En el último tiempo las críticas hacia El Ciudadano han aumentado. Lo entendemos, pues antes sólo nos dedicábamos a incentivar, apoyar y publicar “noticias que importan”, lo que para nosotros significa, romper el cerco informativo con temas de medioambiente, de política y de organización social en cada lado que ésta germinase.
La pregunta que nos hacen es si acaso hemos abandonado esta línea. La respuesta es NO, ésta sigue siendo nuestra esencia y si eres lector de nuestra edición impresa o bien visitas a diario nuestro home www.elciudadano.cl lo podrás haber comprobado. Ahí solo encontrarás noticias serias.
¿Pero cuál es la problemática o el origen de la crítica? Pues bien, de un tiempo a esta parte decidimos ampliar nuestros públicos, salir de la marginalidad y convertirnos en un medio masivo. Para ello comenzamos a publicar una serie de notas que podríamos llamar de “tendencias”. Notas de sexo, de tatuajes, de salud y de farándula entre otras.
Algunas de redacción propia, otras de sitios que se dedican estas temáticas de carácter más viral, pero siempre citando la fuente de origen.
¿Pero por qué? Pues bien, porque necesitamos financiarnos y lamentablemente en Chile no existe una política de Estado que asegure la pluralidad en el espacio informativo nacional. El avisaje estatal se reparte entre dos grandes consorcios. No es nada nuevo y cualquiera que haya trabajado en un medio independiente sabe sobre las grandes penurias que deben pasar los medios pequeños, en una suerte de matonaje que les imponen las grandes cadenas y consorcios informativos.
¿De dónde proviene la crítica? Principalmente desde las redes sociales, pues ahí es donde se difunden los contenidos de tendencias, junto a nuestras noticias de siempre. Y lo hacemos simplemente, porque esas notas más livianas, que más que informar, buscan entretener a los públicos, sirven de puerta de entrada para que se lean a continuación, las noticias que importan. Además ello permite que podamos financiarnos y seguir existiendo.
¿Y por qué estas noticias se ven más que las otras y ya casi no veo las que importan? Por su carácter viral y porque las personas las comparten más que las noticias serias. Es lamentable, pero ello es responsabilidad también de cada lector, el compartir más y más las noticias que importan.
El Ciudadano a diferencia de la gran mayoría de los medios masivos del orbe, no tiene atrás a un partido político, ni a un grupo económico, ni a uno religioso, es un medio totalmente libre y que en el duro escenario mediático tuvo que encontrar una forma de sostenerse.
Nosotros a diferencia de muchos de los grandes medios, no pagamos a Facebook para crecer, hemos crecido gracias a las mismas personas y nuestra inclaudicable línea política.
Es común de quien tiene el poder, no responder ante las críticas y hacer caso omiso para no inflar el tema. Pero al ser la nuestra una lógica ciudadana donde queremos una sociedad en la que seamos considerados como iguales, tenemos que hacernos cargo y responder a nuestros lectores.
Queremos desde ya pedir las disculpas del caso, a quienes le han molestado los nuevos contenidos, pero les invitamos a que si no quiere ver más de estos, nos lea directamente en www.elciudadano.cl
Hoy sabemos, hay gente a quienes les pagan para tratar de destruir nuestra imagen en las redes, hay otros que reclaman con justa razón y acrecientan el rumor de que El Ciudadano cambió y que perdió su horizonte y linea fundacional.
A todos ellos queremos decirles mediante este texto, que no es así, y te pedimos desde ya que si alguien te va con el comentario y has leído la explicación del por qué, puedas explicarle e invitarle entonces a informarse directamente en www.elciudadano.cl
Hoy este medio que es posible gracias a ustedes, se ha convertido en uno de los 5 medios más importantes del país y sabemos que los amos del status quo, tratarán de hacer lo imposible por detener nuestro avance transformador de la sociedad.
Queremos que estén seguros que nuestro compromiso con la ciudadanía sigue intacto: nuestras plumas están dispuestas para el pueblo mapuche y otras etnias o naciones violentadas en Chile y el mundo; para defender a los homosexuales humillados; levantar la dignidad del trabajador mancillado; para decirle al estudiante que no deje de soñar, y también para entretener.
Antes nos decían que leer El Ciudadano era para ponerse a llorar, que estaba todo mal, que mostrábamos la realidad muy crudamente, tachándonos de comunistas resentidos, incluso llegaron a boicotear nuestras publicaciones en los kioskos para que no llegaran a los chilenos y quién sabe cuántas cosas más, mientras que ahora nos critican de irrelevantes y que no recordamos nuestras raíces, cuando por otro lado nuestros directores están confrontando querellas criminales con riesgo de cárcel solo por denunciar a políticos poderosos que creen que pueden hacer lo que quieren, facinerosos que creen que seguimos en Dictadura.
Por eso les decimos que estamos dispuestos a aceptar cada una de vuestras críticas porque este medio se construye junto a los lectores y ustedes somos nosotros.
El Ciudadano