplegar en caso de vencer. «Acá se está jugando la base de lo que pudiera venir a futuro para los trabajadores. Con lo que intenta hacer la compañía, claramente termina con los sueños de todo aquel quiera entrar a una gran compañía minera. La empresa podría terminar contratándolos con menos beneficios y los trabajadores antiguos empezaríamos a perder los grandes beneficios que hemos tenido durante años», explica Carlos Allende.
Respecto de lo que ha sido esta negociación colectiva, Gonzalo Durán sostiene que hace falta una negociación por rama de actividad económica, con el fin de establecer una base que posibilite que las empresas puedan negociar los pisos mínimos en un segundo momento. El economista justifica este enfoque porque «incluso ante un escenario como este, la empresa tiene el poder para mantener la huelga y por eso que tambien vemos con preocupación las reformas laborales que se han hecho en el último tiempo, sobre todo la última, que lo que hace es quitar cierto poder (a los sindicatos), para que esto quede más desfavorable para los trabajadores».
Descargo ante la denuncia de la empresa
El pasado martes, representantes de Minera Escondida presentaron una denuncia criminal en la Fiscalía Regional de Antofagasta. De acuerdo a los denunciantes, un bus con 40 trabajadores fue retenido al salir de la faena durante la jornada del lunes. «Lo sucedido claramente es una vulneración a los derechos de nuestros trabajadores y colaboradores. Además de los bloqueos realizados en nuestros accesos, tanto en faena como en Coloso, esta vez, el Sindicado n°1 tomó una decisión adicional y retuvo a trabajadores en contra de su voluntad», señaló Patricio Vilaplana, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Escondida, según consignó 24horas.cl.
¿Cuál es la versión de los trabajadores? «No tenemos nada que ver. Esto fue una cosa puntual. Un grupo de trabajadores se desplazó a un sector donde pensaba que iba entrando gente a hacer reemplazos, por lo tanto, controló y estaba deteniendo gente que iba saliendo. Pero eso, rápidamente, en horas de la tarde ya estaba normalizado», puntualizó Carlos Allende.
El dirigente aprovechó de denunciar que «Minera Escondida trata de colgarse de estas situaciones para denostarnos y desviar la atención del problema real y transformar esto en un acto delincuencial».