Si pensaron no habría respuesta, se equivocaron. En su edición aniversario del 11 de julio del 2008 la revista “Qué Pasa” cumplió 37 años, la misma edad que el mayor éxito económico de la historia chilena: La Nacionalización del Cobre.
En sus páginas no encontramos, sin embargo, referencia alguna al histórico momento, pero sí los “los 50 rostros más influyentes del 2008”, entre los que “quépasa” no podía dejar de destacar de manera auto referente a su papi Álvaro Saieh a quien Cesar “Isa” Barros, pone como ejemplo del joven que sin pertenecer al establishment, logra oriundo de Talca convertirse en un hombre exitoso.
Pero el tema que me impulsa a escribir sobre “quépasa” en esta ocasión es el artículo llevado adelante por las periodistas Paula Comandari y Claudia Giner, de quienes nunca recibí una llamada y quienes se lanzan en un reportaje titulado “Los Roces desconocidos entre Arauco y Masisa”, donde llevan contra la pared a la Fundación Avina www.avina.net , tratando de confundir su autonomía que ésta tiene frente a Masisa, lo que aclara su representante Guillermo Scallan y lo más grave, poniendo entre líneas que Avina financiaría intencionadamente proyectos periodísticos para que ataquen al contaminante Celco.
La relación arbitraria y malintencionada, saca al tapete a loables organizaciones sociales como Acción por los Cisnes y proyectos comunicacionales como Aldea Comunicaciones, Mapuexpress y El Ciudadano, publicaciones que por su independencia de poderes políticos, económicos y religiosos, han escrito con libertad sobre el nefasto de Celco, empresa que ha sido “protegida” por el duopolio mediático.
Lo que sí cierto, y que no se menciona es que la relación con la Fundación Avina existente se basa en un compromiso por el desarrollo sostenible para Latinoamérica, concepto que en la declaración de Río de 1992 se definió como “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades”.
Bajo esta mirada hemos denunciado a muchos que olvidan el concepto, entre ellos las empresas del grupo AntarChile, quienes con Eperva, aniquilaron la pesca en el norte para convertirla en harina de pescado, que con el dinero de Celco dividieron y enfrentaron a comunidades en Mehuín, que por ahorrar dinero no invirtieron en la tecnología necesaria para evitar el desastre y descargaron su hedor para contaminar el ecosistema del río Cruces y matar a los cisnes de cuello negro. Ecocidio ¿Alguna mentira?
El reportaje pone citas de altos ejecutivos que no se atreven a dar su nombre y tratan de argumentar “No se trata de organizaciones que tangencialmente nos ponen en jaque o nos mencionan como parte de algún estudio. Son instituciones que permanentemente nos atacan con informaciones falsas, con campañas de difamación”, a lo que yo me pregunto, si la acción ciudadana organizada no los pone en jaque, por qué tanto alboroto, qué informaciones falsa de su empresa ha leído en nuestras páginas, no será que la verdad le molesta y nuestros, escritos e investigaciones desnudan su rancio actuar. Sólo un ejemplo (http://www.elciudadano.cl/2006/05/01/niegan-accidente-radioactivo-en-construccion-celco-mariquina/)
En otra parte el reportaje pone “ en Arauco afirman que es inconcebible que dinero de Avina apoyen publicaciones que derechamente hablan de Copec “como el robo de Chile o los saqueadores de de los grupos económicos”, descontextualizando un texto publicado en El Ciudadano y que decía “En momentos que el alza en los combustibles enoja al país, es prudente recordar que la que fuera la Compañía de Petróleos de Chile (Copec), fundada un octubre de 1934, pasó manos de Angelini en la crisis económica de la dictadura, cuando traspasos del Estado a privados, bajo condiciones muy favorables para el capitalista, llevaron al momento que se denominó como “área rara de la economía” .
“Hugo Fazio en su texto El Mapa Actual de la Extrema Riqueza, da cuenta como el gobierno traspasó en condiciones muy favorables activos estatales a pequeños grupos económicos, con precios muy por debajo de su valor real, lo que permitiría al grupo controlador de Copec, recuperar con las utilidades de los dos primeros años de funcionamiento, la baja inversión inicial.
