Competencia, coopetencia, cooperación

La “coopetencia” como medias tintas entre dos formas de funcionar en el mercado que son antagónicas: competencia – cooperación,  ha permitido a ciertos controladores de puntos clave de las cadenas de suministro establecer alianzas, pero finalmente divergencias, barreras, voracidad y oportunismo de la propia lógica  intrínseca del capitalismo salvaje cuando se trata del control efectivo […]

Competencia, coopetencia, cooperación

Autor: Director

La “coopetencia” como medias tintas entre dos formas de funcionar en el mercado que son antagónicas: competencia – cooperación,  ha permitido a ciertos controladores de puntos clave de las cadenas de suministro establecer alianzas, pero finalmente divergencias, barreras, voracidad y oportunismo de la propia lógica  intrínseca del capitalismo salvaje cuando se trata del control efectivo de la explotación de un elemental, de un recurso clave asociado al desarrollo de tecnología, poder, economía, capital.

Por Bruno Sommer Catalán

Modelos de coopetencia traen consecuencias para el precio “orgánico” que debiesen tener ciertos elementos de la tabla periódica, algo complejo de explicar pero que se clarifica, cuando los precios caen pese a que la demanda proyectada va al alza y se trata de un bien no renovable que a la fecha no tiene sustituto real sino más bien se le descubren nuevas y más aplicaciones específicas de alta importancia.

El litio en Chile y el cobre son ejemplos de ello con los que se ha jugado vendiendo futuro, pero en vez de honrar nuestro punto en la red .cl (cobre y litio), somos un laboratorio neoliberal de dominio propio temprano para un país del  Conosur sobre el que la Universidad de Chile puede profundizar más y en lo que nos gustaría aportar, como también en el aumento de la producción a grado metálico de nuestra minería  hasta invertir la curva al alza del envío de concentrados en lo que nos tiene sumidos, el actual y anteriores gobiernos, en vez de avanzar en industria y encadenamiento productivo.

La problemática de fondo que enfrenta a capitales de diverso origen, empresas, países, bancas y sistemas financieros completos, es que no se logra soslayar el enfrentamiento al que induce un modelo basado en la competencia.

Al no ponerse como elemento central del desarrollo lógicas de cooperación que permitan actividades productivas comunitarias,  coordinadas, en  Red multipolar con respeto a los territorios, pueblos y medioambiente, siempre habrá ganadores y perdedores en algún momento del ciclo de la coopetencia, sobre todo al momento de repartir la torta.

Desde el mundo privado, parece que al máximo que se pudiese optar ante los males de la competencia es a la coopetencia, mientras que lo que necesitamos, según nuestro parecer, son  mecanismos de cooperación y colaboración profundos con un sentido comunitario en lo productivo y un rol protagónico del Estado como socio en los resultados más que como mero recaudador de impuestos.

Nuestra competencia tiene que ser con el costo para la vida humana que tiene el sistema de producción actual donde los precios, los costos que tiene tanto para el medioambiente como para nuestra salud y nuestra economía familiar no paran de subir, como tampoco no paran de subir los costos cuando las relaciones entre países se basan en la competencia.

El alza eterna de los precios del costo de la vida es el regalo maldito escondido del modelo capitalista y que la gente debe entender con peras y manzanas.

En un modelo capitalista,  la tendencia de los precios será después de cualquier suma o resta siempre al alza. En un sistema capitalista siempre vamos a necesitar más plata pues todo se hace más caro y los ingresos de las personas no crecen al ritmo que sube el costo de la vida.

En un sistema capitalista los precios crecen impulsados por la inflación, los costos de producción, las dinámicas de competencia y la demanda, entre otros factores. La lógica de maximizar las ganancias y la constante presión por mantener márgenes de beneficio más altos hace que los precios tiendan a subir.

La vida cada vez más cara es un dilema del capitalismo al que el marxismo científico puede poner atajo, entendiendo que la historia del capital continúa y no se acaba.

Los desafíos para la cooperación son enormes, el mundo quiere paz mientras Estados Unidos sale a polarizar queriendo dividir el mundo en BRICS y no BRICS.

Si al llegar a sus costas o fronteras  quieren aplicar barreras arancelarias , pues no desarrolló en casa la suficiente autovalencia, ni echó mano a recursos naturales en su territorio, creen su industria, pero no vayan a boicotear el desarrollo de industria en otros lugares donde ustedes mismos la promovieron y obtuvieron dividendos e incluso los siguen obteniendo.

Querido lector@,  otro mundo viene  naciendo hace al menos ya dos décadas y llegó para quedarse en el naciente milenio promoviendo la cooperación y no violencia.

Os proponemos, si quieren competir que sea en el espacio, no con guerra militar, ni arancelaria, no por más y más satélites que ya han contribuido suficiente al incremento de basura espacial. 

Son necesarios los satélites,sobre todo en regiones donde no poseemos,  pero menos y mejor equipados para un uso cooperativo más que competitivo y militar.

Si finalmente son tan testarudos como para no cambiar la lógica, compitan para ver quién llega primero a Marte como humano, súbanse los mismos promotores de la industria en sus caballos metálicos de combustible cuasi eterno, dispongan  a sus más hábiles jinetes en sus corceles de energía de larga duración y naveguen en el espacio con sus motores propulsores y timones orientándose en torno al movimiento de las gravedades, vientos cósmicos,  sentidos e instrumentos de navegación  al grito de “¡Hi-Yo Silver!”

El mundo necesita más cooperación y menos competencia, ya veremos quien se pone de un lado u del otro.

Por Bruno Sommer Catalán


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