La plata está y la están robando

Piñera ha salido ofreciendo 4 mil millones de dólares para el financiamiento de la Educación en el país, bautizando la propuesta como “Gane”, lo que nos debe hacer reflexionar profundamente antes de llevarnos el pan a la boca

La plata está y la están robando

Autor: Wari

Piñera ha salido ofreciendo 4 mil millones de dólares para el financiamiento de la Educación en el país, bautizando la propuesta como “Gane”, lo que nos debe hacer reflexionar profundamente antes de llevarnos el pan a la boca.

Frente a los múltiples artilugios y estrategias de Piñera y particularmente Lavín, que no se mide a la hora de declarar que el movimiento está ideologizado por reivindicar la renacionalización del cobre o de tramar desalojos con Zalaquett y un par de apoderados preocupados en que sus hijas resulten embarazadas en las tomas, en ves de preocuparse porque les entreguen una educación de calidad que involucre el plano sexual y reproductivo, la ciudadanía y los estudiantes responden con ingenio, más fuerza y unión. Continúan las movilizaciones, marchas y tomas, y en un sentido de unidad transversal, la Confech ha incorporado a la Federación de Estudiantes Mapuche y a instituciones privadas al organismo. Que se entienda fuerte y claro, no se busca sólo educación gratuita, se persigue fundamentalmente mejorar la calidad de la educación y terminar con el lucro, hasta hoy solapado, que gozan Lavín y sus colegas inversionistas y especuladores del negocio de la educación.

Es así como aseguramos que la plata está. Para ilustrar al lector(a), queremos dar un ejemplo basado en las propias cifras de Cochilco. No nos centraremos en la Viga Maestra, el Cobre, ni otras reservas metalúrgicas del país -igualmente dejamos los cuadros de la evolución de cotización de cobre, oro y plata- que indiscriminadamente han sido explotadas por intereses privados en desmedro del colectivo. Nos referiremos solamente a uno de los cientos de proyectos mineros en el país y sus existencias declaradas de oro, el proyecto Pascua Lama.

Pascua Lama, en manos de la transnacional canadiense Barrick Gold, de la que participa una de las más grandes fortunas de Chile y el mundo, la familia Luksic, declara tener 18,3 millones de onzas de oro, fuera de las de plata y otras que contiene el yacimiento.

El valor actual del oro ronda los 1.400 dólares la onza troy (31 gramos y fracción). Si multiplicamos su valor actual de la onza por los 18,3 millones da un total de 25.620.000.000 dólares. O sea, sólo ese tesoro posee más de 25 mil millones de dólares, seis veces y algo más, de lo ofrecido por Piñera. Aún descontando los costos de extracción, estamos hablando de cuantiosas cifras.

Si sumamos las reservas internacionales del Banco Central de Chile, el Fondo de Estabilización Económica y Social (Fees) y las utilidades de las mineras privadas proyectadas para 2011, nos encontramos con la sideral cifra de 82.712.000.000 dólares.

Cuando te preguntas por qué tanta injusticia en tu país, racionalmente tendemos a echarle la culpa al dominio ejercido por el capital financiero desregulado, y de paso al gobernante central. ¿Y a quién más, si este es un régimen en extremo presidencialista?

Hemos escuchado a un par de congresistas quejarse de ello, pero cómodos ya en sus asientos, aceptan el juego para nada democrático cuyas bases fueron creadas bajo dictadura.

Lo expuesto del caso de Pascua Lama, proyecto destructor de glaciares y del agua -que a nuestro juicio vale más que cualquier oro-, es muestra de que algo anda profundamente mal.

Chile sigue siendo saqueado, somos uno de los países más desiguales del mundo y con una segregación social que evidencia las contradicciones del modelo. La clase gobernante de las últimas décadas ha hecho caso omiso de atender el fondo del asunto. Vemos difícil abandone la mezquindad económica, y se abra a la voluntad política de la ciudadanía, donde sigue aumentando el descontento, que al fin no es pasivo, sino toma conciencia y sale a las calles.

Hay que decirlo, hoy tenemos en nuestro país una gran y floreciente generación de profesionales, primerizos en la historia de algunas familias chilenas. Esos miles de jóvenes claramente soñamos con otro futuro muy distinto al presente legado. A esos miles se suman más jóvenes cuyos padres sí fueron a la universidad, muchos de los cuales son académicos, entre otros, y toman conciencia de que la transformación que se requiere es mayor.

Queremos más justicia social, queremos más respeto y cuidado de nuestro medioambiente, queremos que el cobre sea para Chile y hemos entendido que para defender nuestros derechos se hace necesario mantenernos movilizados para despertar y despertarnos. Estamos convencidos de que aunque busquen tildarnos de anarquistas, ilusos, comunistas, ideologizados o como quieran denominarnos, somos una diversidad mucho más grande que sus reducciones… una vanguardia a la que se suman multitudes, encausándola, una natural respuesta a tanto cara dura.

No es solo educación gratuita y de calidad en todos sus niveles lo que es justo y corresponde a cuenta de las riquezas de nuestra Matria. Se requieren también salud y viviendas dignas. Una respuesta clara que ponga atajo al modelo neoliberal extremista de Chile, aquel que ha provocado grandes favores a los mismos de siempre y maquillajes o superfluos cambios, para que nada cambie para las mayorías.

Se requieren cambios grandes en muchas áreas. El Estado debiese garantizar mayor libertad y posibilidad de realización al plan de la propia vida de sus habitantes y no ser usurpado por un gobierno y una oligarquía vende patria. Son los habitantes de nuestra nación, desde sus respectivas localidades, los que deben ejercer su soberanía exigiendo plebiscitos o consultas vinculantes, donde puedan decidir sobre todos los asuntos que afectan su vida colectiva y acerca del destino de los recursos generados en sus territorios.

Sólo una gran Asamblea Constituyente, con resguardos de derechos y deberes para todos en un gran diálogo y acuerdo nacional, es la síntesis merecida a la dialéctica en curso. Será entonces que se evidencien más las grandes contradicciones, pues ya es tiempo: La deuda histórica con los pueblos de Chile debe ser pagada.

Por otro lado, no podemos dejar de mencionar que las dudas que se ciernen sobre la muerte de Pablo Neruda nos preocupan. Una parte de la historia de Chile está por develarse aún. Un manto de sombras se posa sobre la verdad que los militares impusieron a metralla, y años después surgen versiones que no podemos desconocer.

Son más de 700 casos en que las circunstancias de las muertes están marcadas por las inconsistencias y las incoherencias. Entre ellas, la muerte del poeta e incluso del presidente Salvador Allende se ponen en tela de juicio y es hora de que se aclaren y que como chilenas y chilenos, seamos capaces de hacernos cargo de la historia y conocer la verdad.

En homenaje a todos los estudiantes y ciudadanos movilizados, a los trabajadores de la gran minería chilena que reivindican el glorioso 11 de julio de 1971 y al valiente Presidente de Chile que se atrevió a nacionalizar nuestras riquezas naturales, Salvador Allende, en ese entonces apoyado unánimemente por el Senado.

Por Equipo Editor

EDITORIAL

El Ciudadano Nº106, segunda quincena julio 2011

 


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