Editorial: Convención Constitucional: ¿A quién apoyar? ¿A quién castigar?

Debemos respaldar y votar por aquellas alternativas que surgen desde las asambleas territoriales y desde los movimientos sociales. Por aquellas que, frutos de procesos deliberativos, elaboraron -y elaboran- mandatos a sus candidatos a delegados a la Convención Constitucional.

Editorial: Convención Constitucional: ¿A quién apoyar? ¿A quién castigar?

Autor: El Ciudadano

En medio de las siete plagas y pandemias que nos asolan; azotados por la miseria del sistema neoliberal y por la desidia de un gobierno que descaradamente ha privilegiado las ganancias personales de sus miembros y del conjunto de la oligarquía, en vez del bienestar de la población, la que enferma y muere por decenas de miles, se abre paso el proceso constituyente.

Este es un proceso que avanza por doble vía: por una parte, está el camino acordado institucionalmente, que tiene en la Convención Constitucional un hito clave. El otro camino se va dando en la deliberación ciudadana multiforme que avanza a pasos agigantados por todos los territorios que componen el país, incluso fuera de él, por donde quiera que hayan chilenas y chilenos. Es claro: hemos tomado conciencia como pueblo de nuestra soberanía popular y queremos hacerla valer.

Pese a las enormes trabas, los movimientos sociales y las asambleas territoriales se abren paso a la Convención Constitucional. Pocos creían que, dadas las enormes dificultades impuestas por los partidos políticos y la tardanza con que el Parlamento normó la participación de independientes en los próximos comicios, estos alcanzarían a inscribir listas.

Máxime si se considera que dispusieron de tan sólo tres semanas para poder reunir las firmas necesarias. Pero, contra todo pronóstico, los diez días que precedieron al cierre del plazo para realizar patrocinios, hubo una verdadera avalancha de respaldos a las listas que los sectores ciudadanos intentaron implementar.

Es curioso, pero podría decirse que el gran promotor de este fenómeno fue un político tradicional, quizás uno de los más detestados por la ciudadanía. Nos referimos a Felipe Harboe, el implementador de la agenda represiva de Piñera y promotor del TPP11.

Éste anunció -el dos de enero- que renunciaría al Senado para presentar su candidatura a la Convención Constitucional. La sola posibilidad de que un personaje tan representativo de la casta política -la misma que llevó a Chile al desastre económico, social y cultural que reventó en el “estallido de octubre”- pudiera ser partícipe de la redacción de la añorada Constitución de la Soberanía Popular -que es lo que tod@s esperamos emerja en 2022- desató una furia que en cosa de minutos devino en un vendaval de participación.

El medio millón de patrocinadores de candidaturas independientes, movilizados en tan corto plazo, es una cifra que habla por si sola. Pero el interés por participar en esta Convención no sólo se remite a la inscripción de candidaturas sino también al sumo interés que ya despiertan las temáticas que si o  si tienen que estar en el nuevo texto constitucional, como el derecho humano al agua; la nacionalización de los recursos naturales; la construcción de una sociedad de derechos; el traspaso del poder central a las comunidades locales y un largo etcétera.

No obstante este aire fresco de participación (que abrió la posibilidad que en las megaelecciones de abril podamos tener alternativas distintas a las tradicionales ofrecidas por la clase política), no nos podemos quedar de brazos cruzados.

Debemos respaldar y votar por aquellas alternativas que surgen desde las asambleas territoriales y desde los movimientos sociales. Por aquellas que, frutos de procesos deliberativos, elaboraron -y elaboran- mandatos a sus candidatos a delegados a la Convención Constitucional.

Existe el riesgo de que, dada la gran cantidad de listas independientes, el voto se diluya y se termine perdiendo. Por lo mismo, es necesario informarse y respaldar aquellas que cumplan con los requisitos antes señalado. Esas alternativas existen: por ejemplo, en el céntrico Distrito 10 se inscribió la lista de los “movimientos sociales” que cuenta con la participación del movimiento No + AFP, de la Coordinadora Feminista 8M y de movimientos ambientalistas (MAT), de migrantes, defensorías ciudadanas y la participación del nieto de Allende el médico Pablo Sepúlveda Allende.

En el Distrito 11, el del “rechazo”, una lista muy similar levantada por las asambleas territoriales se impone como la principal alternativa a la clase política. Se trata de la lista Movimiento Social Constituyente / Lista del Pueblo.

En la Araucanía o Wallmapu las Organizaciones Sociales y Territoriales del Wallmapu (OSTW) levantaron su propia alternativa en los dos distritos que componen esta región. En Antofagasta el Movimiento de Independientes del Norte hace lo suyo propio así como en el extremo sur ocurrió con la Lista Regionalismo Ciudadano Independiente. Es evidente el descuelgue del poder central de las opciones ciudadanas.

Lamentablemente, en muchos casos, listas “independientes” pero con escasa raigambre ciudadana podrían distraer la posibilidad de concentrar el voto en aquellas que, con más claridad, representan a la ciudadanía organizada.

Por lo mismo, hay que tener mucho cuidado de no perder el voto en esfuerzos como Independientes No Neutrales iniciativa que, aunque compuesta por personas bien intencionadas, no apunta a transformar el modelo neoliberal que es uno de los aspectos centrales que nos deben motivar en este esfuerzo colectivo.

En relación con los partidos, es evidente que hay que evitar votar por la “Lista del apruebo”, que es la lista de la ex Concertación. Esto, más allá que uno que otro de sus miembros podría ser un aporte en la próxima convención.

Distinto es el caso de la lista Apruebo Dignidad, que tiene personeros y sectores que serán más proclives al cambio profundo del modelo de sociedad.

Sin embargo, ya conocemos suficientemente a los partidos políticos y sabemos que, muchas veces, para ellos está primero las necesidades propias de su orgánica que las relativas al bien común. Por lo mismo, recomendamos solo en casos muy especiales, respaldar a candidatos de esta lista y volcar masivamente la votación en la lista de los movimientos sociales y territoriales.

Debemos castigar a la clase política corrupta que dio la espalda al pueblo y respaldar los esfuerzos surgidos de la ciudadanía organizada para copar la convención de pueblo deliberante y soberano.


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