El gobierno insiste ante el Congreso con su oferta de subir el sueldo mínimo a 193 mil pesos, en cambio la CUT exige que sea de 250 mil. Entre medios parlamentarios del oficialismo y la oposición plantean leves aumentos. Según el gobierno, subir el salario mínimo por sobre lo ofrecido “pone en riesgo el empleo y a la economía en general”. La discusión tiene de fondo que estadísticas del 2010 detallan que la Canasta Básica para sobrevivir una semana es de $45.000 para una familia de 2 adultos y 2 niños. Es decir, 180 mil al mes.
Luego de semanas de negociaciones –que incluyeron el rechazo a legislar de la Cámara de Diputados- a última hora de ayer miércoles el Gobierno logró que el Senado aceptase la idea de legislar y esta mañana lo hizo la Cámara de Diputados, aun cuando el Ejecutivo no varió su propuesta de un reajuste que aumentaría el salario mínimo mensual real de 182 mil a 193 mil pesos.
La sala de la Cámara Baja acordó hoy jueves discutir en detalle el proyecto en la sesión del próximo martes, momento en el que los dos sectores que se oponían al proyecto del Gobierno, intentarán nuevamente aumentar la cifra hasta los 200 mil pesos.
La insistencia del proyecto fue aprobada ayer por los dos tercios del Senado, luego de una sesión que no contó con la votación de los parlamentarios concertacionistas.
El Gobierno presentó el martes pasado el decreto de insistencia a la idea de legislar el proyecto de ley que reajusta el salario mínimo en un 6% nominal (2,9% real), pasando de los 182 mil a 193 mil pesos. Esto debido al rechazo que tuvo anteriormente en la Cámara de Diputados por parte de los parlamentarios de Renovación Nacional y la oposición, sectores que exigen que el salario mínimo no sea inferior a los 200 mil pesos, y de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que pide 250 mil.
La Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, y Pablo Longueira, titular de Economía, argumentaron la imposibilidad de dicho monto, señalando que un aumento distinto al que arroje la fórmula: “inflación esperada + productividad”, pone en riesgo el empleo y a la economía en general. Según este criterio, el salario mínimo 2012, debiera ser: $191.000 (3 puntos por inflación y 2 por productividad).
El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, siempre todas estas semanas que el Gobierno mantendría esa propuesta, porque les parecía “seria y responsable”, y había anunció lo que hoy ya es oficial: el envío de un proyecto que fije una institucionalidad permanente para el cálculo del salario mínimo.
ARGUMENTOS SOBRE LA MESA
Los argumentos de las autoridades políticas de este y los pasados gobiernos en contra de un aumento considerable del salario mínimo han apuntado regularmente a la “protección de la empleabilidad” y la “competitividad”, llevando al debate a niveles abstractos lejanos a los malabares de miles de familias deben hacer con el reducido monto de subsistencia.
Cecilia Cifuentes, investigadora del Programa Económico del Instituto Libertad y Desarrollo –estrechamente ligado a la derecha- sostuvo en una columna publicada el 21 de junio que un salario mínimo alto perjudica a los sectores más vulnerables, “ya que los deja con una posibilidad reducida de encontrar empleo” ocurriendo que un sector de trabajadores se vería beneficiado, pero otro perdería su empleo o caería el sector informal, y otros no podrían acceder al mercado de trabajo. Esta situación, a juicio de la investigadora, no solucionaría la pobreza en Chile, haciendo a un amplio sector aún más dependiente de políticas asistencialistas.
A juicio del economista de Fundación Sol, Gonzalo Durán, este argumento tiene un error grave de diagnóstico, ya que omite el hecho que nuestro país tiene lo que se llama técnicamente un «mini salario mínimo», es decir, que es muy bajo de acuerdo a la realidad económica y en particular del PIB per cápita.
“Lo anterior se refleja en dos hechos claves: tenemos el séptimo salario mínimo más bajo del cono sur (dólares ajustados por paridad de poder de compra) y equivale a la mitad de lo que lograban los países europeos y otros de ingresos altos, cuando estas naciones tenían el mismo PIB per cápita que tiene Chile al 2011”, afirma.
