Las criptomonedas se convirtieron en el activo con el crecimiento más rápido del año: según informó la agencia china Xinhua, a lo largo del 2020 el índice de criptomonedas Bloomberg Galaxy creció un 65%. A modo de comparación, el segundo activo más rentable, el oro, solo subió un 25%. No obstante, las autoridades chinas optaron por crear un yuan digital en vez de legalizar las criptomonedas existentes. Por el momento, las pruebas piloto tienen lugar en cuatro regiones chinas. Se espera que la zona se amplíe para los JJOO de Invierno de Pekín en 2022.
La creación de las criptomonedas fue una respuesta a la crisis financiera global de 2008 que hizo que muchas personas se decepcionaran del sistema financiero tradicional. Hasta la fecha, existen miles de criptomonedas y activos digitales, todos ellos descentralizados.
Paradójicamente, la tecnología blockchain (cadena de bloques, en español) permite conseguir una transparencia total sin perder el anonimato y es que, debido al hecho de que los datos se almacenan en forma cifrada, es imposible identificar al propietario. Al mismo tiempo, el propio sistema garantiza el registro transparente de todas las transacciones, algo que hace imposible, por ejemplo, realizar la misma transacción dos veces o pretender que no hubo ningún pago.
De acuerdo con los ideólogos de las criptomonedas, la ausencia de un centro único de emisiones y procesamiento debía asegurar su confiabilidad, puesto que era imposible quitar, devaluar o congelar la criptomoneda. Al mismo tiempo, los usuarios estaban protegidos contra el fraude, ya que el blockchain permite al propietario acceder a la lista de todas las transacciones para asegurarse que todo está correcto.
No obstante, dicho sistema no resultó ser tan conveniente en la vida real. Primero, el blockchain clásico requiere enormes recursos informáticos, algo que ralentiza mucho el procesamiento de las transacciones. Segundo, los precios de las criptomonedas no reguladas son muy inestables, de modo que los propietarios de los activos digitales no tienen la oportunidad de protegerse frente a los posibles riesgos financieros. Finalmente, el anonimato hizo imposible la lucha contra el blanqueo del dinero: las criptomonedas a menudo son utilizadas por delincuentes.
Aunque muchos países, entre ellos China, no han legalizado las criptomonedas, han aprovechado algunas de sus características. Por ejemplo, si un regulador es propietario de un blockchain, será capaz de seguir casi cualquier transacción en la economía. En teoría, esto significa que una criptomoneda centralizada podría ayudar a acabar con la economía ilícita, aumentar las recaudación de impuestos y regular mejor la cantidad del dinero en circulación. En otras palabras, dotaría al Banco Central de herramientas de control muy potentes.
Además, las particularidades de los sistemas de información utilizados en la economía digital permitirían realizar más transacciones de manera casi instantánea y en cualquier parte del mundo. Esto significa que la tecnología podría hacer un gran avance en el sistema financiero mundial y los pagos transfronterizos. Finalmente, ayudaría a resolver los problemas de las personas que no tienen acceso a los servicios bancarios: lo único que necesitan es un monedero electrónico.
A partir de 2014, China ha trabajado activamente en la creación de una moneda virtual nacional. De acuerdo con un estudio del Banco de Pagos Internacionales, para mediados de 2020, al menos 36 bancos centrales de distintos países estaban estudiando en cierta medida las monedas digitales. No obstante, fue China quien avanzó más en este ámbito. En particular, los bancos de algunas regiones del país ofrecían a sus clientes utilizar monederos electrónicos y realizar transacciones en moneda digital. Así, los funcionarios de la localidad de Suzhou obtenían compensación del abono de transporte en yuanes digitales. Las pruebas piloto de la moneda virtual son fundamentales y es que cualquier fallo es capaz de crear problemas económicos a nivel nacional, declaró a He Xiaoyu, el economista principal de la empresa Zhengxin Investment Group.
«El objetivo de las pruebas es evitar posibles problemas cuando comience la circulación de la moneda digital. Creo que los test deberían llevar algún tiempo. En última instancia, es un paso importante hacia la unión de las tecnologías modernas y las finanzas», afirmó.
El especialista subrayó que se trata de un proceso bastante complicado que incluye el cambio de los hábitos financieros de los vecinos del país. «Es necesario someterlo a prueba varias veces antes de ponerlo en circulación», señaló Xiaoyu.
Pese a que las monedas virtuales buscan reducir el costo de los servicios financieros y hacerlos más accesibles, el desarrollo de las monedas digitales nacionales tiene más éxito en los países que ya tienen un sistema financiero maduro y al mismo tiempo, un alto nivel de tecnología. Por lo tanto, no es de extrañar que China sea el líder en este ámbito, y es que el país asiático constituye el mercado de pagos móviles más grande del planeta.
Por ejemplo, el año pasado, cuatro de cada cinco transacciones se realizaron a través de los sistemas chinos Alipay y WeChatPay. Esta es una de las razones por las que la sociedad china está más lista que otras para usar monedas digitales, de acuerdo con el experto.
«China está a la vanguardia de este proceso. La moneda digital incluye tecnologías innovadoras utilizadas por las herramientas de pagos WeChatPay y AliPay», afirmó. El economista indicó que algunos países del Occidente creen que dichas tecnologías ponen en riesgo la privacidad del usuario. Y en algunos países, como Japón, parte de las empresas comenzaron a aceptar Alipay para hacer que los ciudadanos chinos gastaran más dinero en su país.
«De hecho, los chinos son muy listos y responden rápidamente a las innovaciones. Y en Occidente, la economía de mercado se formó hace mucho tiempo, lo que llevó al establecimiento de un cierto tipo de conciencia y la formación de una actitud conservadora hacia los métodos de pago innovadores, como las monedas digitales», explicó.
El interlocutor agregó que no se trata de un problema técnico ni de la superioridad de las tecnologías chinas, sino de «los aspectos históricos y culturales».
Aún no se sabe cómo será la ejecución técnica final del yuan digital. Si tomamos en cuenta las declaraciones de los funcionarios del Banco Central de China, se puede suponer que en una primera etapa la moneda virtual reemplazará el dinero en efectivo y no requerirá una cuenta bancaria. Probablemente se utilizará a través de la tecnología NFC, incluso sin conexión a internet.
Existen debates acerca de si el criptoyuan podría desafiar la hegemonía del dólar y convertirse en una nueva moneda mundial gracias a la digitalización. Los analistas de Deutsche Bank opinan que el uso de la moneda virtual china podría poner fin a la necesidad de utilizar los servicios de SWIFT (Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales, en español), algo que podría convertir al yuan en una moneda de reserva mundial. Anteriormente, el dólar se convirtió en una moneda de reserva gracias al inicio del comercio de materias primas en dicha moneda. Así que los posibles cambios del sistema financiero podrían cambiar por completo el equilibrio de fuerzas en el mercado mundial de divisas.
Cabe señalar que la internacionalización del yuan no solo se ve obstaculizada por razones externas, sino también por internas, como la ausencia de libre conversión de la moneda china o el control de capitales. No obstante, si China pone a prueba y lanza con éxito su propia moneda digital será una innovación muy importante a nivel mundial y un ejemplo para otros países. Y si el mundo comienza a digitalizar gradualmente sus divisas, el sistema financiero existente se transformará de manera totalmente natural.
Cortesía de Sputnik
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