Abraham Magendzo: “La pobreza es el espacio violador de derechos humanos más grande»

Premio Nacional de Educación compartió en la Universidad de Playa Ancha -en Valparaíso- con profesores y alumnos, y se refirió al débil currículum escolar en Chile y a la segmentación social. "La falla más dura que presenta nuestra sociedad son las carencias ciudadanas y eso es transversal", señaló el académico.

Abraham Magendzo: “La pobreza es el espacio violador de derechos humanos más grande»

Autor: Absalón Opazo

Abraham Magendzo Kolstrein es desde agosto pasado Premio Nacional de Ciencias de la Educación 2017. Leer el acta de su nominación por la academia, sencillamente impresiona. De su experticia en desarrollo y diseño de currículo escolar salta como si nada a la formación en derechos humanos y de ahí vuela con soltura a educación ciudadana y convivencia escolar, y luego a resolución de conflictos y violencia escolar, en un variopinto abanico temático. No es de extrañar, entonces, que su nominación haya sido con el voto unánime del jurado, que lo reconoció como “un innovador en aspectos clave del debate educativo actual”.

Recientemente de paso por la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Magendzo compartió con profesores y alumnos, y aprovechó de abordar parte importante de ese mundo que lo apasiona: la educación. Y nada mejor que hacerlo en la casa de estudios superiores que este año fue reconocida por el Estado como la principal formadora docente del país.

– En un periodo de reformas en el cual está inmerso Chile, ¿cómo observa usted el presente de la educación?

«Los procesos educativos, y especialmente cuando se quiere introducir algunos cambios estructurales en la educación, son lentos. A veces la gente cree que esto es de la noche a la mañana y no es así; hay que entender que los cambios en educación son procesos innovadores que requieren de tiempo, perseverancia, de acumular conocimiento, de ir rectificando en el camino. Yo creo que el gobierno actual ha intentado incorporar cambios estructurales muy importantes. El acento que se quiere poner, y me parece de toda lógica, es mostrar que la educación es un derecho y no un bien de consumo, y esto significa que como todo derecho es exigible al Estado y, en consecuencia, conlleva una cantidad de otros subconceptos que están integrados y que son derechos universales».

– Estamos en periodo electoral y la educación es uno de los conceptos más recurridos. ¿Le molesta aquello?

«El hecho que los candidatos a la presidencia, o los partidos políticos que están detrás de ellos, hayan hecho de la educación un elemento central de sus propuestas, a mí me parece que es un avance importante. Quizá en tiempos pasados, los candidatos hablaban de la economía, del desarrollo, de la energía, y a la educación la dejaban en tercer o cuarto lugar. Eso se ha revertido y eso me parece importante».

– ¿No se siente molesto, entonces, cuando se usa y hasta se manosea el concepto educación desde lo político?

«Incorporarlo en la agenda de los presidenciables a mí me parece muy significativo, es positivo. Ciertamente y es respetable, hay concepciones distintas a lo que se está entendiendo en educación y los cambios que son necesarios de incorporar en nuestro país. La OCDE hizo una evaluación hace unos años de la educación chilena y mostró claramente que está altamente segmentada, altamente fragmentada. Los hijos de la gente más pudiente se educa en un sector, los medianos en otro y la gente más vulnerable en otro. En una sociedad diversa que quiere incluirlos a todos, ahora estamos recibiendo inmigrantes incluso, tener segmentada la educación aparece como un contrasentido».

– ¿Es un peligro en sí mismo tenerla segmentada?

«Yo creo que para nuestros hijos, nuestros nietos, los jóvenes que hoy se están educando y que serán ciudadanos el día de mañana de forma activa, entender que vivimos en una sociedad diversa es fundamental. No podemos sostener que unos se junten con los unos y dejen a los otros de lado. Por eso es que vino la ley de inclusión, para poder buscar formas de no seleccionar a los estudiantes sino que permitir que todos vengan de sectores distintos tanto social como económico, y se incorporen a un sistema donde uno reconoce al otro como un legítimo otro, de lo contrario, ¿qué tipo de ciudadanos estamos formando?».

– ¿Cómo percibe hoy el desarrollo del currículo escolar en Chile?

«Nosotros tenemos un equipo de análisis de currículum, un núcleo temático de investigación. Hicimos 13 investigaciones relacionadas, y la primera fue un análisis del desarrollo del currículum desde la década del 60. Hemos hecho análisis comparativos y la conclusión es que el currículum debe ser una oferta de Estado y no una oferta de gobierno, y hasta ahora en nuestro país ha sido una oferta de gobierno más que de Estado; eso es una primera conclusión. La segunda conclusión es que el currículo por alguna razón ha estado muy atiborrado de contenido y la razón a mi parecer de por qué el currículum quiere abarcar todo el conocimiento es porque hay una incapacidad nuestra, de los diseñadores de currículo, de poder distinguir cuáles son los contenidos estructurantes».

