Chile ha sido mirado con atención por Perú en su proceso de transformación social por vía democrática, hace ya unos años, pero la promesa de Asamblea Constituyente que traía Ollanta Humala para su mandato, fue negociada para no ser tal y un Pedro Castillo más decidido una vez alcanzado el poder, se le persiguió rápidamente para que no ejerza la soberanía de lo que significa la Presidencia del país, lo mismo que ha sucedido en Chile, en contra de Gabriel Boric y ministros, pero con otras variantes.
El poder dominante busca incesantemente torcer la transformación que como sociedad hemos venido a darnos por vía democrática.
El sistema, mientras tanto, sigue siendo de miseria para las grandes mayorías más allá de los programas que intenta solventar un disminuido Estado cómplice de una falsa competencia , Fiscales que protegen a los grandes delincuentes de cuello y corbata, que les mandan a lecciones de ética-Chile- ,mafias internacionales , crimen organizado para financiar las operaciones sucias que un Congreso no les puede aprobar (como ocurre en países del primer mundo) , cuando ya se han hecho de sectores estratégicos como la generación de electricidad y su distribución, la minería , la industria forestal, los medios de comunicación, la banca y otros espacios que conocemos, que tomaron simplemente de hecho, y al margen de regulaciones para esquilmar la Patria.
El Chile institucional, está acorralado por poderes fácticos, un país con estándares de democracia bajos para hacer frente al modelo, y en frente una nueva oportunidad histórica para el país: darse una Nueva Constitución, tras el acuerdo de la clase política que guste o no ha iniciado un camino 2.0 para un nuevo contrato social.
Chile sigue bajo una matriz de concepción antidemocrática a 50 años de cumplirse el quiebre de nuestra institucionalidad democrática un 11 de septiembre de 1973 por acción coordinada de la oligarquía chilena, Estados Unidos y militares chilenos que traicionaron a su pueblo contaminados por polarización, y ordenes so pena de su propia muerte si no obedecían instrucciones de perseguir, torturar, matar y desparecer personas.
La vía chilena al socialismo en democracia, que no era ni la vía cubana, ni la china, ni la rusa, fue interrumpida por la vía armada genocida, esa misma militarización, que hizo guerras por petróleo por el mundo en harás de un capitalismo industrial corporativista y militar asesino anglosajón.
La posibilidad de la construcción de un estado socialista de bienestar aplastada primero con violaciones a los derechos humanos, sangre, y luego aplastada con corrupción.
Si miramos más allá de nuestras fronteras, más lejos que a nuestro hermano Perú que hoy resiste tal como lo hizo Bolivia, tras el golpe de Estado ocurrido hace no mucho, vemos sufrir al otro lado del mundo, al pueblo ucraniano lo peor de la humanidad: la guerra.
En Tierra que debiese ser santa, libre de guerra, Ucrania, de un lado vemos a Estados Unidos e Inglaterra , el United Kingdom, aliado a una Europa “unida” financiando y entregando armas a un pueblo que no estaba preparado para la guerra para enfrentarse al imperio de Rusia, sacrificándose a un pueblo que en la conciencia de la importancia de la defensa del territorio se ha volcado a un fraticidio.
Este corporativismo en su versión asesina, del que nos alertara salvador Allende y que carcomería a las naciones, es el que que hoy con brazos militares privados daña a la población civil, como parte del resultado de políticas de una derecha internacional que ha comprado los destinos de países corrompiendo a la clase política y en especial a sectores que han declarado para ganar el voto, representar valores de la izquierda.
En Latinoamérica hemos podido ser testigos de ello en innumerables ocasiones y cada vez que llega al poder un programa que se presenta al pueblo como transformador, éste es resistido por quienes gozan del sistema montado y es atacado hasta hacerlo caer.
Si vamos por la vía democrática, igualmente nos atacan y así ha sucedido en Perú clamante de una Asamblea Constituyente y nueva Constitución, que ha sido acallada militarmente violando derechos humanos de manera sistemática mediante el uso de las fuerzas armadas.
El que los pueblos se den Nueva Constitución es el peor temor de los amos del modelo y prueba de ello es también lo que sucedió en Chile recientemente cuyo proceso fue empañado por guerra de desinformación, situación que debemos resguardar institucionalmente no ocurra en el nuevo proceso y sea sancionada si así sucediera.
Chile despertó, y también Perú. Y no queremos más muertos por querer cambiar nuestro destino. Esta vez ni pandemias, ni nuevos virus de laboratorio, ni acuerdos que vayan en contra del pueblo joven y rebelde, han de vencernos.
Lo avanzado en el campo de las ideas para nuestra liberación ha de ser traducido en Ley y materia por vía democrática, asambleísmo y personas que se miran a los ojos para tomar acuerdos con inteligencia y sapiencia ciudadana.
Al capital mal distribuido y las corporaciones militares asesinas, a la brutalidad policial que sirve para defender al Estado cuando éste se hace aliado del corporativismo y nuevas formas del crimen organizado, les decimos basta, no solo se trata de la liberación de nuestro querido Chile, sino de nuestra Latinoamérica completa cuyos acuerdos emancipadores hemos de apoyar siempre desde esta casa editorial latinoamericanista soberana y Austral.
Nuestra potencia no es militar, lo es intelectual, nuestra lucha por libertad sin derramar sangre nuestra no bandera, una sin símbolos más que el de nuestro cerebro, corazón y cuerpo dispuestos a la no rendición, en contra de la guerra y la miseria del capital hiperacumulado, por Justicia y la búsqueda de la Verdad.
Bruno Sommer
El Ciudadano