Es decir, en Chile falta una discusión verdadera y honesta respecto al valor del trabajo. Hoy, la propuesta de $193.000 solo cubre un 66% de la línea de pobreza familiar.
Los argumentos respecto a que un salario mínimo más alto pondría en riesgo los fundamentos de la economía (empleo, inflación, crecimiento), suponen algo que es altamente discutible: «que los trabajadores son remunerados de acuerdo a su productividad», explica el economista.
Los estudios muestran que en los últimos 20 años el crecimiento en la productividad laboral ha cuadruplicado al incremento de las remuneraciones. “Esta brecha salario-productividad se origina por las asimetrías de poder entre trabajadores y empresarios y, ahí, la elite política no ha hecho cambios para transformar esta realidad”, indica.
Por su parte, Roberto Morales, investigador de la Fundación Instituto de Estudios Laborales (Fiel) señala que no hay estudios concluyentes que indiquen que a más salario más desempleo, ya que estos están hechos en contextos de crisis. Además, añade que Chile no tiene un mercado laboral rígido, ya que la flexibilidad laboral es mucha en la práctica, las leyes son restrictivas para los trabajadores y la negociación colectiva ocurre sólo en el papel.
Otro economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, explica que en la actual discusión del sueldo mínimo se ha obviado la variable de la distribución del ingreso, la que sí estaba antes en el debate: “No hay que olvidar que en Chile las propias estadísticas acusan que un 70% de los trabajadores asalariados no ganan más de 300 mil pesos”. A su juicio, no sólo hay que debatir el tema del sueldo mínimo, sino que sobre todo la calidad del empleo, “sobre todo cuando el Gobierno aseguró que está creando el millón de empleos prometidos”.
PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS
A mediados de junio, Juan Araya, presidente de la Confederación Nacional de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Conapyme) respaldó la propuesta de salario mínimo presentada por el Gobierno, puntualizando que pueden pagar un sueldo con un reajuste del 5%.
Sin embargo, como explica Gonzalo Durán, las empresas de menor tamaño enfrentan al menos cuatro restricciones frente a las empresas más grandes, y todo ello repercute en una pérdida de competitividad.
“Las restricciones de acceso al crédito, acceso a mercados y mercados protegidos, la restricción tecnológica y la restricción de poder (con la gran empresa), son factores determinantes en los escasos márgenes. En esa línea, aumentos significativos del salario mínimo impulsan la demanda doméstica vía mayor poder de compra y genera un círculo virtuoso que favorece a las empresas pequeñas”, afirma.
En el corto plazo y mientras se modifica la institucionalidad productiva (en torno a estas cuatro restricciones), “se puede perfectamente pensar en un plan que contemple el uso de subsidios a las cotizaciones de los trabajadores/as de las pequeñas empresas, y ello, evidentemente se conecta con una reforma tributaria verdadera, que ponga fin al Fondo de Utilidades Tributables (Fut) y que elimine la trenza tributaria que permite que el impuesto de primera categoría opere como crédito a los impuestos finales”, explica.
INSTITUCIONALIDAD PERMANENTE
El día de ayer, el Gobierno anunció el envío en 30 días de un proyecto de nueva institucionalidad para fijar el salario mínimo, que se basará en tres criterios para establecer cada año el monto en forma automática: la evolución del crecimiento económico, la productividad y la inflación.
Para Gonzalo Durán, dicha institucionalidad debe posibilitar que el salario mínimo sea negociado colectivamente en mesas nacionales, con posibilidades reales de huelga, en un esquema que dote de poder a los trabajadores. “Este sistema es el que logra mejores resultados en la experiencia comparada al compatibilizar dos objetivos: el social y el económico. Para esto, nuestro país debe pensar en un nuevo modelo de relaciones laborales que desactive los dispositivos creados en dictadura y que han provocado que la negociación colectiva sea una herramienta inútil al momento de distribuir ingresos”, afirma.