– ¿Usted está entre quienes creen que el currículo hoy en día potencia más las habilidades duras que las blandas de los alumnos?

«Ciertamente y dado que por una u otra razón se ha puesto tanto acento en estas pruebas de evaluación como Simce, o las internacionales como Pisa, el acento se ha puesto en lo que algunos llaman el conocimiento duro, las ciencias, las matemáticas, el lenguaje, algo de historia, dejando algo de lado un conocimiento que, a mi parecer, es esencial y que es el de la formación ciudadana. Si miramos nuestra realidad, y si bien también estamos carentes en nuestra capacidad lectora de nuestros estudiantes, la carencia o la falla más dura que presenta nuestra sociedad son las carencias ciudadanas y eso es transversal».

–  ¿Se sigue echando de menos un mayor énfasis de la educación cívica en la formación de nuevas generaciones?

«Claro, pero hoy debemos entender a la educación cívica de manera muy distinta de lo que era antes, donde el énfasis estaba en que conociéramos la constitución, los poderes del Estado. Hoy hablar de género es también educación cívica, o la capacidad que tenemos de relacionarlos con los otros, entonces hoy la educación cívica es mucho más integral, mucho más holística, más abarcadora que simplemente conocer los derechos civiles y políticos».

– Ha habido una evolución entonces…

«Indudablemente. Ahora, hay una ley sobre formación ciudadana, desde la básica hasta la media, y ahora la CNA tiene que aprobar una asignatura de formación ciudadana para terceros y cuartos medios. Va a ser una asignatura, lo que le da mucho peso a la formación ciudadana, porque sentimos que hay carencias ahí. Yo lo veo como positivo, pero eso nos remite de nuevo a que las reformas son procesos, no es una píldora automática».

– ¿Y qué ocurre hoy con la difusión de los derechos humanos, que es otra de sus áreas?

«La educación en derechos humanos debería ser una educación transversal a todas las disciplinas de estudios, no solamente al profesor de historia, enfocado en que somos sujetos de derecho. También el profesor de antropología, o el de matemáticas, por ejemplo, que en vez de poner gráficos sobre el PIB de Chile comparado con el de los Estados Unidos, por qué no ponen el gráfico de la pobreza para que se tome conciencia que la pobreza es el espacio violador de derechos humanos más grande. Es decir, es un tema transversal y debiera ser parte de todo el currículum, no solo de los derechos políticos y civiles, que son importantes, sino los económicos, sociales, culturales, ambientales, o el derecho a la solidaridad de los pueblos».

–  Usted también ha sido considerado un analítico de la agresión escolar. ¿Cuál es el origen y la solución de aquello?

«Hemos investigado y escrito sobre el tema, sobre formas y modalidades para atender el bullying. Es un fenómeno de violencia, de matonaje, de acoso que está instalado en todos los colegios. Hay espacio que permite que el bullying se dé más y es una violación de derechos y se produce cuando se marca a una persona por cualquier razón, y yo creo que es una manifestación de violencia que hay que atender; no hay que decir ‘mire, son juegos de niños’. El bullying se caracteriza por un acoso permanente, no es una patada que le da uno a otro, eso es violencia. El bullying es sistemático, permanente».

– ¿Y usted siente que se está abordando de mejor manera en los colegios?

«Yo creo que no se está abordando con la seriedad que debería abordarse».

– Recientemente fue galardonado con el Premio Nacional de Ciencias de la Educación. ¿Cómo recibe dicho reconocimiento de la academia?

«Lo recibí con mucho orgullo y agradecimiento especialmente a la universidad que lo promovió, la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, a muchos amigos y colegas que escribieron cartas de apoyo y adhesión al premio. Es verdad que es un premio individual pero creo que le pertenece al colectivo, porque sin haber tenido la posibilidad de integrarme o de crear grupos de investigación, de análisis, de escritura, hubiese sido imposible… Lo digo, no solo con humildad sino que con profundo convencimiento de que el premio lo recibe uno con los otros. Lo que he hecho en materia de educación lo he hecho siempre con grupos, gente que me ha acompañado».

– Este año la UPLA fue reconocida como la primera universidad en formación docente. ¿Qué le dice aquello?

«Yo creo que en todas las reformas e innovaciones, lo que se ha sentido es que las instituciones formadoras de maestros no están preparando nuevos profesores para atender las exigencias de la modernidad o de la postmodernidad. Y ser una universidad que tenga un ranking «first class» en formación de profesiones iniciales es un reconocimiento excelente. Compare el premio mío con este otro; creo que es el mejor premio… Ser una universidad que se ubica en ese nivel creo que es una gran cosa, tengo que felicitarlos».

Entrevista por Ernesto Curti
Universidad de Playa Ancha


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