Cabe preguntarse a esta altura a cuánto asciende el robo al pueblo de Chile que han perpetuado los saqueadores grupos económicos”, como se dice en el sur, al que le caiga el poncho que se lo ponga y si saqueadores puede sonar muy fuerte o no es el término más preciso, le reemplazaremos por oportunistas, acaparadores, evasores de impuestos, inmorales que por dinero pierden toda ética y respeto por el medioambiente.
Pero más allá de este reportaje, que no me extrañaría haya sido pagado por Celco ante su afán por sacar provecho comunicacional del estudio entregado por la Universidad de Chile que es una hipótesis sin fundamentos, lo triste es que colegas se presten para tratar de deslegitimar el trabajo de Avina y de la esforzada prensa independiente chilena, aquella que el duopolio ha “invisibilizando” y que hoy saca a relucir vinculándonos a un conflicto entre empresas.
Amigos me han recomendado que escriba una carta a “quépasa” manifestando mi molestia, pero prefiero mantener mis letras en casa, respetar su derecho a la libertad de expresión y aguardar desde nuestra quijotesca trinchera periodística.
La guerra de medios está pronta a estallar, los culpables no son otros que los mass media chilenos que tan mal uso han dado al cuarto poder, entregándose al mercado, olvidándose de la etimología de la palabra democracia y de toda ética periodística.
Bruno Sommer C. Director El Ciudadano
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UACh desacreditará tesis que exculpa a Celco con nuevo estudio
Que Conaf le quitara el piso a la hipótesis de la U. de Chile -que libra a Celulosa Arauco de la responsabilidad por la crisis ambiental en el río Cruces- no fue suficiente. El investigador que culpó originalmente a la planta Valdivia prepara un nuevo golpe y acusa al profesor Víctor Marín de no tener fundamentos científicos.
Un mes. Ese es el plazo que se pone el científico de la Universidad Austral, Eduardo Jaramillo, para tener listos los resultados de un estudio que rebatirá la hipótesis del informe de la Universidad de Chile que exculpa a la planta Valdivia, de Celulosa Arauco, del daño ambiental que vive hace casi cuatro años el humedal del río Cruces.
Jaramillo fue el jefe del equipo que realizó, por encargo de la Comisión Nacional del Medio Ambiente (Conama), la investigación que determinó que los cambios ambientales en el santuario de la naturaleza Carlos Anwandter se originaron por deterioro en la calidad del agua, hecho que coincidió con la puesta en marcha de la planta de celulosa.
Sin embargo, para el profesor de la U. de Chile Víctor Marín y su equipo (entre los cuales se encuentra la destacada experta en ecosistemas acuáticos, Irma Vila) la disminución del luchecillo, principal alimento de los cisnes de cuello negro, tuvo su origen en tres factores: baja en el caudal, ausencia de lluvia y tres episodios de temperaturas bajo cero en mayo de 2004.
“Una hipótesis es la mejor explicación que tienes para un fenómeno, lo que no significa que mañana no pueda haber una mejor. Por eso he sostenido que los cambios ambientales ocurridos en el humedal del río Cruces relacionados con la alteración en la calidad del agua siguen siendo la mejor explicación de lo que ocurrió”, explicó Jaramillo.
Hipótesis sin fundamento
Son dos hipótesis que se confrontan, pero Jaramillo asegura que la planteada por la Universidad Austral tiene fundamentos, mientras que la desarrollada por Marín en el informe “Modelo conceptual del ecosistema del humedal del río Cruces” no tiene base.
“Cualquier científico tiene el derecho de ‘volarse’, de ir más allá del estudio que le encargaron y, con lo que analizó, proponer otras explicaciones. Pero si presento una hipótesis tengo el deber de fundamentarla bien y ése es el problema con esta hipótesis: no ha sido fundamentada. Eso es lo que molesta”, dijo Jaramillo.
“Estoy seguro que en la Universidad de Chile hay muchos científicos que no habrían cometido el error que cometió Víctor Marín al proponer una hipótesis sin fundamento”, agregó.
Para el científico, la situación derivada del estudio de la U. de Chile es compleja y por eso realizarán una nueva investigación. En concreto, Jaramillo y su equipo encargaron equipos al extranjero para medir la temperatura sobre y bajo las aguas del humedal, información que luego será complementada con el análisis de estadísticas históricas, ya que la hipótesis de Marín plantea que las temperaturas bajo cero afectaron al luchecillo y para esto sólo se consideraron datos del aeropuerto de Pichoy. “En los últimos 12 años me recuerdo de muchas heladas, pero antes de 2004 nunca le pasó nada al luchecillo”, comentó el académico de la UACh.
