El centralismo imperante, la voz atorada, el deseo de empuje, incontrolable; el sentir que debemos continuar, porque sabemos que recién sumamos y que de a poco nos reconocemos.
Alcanzamos nuestro segundo número de distribución nacional, llegando lejos, gracias a la perseverancia; por creer que nuestro andar es válido y reconocible gracias a su diferente acento.
Nos planteamos desafíos que versan sobre incidir en las políticas públicas de nuestro país, mediante un discurso fehacientemente discutible; pero, que a su tiempo, será dirimido por la ciudadanía plena, con poder constituyente. Un mejor mañana es lo que nunca podrán arrebatarnos…
Como El Ciudadano, Grítámós, sí, gritamos. Nos gusta ser incorrompibles e ir despiertos desenmascarando el engaño; intrépidos del papel que naciendo de la periferia golpeamos donde más duele, para sacudir su torpeza, su equívoco ego.
Los grandes poderes: políticos, económicos y mediáticos, saben que no habrá excepción. Rodarán cabezas, pero aquí no habrá guillotinas, simplemente nos preocuparemos de que hagan bien su trabajo y que tengan un mínimo de respeto con su pueblo, su prójimo.
La historia que vivimos en Chile apesta, ni Estado ni Privados se hacen cargo y todo el mundo se da cuenta del gran saco de pestilencia que arrastran. Las nuevas concepciones sin embargo, reinan. Movimientos ciudadanos se diversifican por doquier, adquieren formas con acciones propias, a la vez que el cambio generacional comienza a brotar; los que vienen verán lo que estamos tratando de dejar en este paso terrenal…
Hay olor a juventud. La justicia nunca nos podrá condenar, estableceremos en conjunto un marco que ellos mismos terminarán legitimando, somos muchos más y nos hacemos entender por el uso de la palabra: “Elevar el difícil oficio del periodismo en este territorio.” Cobrar el valor real de este trabajo, hacer que muchos colegas se sumen, propulsar a los que ya tienen la bandera en alto, ser un poder responsable de nuestros actos, detener la agenda temática del desarrollo, reorientar la distancia; y seguir publicando la quincenal toma de conciencia, será el desafío de esta compilación de textos, que esperamos sume páginas con el pasar de los años.
Bruno Sommer