En vísperas del centenario del nacimiento de Andrés Sabella, se efectuó en la Feria del Libro de Santiago la presentación y lanzamiento de tres bellas obras: “De tierra y de Aguas”, “Calas para Sabella” y “Nortizando con Sabella”. La exposición y foro estuvieron a cargo del periodista Alejandro Guillier y del escritor Sergio Gaytán, con la presencia de destacados amigos, compañeros y alumnos del gran poeta, ensayista y maestro, quien dedicara su vida a plasmar la geografía humana, poética y monumental del Norte Grande. El encuentro, donde se congregaron también familiares y descendientes del señero escritor fue organizado por el Círculo de Letras de la Región de Antofagasta y Paralelo 22.
Las obras más importantes de Andrés Sabella son, sin duda, Norte Grande (editorial Lom), Chile, fértil provincia y Canciones para que el mar juegue con nosotros; en todas ellas recoge el espíritu y tenacidad del hombre nortino, así como la deslumbrante belleza del desierto y su mar, que Sabella describió en versos simplemente notables por su claridad que ilumina su alma de niño, como en el poema Divertimento: El agua marina/bate un cascabel/mientras la sardina/se abraza al jurel/Girando en redondo/la merluza inventa/maniobras de fondo/contra la tormenta/Tanto azul provoca/lucidas piruetas/la mar está loca/¡vuelan anchovetas!/Entre salto y danzas/congrios y cabrillas/cruzan lontananzas/rojas y amarillas.
Sabella fue profesor de periodismo y practicante del dibujo, miembro de la Academia Chilena de la Lengua desde 1978, doctor honoris causa en 1977, Gentilhombre de Mar en la Hermandad de la Costa, miembro de la Sociedad Bolivariana y de muchas otras instituciones. Además, mantuvo en diversos medios de prensa la destacada columna «Linterna de Papel». En 1981 fue exonerado de la Universidad Católica del Norte. Pero muchos concuerdan que la universidad iba con él a todas partes, ya que él mismo era la universidad. O como señaló Alfonso Meléndez, Premio Nacional de Periodismo: “Ese adolescente Andrés, hidalgo y generoso, fue la pauta jamás desmentida del Sabella adulto, idealista, desprendido y aún soñador de lunas”.
O como dijo el mismo Sabella en ‘De cómo aprendí a dar de comer a los relojes’: “Un día, sencillamente,/me desperté duende:/fantasma transparente/que todo entiende,/equilibrista de sí mismo/entre un sí de luz y un no de abismo/jinete de la nube y la avestruz/Mi patria fue entonces la cortina/donde la golondrina/de la Fábula se esconde;/pude recostarme sobre el viento/y llenar de Mar el ojo de la aguja/vestir de monumento/disfrazarme de burbuja.
Andrés Sabella murió en agosto de 1989, y está enterrado en el Cementerio General de Antofagasta. En la actualidad se encuentra en el Senado de la República la moción de los senadores Carlos Cantero y José Antonio Gómez, que propone denominar «Andrés Sabella» al Aeropuerto de Antofagasta.
ISLA LA TORTUGA (Andrés Sabella)
Recuerdo el duro sol de las Antillas,
El Mar del brazo de los bucaneros,
El canto de mis viejos compañeros,
Afilando en el viento sus cuchillas.
Vivía la Aventura, de rodillas,
En medio de estos lobos carniceros.
La Aventura es mujer de marineros,
Tiene el cuerpo verdoso de las quillas.
Anduve entre bergantes y reyertas,
Jugué mi corazón en las cubiertas,
Mi sombra se perdió en un cargamento.
Yo soy el hombre que reparte el viento:
El viento que es Mar sobre un caballo,
Patriarca de la voz, Firmo. Y me callo.
De Tierra y de Aguas: Antología de Sabella
Autor: Sergio Gaytán
Por Emanuel Garrison
Tesoro Humano Muerto
El Ciudadano Nº136, segunda quincena noviembre 2012
Fuente fotografía