Arturo Martínez, presidente de la CUT, días atrás expresó su rechazo al anuncio gubernamental «ya que no es más que una comisión técnica que va a actuar sobre la base de los equilibrios macroeconómicos, y en definitiva, eso no resuelve nada».
LA CUT
No obstante, los primeros meses de 2010, economistas y representantes de los empresarios y de los trabajadores (dirigentes CUT) formaron la Comisión Técnica de Salario Mínimo, con el fin de dar un marco técnico a su negociación. En junio de ese año, propuso un reajuste de un 3%, en línea con la inflación esperada, lo que fijó el valor en ese entonces.
En ese momento, Arturo Martínez señaló que si el Gobierno subía el reajuste a 175 mil pesos, lo aprobarían de inmediato. Ello no ocurrió ¡pero por tres mil pesos de diferencia!
Hoy, la CUT se suma al sentir de diversos sectores e impulsa movilizaciones por un salario mínimo que llegue a los 250 mil pesos. «Corresponde definir un salario mínimo de acuerdo a las necesidades de las personas y de los hogares y no sobre la base de guarismos técnicos», afirmó.
Para el dirigente de la Central, Cristián Cuevas –crítico de la actual conducción- el debate sobre el salario mínimo debe salir de las paredes cupulares de la propia CUT, el Gobierno y el empresariado. “Ellos hablan desde la macroeconomía, pero tenemos que hacer política económica pensando en la vida cotidiana de los trabajadores de nuestro país que sobreviven con el salario mínimo”, afirma.
ALGUNAS CIFRAS
De acuerdo a la campaña de Fundación Sol “Tu trabajo vale”, en nuestro país el 17% de los asalariados gana el sueldo mínimo. Incluyendo a éstos, el 75% gana menos de 350 mil pesos mensuales. Sin embargo, el FMI proyecta que en 2014 Chile tendrá un PIB de 800 mil pesos mensuales per cápita, lo que se explica por la enorme desigualdad existente, donde el 5% de los hogares más ricos percibe 830 veces más que el 5% de los más pobres.
En 2010, según el Servicio de Alimentación y Nutrición de la Universidad de Chile, la Canasta Básica para sobrevivir una semana es de $45.000 para una familia de 2 adultos y 2 niños. Es decir, 180 mil al mes. Esto sólo considerando alimentación; no transporte, ropa, servicios básicos o cultura.
Una marcha convocada por la CUT para exigir un aumento del sueldo mínimo a 250 mil pesos, convocada para este jueves en la plaza Los Héroes de Santiago, fue reprimida por la policía, argumentando que no contaba con autorización.
DATOS DE LA ENCUESTA CASEN 2009
–319 mil trabajadores reciben entre 1 y 1,25 SM, por lo que si se suma a quienes ganan menos que eso se llega a 1.038.901 personas.
–75% del total de trabajadores a ingreso mínimo trabaja en el sector privado, principalmente mujeres del servicio doméstico (desde marzo, su salario no puede ser menor al mínimo).
-El 27% de los trabajadores entre 18 y 21 años percibe mensualmente entre 1 y 1,25 salarios mínimos.
-El 19% de las mujeres recibe el salario mínimo, frente al 14% de los hombres.
-La pobreza afectó a 2.564.032 personas en el año 2009, es decir, hubo 355.095 más personas pobres que en 2006.
-Las regiones con los niveles más altos de pobreza, (más de 20%), son la del Maule, Bío-Bío, de la Araucanía y de Los Ríos. Los mayores incrementos se dieron en la de Atacama y de la Araucanía.
Evolución del salario mínimo:
2003: $ 115.648
2004: $ 120.000
2005: $ 127.500
2006: $ 135.000
2007: $ 144.000
2008: $ 159.000
2009: $ 165.000
2010: $ 172.000
2011: $182.000
Cristóbal Cornejo
Foto: David von Blohn
El Ciudadano
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