Desde España, Pablo Iglesias y Podemos, han ido por la conquista del poder en la arena política conformando partido, uniones con otras fuerzas para la supervivencia.
Política y comunicación para dar cara al sistema de partidos y al Estado, para que éste tome un destino más social ante el avance del neoliberalismo por el mundo. Haciendo crítica del sistema medial pero también haciendo medios, tal como se ha hecho desde Chile con una diferencia.
En la experiencia de Chile, más allá de los partidos que se sumaron al Acuerdo en la vía institucional que aceleró el proceso constituyente, el esfuerzo ciudadano era tomar con política y comunicación por cara a la Constitución de origen dictatorial que rige al país y da bases al modelo, para terminar con ella.
En este sentido, la vía chilena ha sido, entre otros aspectos, para crear constitucionalmente por el camino democrático, un Estado Social de derechos y obligaciones que nivele la cancha de la desigualdad reinante entre las personas, pero también para detener el daño al medioambiente.
Entre todo ese anhelo, alcanza la presidencia Gabriel Boric. Luego, el texto original de la Nueva Constitución propuesto a la ciudadanía es rechazado. Esto debido, entre otros, a una campaña de alta desinformación orquestada por la derecha internacional más dura, cuyo brazo político impone su agenda a un gobierno sin estructura medial que pueda contestar los embates de una oligarquía que controla medios de comunicación y la banca, entre otros sectores claves de la economía.
No obstante, todos los buenos contenidos creados por los equipos de comunicación del Estado, que por cierto son bien intencionados, no logran cruzar la dictadura del algoritmo pues no hay plataforma autónoma de comunicación y distribución de los mensajes.
Los avances de la izquierda, tanto en Chile y España, están bajo bloqueo y ataque constante.
Es cierto, en Latinoamérica no tenemos ni la mitad de beneficios que los países europeos, cuyas mejores prestaciones se han dado a costillas nuestras: depredando los recursos naturales de América Latina y propiciando bajos salarios para disponer de mano de obra a menor precio.
Pero ello no quiere decir que nuestro proceso de despertar social e intelectual no pueda remover un poco al mal llamado «viejo continente», donde su oligarquía sigue fiel a Estados Unidos e Inglaterra mientras el pueblo se empieza a preguntar sobre el mundo multipolar, la paz y el fin de la OTAN en Europa.
En tiempos que el individualismo y el aislamiento social han cobrado vida, los espacios del ser gregario han de ser recuperados. Lo mismo con los bloques en la resistencia internacionalista por la superación del capitalismo. El restablecimiento de los espacios humanos y la tenaz oposición al sistema neoliberal se encargarán de una mejor distribución de la masa monetaria que se impone como deuda sin límite hasta que alguien pase la cuenta.
Ahora el cometido de la izquierda en España y cómo se tensiona desde el centro se verá cara a cara nuevamente con las posiciones más firmes que salen a «Sumar«, y pueden dar sorpresa. Las elecciones han sido adelantadas y todo puede suceder.
En Chile la segunda propuesta de la Nueva Constitución aún no está lista. Ésta tiene chance de ser peor que la vigente, tras la toma de control de la Asamblea por parte del partido Republicano. Aunque eso está por verse.
Qué opción queda en Chile para quienes se digan representantes de la creación de un futuro más próspero y han sido elegidos para entregar la propuesta de Nueva Constitución al soberano: ser capaces de construir bancadas transversales por el medioambiente, trabajo digno, el derecho a vivienda, salud …y exponer mediáticamente a aquellos que hagan propuestas y voten por medidas que signifiquen seguir desmantelando el Estado y quitando derechos al colectivo en beneficio del individuo con una sobrevaloración de la propiedad en términos individuales.
Tipo de propiedad que claramente debiese existir en un sistema mixto y equilibrado, si lo que queremos es superar discusiones pasadas a alcanfor…
Dejad contentas a las partes haciendo valer justicia social y ambiental, y así terminad con la posibilidad de acabar con la “eterna” transición en que la bipolaridad nos quiere mantener.
Chile y España requieren de una tercera fuerza política, que crecerá hasta ser la primera, para cambiar el curso de los acontecimientos.
Con todo, ambos procesos, el español y el chileno, tienen mucho que aprender el uno del otro, puesto que el camino constituyente supone una vela que sigue iluminando hoy a media luz.
Por Bruno Sommer