El acuerdo al que llegaron este lunes los líderes de la Eurozona y Grecia fue el resultado de una dura negociación que resultó más beneficiosa para los acreedores que para el pueblo griego. «Afrontamos dilemas difíciles y tuvimos que hacer concesiones difíciles para evitar la aplicación de los planes de algunos círculos ultraconservadores europeos«, explicó el primer ministro griego, Alexis Tsipras, al término al término de la cumbre de la Eurozona en la que se acordó iniciar negociaciones para un tercer rescate.
El mandatario heleno aseguró que el acuerdo no es tan negativo como algunos quieren hacer creer, pues el paquete de medidas negociadas permitirá a Grecia salvaguardar la «estabilidad financiera«.
«Creo que el pueblo reconoce el combate difícil que hemos tenido y que en esta ocasión el peso de las medidas será mejor repartido entre la sociedad«, añadió Tsipras tras la reunión del Eurogrupo que duró más de 17 horas.
El primer ministro heleno se mostró ante la prensa fuerte y convencido de que el acuerdo beneficiará al pueblo griego: «Conseguimos ganar la reestructuración de la deuda y una financiación segura a medio plazo«, subrayó, en alusión a la mención a una posible mejora de las condiciones de pago que incluye el programa y al desembolso de entre 82.000 y 86.000 euros que incluirá el rescate.
Si bien es cierto, a cambio de esas concesiones, el Eurogrupo obliga a Grecia a implantar una serie de duras reformas y medidas, como la subida del IVA, la reforma en las pensiones y la creación de un fondo para gestionar los activos que vayan a privatizarse. Pese a todas estas concesiones, Tsipras subraya: «seguiremos luchando para establecer la soberanía nacional (…) Hay que luchar contra la oligarquía que llevó el país hasta aquí«.
Las redes sociales, en cambio, no se han mostrado tan optimistas ni esperanzadoras. Muchos han sido los mensajes publicados por lo usuarios en los que califican el acuerdo llegado entre Grecia y la Unión Europea como un auténtico «golpe de Estado«.