Según se conoció este viernes por una filtración de Wikileaks, las demandas a los países en vías de desarrollo hechas por la Unión Europea en las negociaciones TISA ponen de evidencia el doble estándar de la UE. Mientras que la Comisión Europea trata de convencer al público europeo que su enfoque en los Acuerdos de Libre Comercio es para salvaguardar los servicios públicos europeos, al mismo tiempo exige que los servicios públicos de los países en desarrollo sean socavados.
La mayor preocupación son las demandas de la UE para otros países que están negociando, de modo que limiten drásticamente la salvaguardia de los servicios locales. Tal medida podría abrir al agua, a la gestión de residuos, a la salud y a la educación a las corporaciones multinacionales. La UE es el lugar de origen de algunos de los mayores operadores de servicios privados de todo el mundo, los cuales han utilizado otros acuerdos comerciales para ampliar su dominio del mercado y salvaguardar sus beneficios. Irónicamente, muchas ciudades europeas han revertido recientemente privatizaciones fracasadas, como la remunicipalización de los suministros de agua de París y Berlín, en un proceso que podría ser limitado por el TISA.
Paulina Acevedo, del Observatorio Ciudadano y de la Plataforma Chile Mejor sin TPP, afirmó que “es asombroso e inaceptable que justo cuando en nuestro país estamos intentando revertir la privatización radical de los derechos, nos enteramos que nuestros gobiernos han negociado en secreto para perpetuar el orden construido en dictadura. Hoy se entiende el acuerdo a puerta cerrada del TISA: sus disposiciones jamás pasarían la vara del bien común y de la discusión democrática”.
En tanto la secretaria general de la Internacional de Servicios Públicos (ISP), Rosa Pavanelli, afirmó que «los países en desarrollo deben tener cuidado y no dejarse engañar: las declaraciones de la UE sobre la Europa social se acaban cuando se trata de su política exterior y el comercio. Parece que el modelo social europeo termina en la frontera de la Unión y se transforma en brutal neocolonialismo cuando se trata de la política comercial hacia los países en desarrollo.»
«Por otra parte, la posición de la UE ignora el peligro que supone exportar las políticas de privatización agresiva para el mundo en desarrollo, que ya han demostrado ser la causa de la inestabilidad social y política en muchos países de la Unión», dijo Pavanelli.
Sorprendentemente la UE está exigiendo que los países en desarrollo restrinjan drásticamente su capacidad para regular los mercados financieros, justamente lo que produjo la grave crisis social y económica en ese continente, a fines de la década pasada.