Los capitales extranjeros son gol seguro, derechazo inatajable, si no existe inversión local. La estrategia de juego de la economía global nos azota dando cachetadas. Las grandes inversiones provenientes de fuera del país, como también los capitales de los multimillonarios santiaguinos, asuelan nuestra zona sin contar nosotros con una política de protección regional, más que la que dicta la Constitución.
Trasciende que no contamos con marcos propios y es fácil que anoten un gol de media cancha como la han hecho los capitales de magnates utilitaristas. Las cosas por su nombre.
El aprovechamiento que hacen de nuestro entorno es importante y lo que reportan las inversiones a sus bolsillos, es siempre más de lo que dejan en salarios para nuestra gente, no existiendo relación entre el costo-beneficio alcanzado por el extranjero y quienes habitamos la zona.
Las barreras a la inversión foránea son parte del juego en que ellos son hábiles, y nosotros no hemos sabido levantar ni una pequeña cerca de condiciones para que puedan ingresar a nuestro fértil y gran territorio, tan desprotegido ante la tiranía capitalista del dinero, el ladrón de la naturaleza.
Número a número se clarifica más nuestro propósito, hablamos de temas universales que siempre han tenido su particularidad y que tocan los corazones de quienes nos acompañan en nuestro recorrido, hoy haciendo comunicación ciudadana, mañana, quién sabe, celebrando junto a ustedes el fin de la historia del abuso.
No podemos abandonar la política y evitar estar despiertos participando desde nuestra trinchera que es este quincenario. Se vota la Nueva Región, vendrán más debates y continuaremos escribiendo lo que es nuestra contemporaneidad, la que es víctima de embestidas difíciles de frenar dadas las redes de poder existentes, pero sabemos algo nos dará la razón con el correr del tiempo y que aunque nosotros caigamos por no contar con el apoyo necesario, siempre existirá quien enarbolará políticas más humanitarias que lo que subscribe el modelo imperante de la brutal y desleal competencia a la que Chile nos somete.
Siendo disidentes de tanta hegemonía, nos despedimos gritando a los 4 vientos: ¡Barreras al capital extranjero, facilidad a la inversión local