Editorial: Solo la movilización de la base social permitirá derrotar la desigualdad electoral estructural

Por El Ciudadano

Editorial: Solo la movilización de la base social permitirá derrotar la desigualdad electoral estructural

Autor: El Ciudadano Editor

Por El Ciudadano.

Pudo ser el fin de un capítulo y el comienzo de otro. Muchos abrigaron incluso la esperanza de un cambio en las relaciones de poder. Pero solo el espacio simbólico se había corrido -y a la fuerza- tras el estallido. El resto de la estructura seguía en pie. 

La noche misma del plebiscito, el «partido del orden» comenzó a rearticularse. Los medios masivos se cuadraron, la represión se intensificó y se extendió al Wallmapu. 

La gestión de la pandemia permitió un rebrote violento de los contagios y, como resultado -a menos de un mes del plebiscito de abril y de la elección de gobernadores y concejales-, el país retrocede hacia la cuarentena. 

El camino es cuesta arriba para quienes abrigaron esperanzas a partir del 18 de octubre. Las reglas de campaña están pensadas por y para el statu quo y no debiera extrañar su descarada desigualdad. Las candidaturas social-territoriales acceden a menos financiamiento y menos tiempo de exposición.

En televisión abierta el partido del orden tiene prime time asegurado y se dan las cosas más insólitas. Clemente “Cabros-esto-no-prendió” Pérez tiene más rating en Canal 13 que Luis Mesina o Karina Nohales, por dar solo un ejemplo. El confinamiento corre para los candidatos independientes, mientras que los del establishementpueden están todo el día en la radio con su propaganda.

No es un circo sino algo parecido, pero sin arte ni amor. Los que rechazaban cambiar la constitución ahora son candidatos impertérritos para reformarla. René Cortázar, Guillermo Larraín, Bernardo Fontaine, varios son los candidatos que llevan Sanhattan, las AFP, la SNA y la Cámara Chilena de la Construcción. Hombres que se peinan con la curva de tasas de interés, mujeres antifeministas, patriotas privatizadores y acaparadores de agua. Es muy probable que muchos estén en el salón principal del palacio Pereira, cuando comience sus funciones la Convención Constitucional. 

Pero hay otro país y es el de los territorios. El de los oficios. El país de los pueblos o primeras naciones, que buscan una representación que ya no tienen en el sistema tradicional de partidos. Ese país busca conectarse a través de redes sociales y nuevas tecnologías de la comunicación, pero también a través de nuevas tecnologías políticas que no pasan por el liderazgo patriarcal financiarizado. 

Pese a todos los obstáculos interpuestos por el azar y el afán desmovilizador del gobierno, aplazar la elección del 25 de abril solo reforzará el dispositivo del statu quo, dada la facilidad con que este convoca los recursos financieros del empresariado.

Es probable que este escenario de alto contagio, miedo y desconfianza electoral haya sido diseñado y no sea expresión ni de la casualidad, ni del excesivo deseo de participación de los territorios y comunidades, que se tradujo en un elevado número de candidaturas.

En este contexto, las candidaturas independientes y territoriales están obligadas a repetir el exitoso proceso de inscripción a través de un exitoso proceso electoral que solo ocurrirá si se producen varias cosas al mismo tiempo: 

Que la gente se informe de las listas presentadas por los territorios, los oficios, los pueblos y las primeras naciones. 

Que las personas se involucren en las campañas, promueva el debate y el reconocimiento de candidatos/as. 

Que se forme una opinión, a través del debate y la confrontación de ideas y propuestas, cuáles tienen mayor potencial para aglutinar el voto social-territorial dado el sistema electoral vigente.

Y, finalmente, la más importante de todas las condiciones:

Que, pese a las cuarentenas, el 11 de abril la gente vaya a votar. 

Solo así, mediante la convergencia democrática de las distintas listas, se podrá hacer frente al partido del orden.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano