Aniversario El Ciudadano

Estimados, este grupo que escribe bajo el nombre de El Ciudadano cumple un año de existencia gracias al fiel apoyo de ustedes, nuestros lectores, y los distintos avisadores que han visto en nuestro medio una alternativa creíble y seria en el periodismo regional.

Estamos felices, hemos roto el mito de que el periodista no puede ser un empresario de las comunicaciones y nos sentimos orgullosos de no haber tenido que desmentir ni una sola palabra de las informaciones entregadas, noticias, reportajes que han sacado chispas en distintos sectores.
Doce meses han transcurrido y claramente nos perfilamos como el medio revelación de este fértil territorio, difundiendo temas que otros prefieren no tocar por distinto tipo de intereses y dando cuenta de una dura realidad que golpea nuestras narices, pero que muchos prefieren pasar por alto.
Si usted se ha dado cuenta, El Ciudadano ha crecido en páginas, sin embargo su valor simbólico de 200 pesos no ha sufrido variación en los últimos 10 meses. Y es que nuestra idea jamás ha sido la de obtener grandes ingresos, preservándose nuestro principal interés en esta etapa: continuar apareciendo cada 15 días para remover la conciencia política, económica social y cultural de la que será la Nueva Región.
Pero, quién sabe, quizá este humilde quincenario de las noticias que importan, baje de precio y aumente en páginas , llegue a Santiago y realice el proceso inverso del bombardeo de noticias centralistas y de TV que invaden nuestros kioscos, quién sabe si de aquí al próximo año al momento de escribir el editorial del número 48, les estemos contando que ya estamos llegando a la capital, que aburridos de tanto esperar y que mediante la validez y contundencia de nuestros argumentos ya no son 15 mil personas las que nos leen por edición, sino muchas más y que -más aún- ya no seremos quincenario y que nos hemos convertido en un diario que, naciendo en la pequeña ciudad de La Unión, rompe el monopolio de los grandes en la prensa nacional.

Pedestres nacimos para recorrer el espacio
las metas, las brincas
definido por ideales difíciles de abandonar
y activo del cuanto ocurre
decidores de nuestro destino
incapaces de maniobrar sin voluntad popular
alarmistas de cuanta injusticia
inconformistas hasta decir basta
observantes de la absurda existencia de la obligación
y de la determinante demencia de un gobernante
atento siempre vigilante
con las manos despejadas para romper las cadenas
la condicionante, el eslabón anti rebelde
la somnolencia de una sociedad telemaniaca
jolgorio del acaudalado espectador
el circo en que sigue para entretener al pueblo
un león enjaulado que se tragará al domador.

Bruno Sommer