Consultado del porqué no se realizó un estudio de este tipo en el informe de la Conama, explicó que sólo analizaron datos pluviométricos y de temperatura. “Teníamos cinco meses para llegar a una respuesta, teníamos que terminar… Podríamos haber analizados miles de cosas (aire temperatura, radiación ultravioleta), pero tuvimos que decidir y apuntamos a lo más razonable. Por experiencia empírica, por lo que uno ha vivido en el área, más el conocimiento teórico, uno puede decidir a qué variables ambientales dedicarles más atención y a cuáles no”.
Un ejemplo: si bien la radiación ultravioleta no fue parte de sus primeros estudios -pese a que se levantó como una de las posibles causas de la crisis en el santuario- el fenómeno se estudió posteriormente y hace un mes terminaron un informe sobre este tema que refuta esta teoría y que hoy es revisado por una revista científica norteamericana.
El profesor Marín fue contactado por La Nación para tener su opinión, pero declinó referirse al tema debido a que el contrato con Conaf aún no termina.
CONAF REITERA RECHAZO A ESTUDIO DE U. DE CHILE
En una declaración pública, la Conaf reiteró los dichos de su directora Catalina Bau en Valdivia: la nueva hipótesis sobre lo ocurrido en el humedal del río Cruces contenida en el Informe Final de la Universidad de Chile es una tarea que no encomendó esa corporación y lo que se pedía era valorar las hipótesis existentes.
Por esa razón la dirección ejecutiva de Conaf rechazó el informe y así se lo comunicó a las autoridades de esa universidad.
Conaf aclaró que el estudio, patrocinado en conjunto por la Convención Ramsar y cuya licitación se adjudicó el equipo del profesor Víctor Marín, correspondía a un ejercicio de modelamiento de lo ocurrido en el conflicto ambiental de río Cruces que condujera a acuerdos básicos sobre la recuperación posible del humedal.
Lo anterior se realizó en el contexto del inicio de la implementación del Plan Integral de Gestión de Río Cruces elaborado por Conaf por encargo del Gobierno Regional de los Lagos.
MINISTRA URIARTE ESPERA INFORME
En el Ministerio de Medio Ambiente están a la espera del informe técnico sobre las conclusiones del estudio de la Universidad de Chile que contradicen la tesis con la que ha trabajado el Gobierno. Este no es el primer episodio en que Conaf contradice a Medio Ambiente. El año pasado la institución organizó el seminario “Planificación para la conservacion de la biodiversidad en Chile” que sería inaugurado por Ana Lya Uriarte, pero todo quedó en nada porque la Conama y la ministra no sabían que uno de los auspiciadores era Celco. Un hecho que indignó a Uriarte y que terminó con la cancelación del evento.
CORMA APOYA A CELCO Y CRITICA A LA ADMINISTRACIÓN LAGOS
El informe de la Universidad de Chile caló hondo en el sector forestal. Tan hondo, que ayer la Corporación Chilena de la Madera (Corma) organizó un almuerzo de apoyo a Celulosa Arauco donde participó la directiva de la firma -el presidente del holding Empresas Copec, Roberto Angelini, y el presidente del directorio de la celulosa, José Tomás Guzmán- junto al presidente de Empresas CMPC, Eliodoro Matte, y el gerente de Masisa Chile, Gastón Urmeneta.
Tras el almuerzo, el presidente de Corma, Fernando Léniz, criticó el comportamiento del gobierno de turno -la administración Lagos- tras el episodio en el río Cruces porque, dijo, resta confianza al sistema institucional y desprestigia al país y al sistema en su conjunto. “La autoridad se dejó llevar por presiones ecologistas, que son muy explicables, para que no se perjudique el medio ambiente, pero no debieron tomarse decisiones apresuradas sin tener estudios serios al respecto”, dijo Léniz. “No puede ser que una institución diga una cosa y después aparezca diciendo otra cosa distinta. Se pierde confianza y esa es una de las gracias que tiene Chile”. El empresario pidió al Gobierno reconocer sus errores y no insistir en ellos.
Angelini y Guzmán, por su parte, agradecieron el apoyo.
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