La reciente escalada de tensiones entre Israel e Irán ha llevado al mundo al borde de una guerra regional en Medio Oriente que puede arrastrar la participación de potencias mundiales. Lo que comenzó como un conflicto localizado en el territorio ocupado de Palestina ahora amenaza con extenderse y arrastrar a múltiples países a un conflicto de proporciones catastróficas. Los eventos recientes evidencian la peligrosa escalada que estamos presenciando, donde es probable que Israel insista en extender el conflicto.
Centenar de drones y misiles balísticos fueron lanzados -este sábado 13 de abril- como respuesta al insólito ataque de Israel a sede diplomática iraní en Damasco, Siria, de 1 de abril. La respuesta iraní -como reconoció Josep Borrell, Alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad- apuntó a atacar bases militares sin intentar provocar víctimas civiles.
Además, la represalia iraní era del todo esperable, tanto es así, que el presidente de Estados Unidos interrumpió sus vacaciones un día antes que esta ofensiva se produjera, alertado por informes de inteligencia que reportaban esta posibilidad con alto grado de certeza.
El ataque de Irán, denominado «Promesa Veraz», ha dejado en claro su decisión de infligir daño a gran escala a Israel. No es menor considerar que esta es la primera vez que la ataca directamente.
Esta acción iraní constituye un cambio en la dinámica del Medio Oriente, desafiando la hegemonía militar de Israel y sus aliados.
La reacción internacional ante estos sucesos ha sido mixta. Estados Unidos ha expresado su apoyo a Israel pero al mismo tiempo ha afirmado que no participará de represalias contra Irán que escalen el conflicto. Rusia y China han pedido a Israel no responder estos ataques y han pedido prudencia a todos los involucrados en la extremadamente tensa situación.
Sin embargo, la falta de una respuesta unificada aumenta el riesgo de una escalada aún mayor, con potenciales repercusiones globales.
En este contexto es crucial que Chile mantenga una postura de neutralidad y promueva la diplomacia como la única vía para resolver este conflicto. Enfrentar una guerra mundial es un escenario que nadie desea, y es responsabilidad de todos los actores internacionales trabajar hacia una solución pacífica y duradera.