Muchos lo creían imposible pero lo hemos logrado. Mantener en pie un medio de circulación nacional impreso y cumplir una década en su desarrollo ha sido tan difícil como reconfortante. La tarea no habría sido posible sin nuestras lectoras y lectores, nuestros talentos y el de cada colega que ha pasado por esta sala de redacción. También ha sido importante la austeridad y nuestra entrega incondicional a este medio de nombre El Ciudadano, que invita desde sus albores a un proyecto de país más democrático y participativo, convocando al proceso por medio de la palabra, la comunicación, la acción directa y la reorganización del tejido social y político en un país atemorizado tras un golpe de Estado y una larga dictadura que en lo fundamental, aún no termina.
Pertenecientes a una generación que perdió el miedo, que se informa más allá de los medios de la patronal y que llegó a la política real para quedarse. Como han dicho, una ciudadanía que se empodera con el pasar de los días, educa, escucha y aprende de los pueblos originarios de nuestra América Latina y resiste la doctrina de shock de quienes se creen los amos y señores de un país recibido por herencia.
Es el caso de una familia y en particular de un siniestro personaje a quien desenmascaramos en esta edición. Se trata de Agustín Edmundo Edwards Eastman, el que al igual que sus antepasados, ha sabido cómo apremiar al país con la deuda en favor de intereses que no han sido justamente de las grandes mayorías.
Familia de orígenes piratas en favor de una corona de otras latitudes, relata la historia. Gracias a la banca, la usura, la explotación de los recursos naturales como el salitre, el cobre y el monopolizar la ideología, fue que los Edwards construyeron su fortuna. Es cierto que también tuvieron y tienen otro tipo de negocios, pero su comprensión y el designio familiar de mantener a El Mercurio siempre dentro de la familia, es lo que los ha mantenido en su posición.
Hasta ahora y después de la “recuperación de la democracia”, no ha habido gobierno que termine con la pleitesía a El Mercurio. Desde concentrar los montos destinados al avisaje público en impresos y web en las red de diarios de Agustín, hasta mantener una especie de alzheimer respecto al rol que jugó Dunny y sus medios en el golpe de Estado de 1973 y durante la dictadura.
La lucha de Punto Final que llevó juicio hasta el Tribunal de la Libre Competencia por el avisaje estatal en los medios, para que éstos se distribuyeran de forma más equitativa y plural, fue desestimada. Como también la negación hasta la fecha por parte del Estado, pese a existir un fallo internacional en la materia, de indemnizar a Víctor Pey por la expropiación de Clarín y sus cuantiosos bienes en 11 de septiembre de 1973, siendo el diario más leído en la historia de Chile para ese entonces.
Pues bien, todo esto lo hemos querido recordar para que reaccione la máxima autoridad electa, sus asesores y encargados en la materia de medios de comunicación y de justicia, pues si no hace nada y sigue con ese favoritismo, perdurará el encubrimiento y quedará en evidencia que el poder de las sombras la ha poseído.
Recordemos que hay querellas criminales abiertas contra Agustín Edwards. Una es la presentada por Juan Carlos Chávez Pilquil, hijo del joven actor y estudiante de derecho Ismael Darío Chávez Lobos, detenido el 26 de julio de 1974 y luego desaparecido. Esta acción busca justicia para 119 personas, donde Edwards es denunciado por asociación ilícita y participación intelectual en los hechos enmarcados en la “Operación Colombo”, cuyo montaje fue destinado a ocultar las desapariciones de miristas y que incluyó la publicación de dos listas con sus nombres en medios extranjeros, O Día en Brasil y Lea en Argentina, donde se daba cuenta de la aparición de cuerpos de “guerrilleros” chilenos en Argentina, luego de supuestos enfrentamientos con la policía, reproducidas por medios locales, según ha indicado la Radio Universidad de Chile.
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Fue La Segunda –del consorcio Mercurio S.A.P.-, el primer diario en publicar la noticia en Chile, con el titular: “Exterminados como ratones: 59 miristas chilenos caen en operativo militar en Argentina”. Luego lo hará también Las Últimas Noticias y el propio El Mercurio, haciéndose cómplices del encubrimiento de los asesinatos.
Edwards ha declarado en primera instancia por el juicio señalando que: “No tenía contactos con la CIA en Chile, pero sí las tuve cuando estuve en Washington”. Esta confesión dada al juez Mario Carroza nos dice mucho si se tiene en cuenta que las reuniones con Nixon y Kissinger para planear el golpe de Estado habrían sido por presiones de Edwards, según testificara el ex director de la CIA, Richard Helms, las que Agustín dice “no recordar”.
Cabe tener también en cuenta las declaraciones del agente Hanke, también de la CIA, quien ha testificado sobre los desembolsos hechos por Estados Unidos en favor de El Mercurio, donde International Telephone and Telegraph Corporation (ITT) que operaba en Chile como la Compañía de Teléfonos, actuaba como enlace para recibir las remesas que pasaban por una cuenta en Suiza. Es de conocimiento público que Estados Unidos realizó operaciones para desestabilizar países a su favor en diferentes partes del mundo desde la década de los cincuenta, haciendo pagos para controlar las publicaciones de medios masivos. Esta operación llevaba por nombre Sinsonte (Mon Mimus polyglottos) o Mockingbird en inglés, un pájaro que con su canto puede imitar el de otros pájaros, engañándolos. El Mercurio sería el cantor de la CIA en Chile.
Sería largo contar en un escueto editorial, la relación de los Agustines con el poder y los destinos de Chile en diferentes momentos de la historia: hay 16 páginas en esta edición destinadas a ello.
Para conmemorar el camino hasta ahora recorrido por esta herramienta de comunicación social, hemos querido presentarles nuevas secciones, más páginas y un nuevo diseño de estilo gráfico, pues creemos que son los ingredientes justos para celebrar los 10 años de El Ciudadano. Le invitamos a escribir, comentar, compartir, criticar y proponer; le invitamos a ser parte activa de la permanente construcción de este medio y el Chile que queremos, lo que lograremos con su colaboración y la de muchas y muchos, pues seguiremos adelante con nuestros reportajes e investigaciones, las noticias que importan.
Equipo Editor
El Ciudadano Nº151, marzo 2014