Con motivo de las próximas elecciones, hemos venido observando como la propuesta de una Asamblea Constituyente se ha ido desarrollando hasta convertirse en un tema país. La lucha por una nueva Constitución hecha por la ciudadanía ha avanzado, y la derecha tiene miedo porque ha permeado todo su aparataje mediático, donde se le ha satanizado y en donde hace no mucho era innombrable.
Sin embargo el tema ya está instalado en el seno de la discusión presidencial, qué duda cabe. Eso es un logro de los pueblos de Chile que durante años han desarrollado y demandado con fuerza un programa de cambios estructurales que se ha hecho sentir. En ese contexto vemos con satisfacción pero también con extrañeza, cómo es que en estas próximas elecciones primarias del duopolio político, los temas centrales del debate son justamente la Asamblea Constituyente, además de la educación gratuita, la reforma tributaria, los recursos naturales y el modelo energético. Claramente los candidatos han tomado como suyos, temas que ha instalado la ciudadanía, esperando por esa vía conseguir los preciados votos.
Con esta inquietud, entrevistamos a José Antonio Gómez, presidente del Partido Radical, vicepresidente del Senado, ex -ministro de la Concertación y actual candidato a la presidencia. Mal que mal, es el único candidato de los que compite este 30 de junio, que lleva la Asamblea Constituyente dentro de su programa de gobierno, lo que implica que por primera vez esta idea impulsada por los movimientos sociales, medirá su fuerza a través de las urnas, aunque sea en las primarias de esta vieja alianza política que hoy se llama Nueva Mayoría.
A pesar de las evidentes o aparentes diferencias con sus aliados, Gómez y los radicales han decidido dar la pelea desde dentro al igual que los comunistas, en una primaria que finalmente sería para darle vuelo y validar más a Michelle. No han caído en cuenta que para la construcción de esa “nueva mayoría”, es necesario dejar que los capataces del neoliberalismo sigan su ruta. Dar un paso a la izquierda con decisión y que el principado de la DC se vaya definitivamente con la derecha. Al parecer las voluntades no van por ahí y mientras no se dé ese golpe de timón, y se siga apostando por la “carta” Bachelet, incluso en la primera vuelta, el descrédito seguirá creciendo pues lo que han propuesto hasta ahora son sólo soluciones parches de baja y mediana aceptación popular, siguiendo con la política de “en la medida de los posible”, el pacto con “los dueños de Chile”.
Hemos ondeado por lo alto las banderas de la ciudadanía empoderada y queríamos tensionar una primaria más allá de la Concertación y la Alianza, (Primaria Ciudadana o de los Pueblos) pero la unidad entre candidaturas no ha cuajado a la fecha y las fuerzas centrífugas de los intereses particulares frustran el proceso. No es ningún misterio para nadie a estas alturas que el sueño de muchos de nosotros, sería contar alguna vez con una Asamblea Constituyente verdaderamente popular que reemplace la ilegítima Constitución pinochetista, instaurada por una manga de neoliberales para depredar los recursos naturales de nuestro país como si nada, como si eso no significara además de pobreza material para el futuro, una profunda y vergonzosa pobreza espiritual.
Creemos en la posibilidad de alcanzar el sueño de una nueva Constitución que represente la multiplicidad de derechos que claman los ciudadanos y los distintos pueblos que conviven en este país pluricultural. Pero no de cualquier forma. No queremos un nuevo contrato social redactado por un puñado de tecnócratas entre cuatro paredes, tampoco queremos arreglos cosméticos que traten de maquillar y embellecer por fuera lo que está podrido desde adentro. Lo único que queremos de una buena vez, es que se haga justicia y que no nos traten como idiotas, porque no lo somos. Por eso, seguiremos luchando a pesar de que la derecha trate de ridiculizar y menoscabar la idea, relacionándola con el chavismo o con Bolivia, países hermanos que generan anticuerpos naturales para cierta parte de la población, sólo para ocultar que no les conviene un cambio en las reglas de su juego. Un juego sucio donde sólo se benefician unos pocos y la gran mayoría tienen que observar con impotencia cómo las transnacionales destruyen la belleza natural de un país hermoso a cambio de contaminación en nuestras aguas, aire y suelos, dejándonos al grueso de la población sólo con miseria, pensiones risibles y la dignidad bailando en un hilo.
Cada quien decide en su legítimo derecho si participa o no de estas primarias, como también de las próximas presidenciales y parlamentarias. Lo más probable es que Michelle Bachelet se alce con el triunfo, un guión que parece ya estar escrito. Sea como sea, el pueblo seguirá en las calles reivindicando nuestros derechos pues es allí donde se realizan los cambios sociales. Una clara muestra de ello son las amplias convocatorias a Paro Nacional para el próximo 26 de junio y 11 de julio, donde se unen las luchas de los trabajadores y estudiantes.
Editorial
El Ciudadano Nº143, junio 2013
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