Angelo Altieri: El latín, la filosofía y la docencia fueron sus grandes pasiones

El maestro fue autor de libros fundamentales para la formación humanista en la Universidad Autónoma de Puebla; tradujo del griego los pesocráticos y entre ediciones y reediciones escribió cerca de 50 libros

Angelo Altieri: El latín, la filosofía y la docencia fueron sus grandes pasiones

Autor: El Ciudadano México

Por Flor Coca

Nunca pensó que su vida profesional se iba a desarrollar en otro continente. Su lugar de nacimiento fue en Rivello, Italia, en 1922. Su niñez y primera juventud estuvieron marcadas por la decisión familiar que incluía el deseo de que uno de los hijos adoptara la carrera del sacerdocio. “Yo estudié en el seminario desde el principio, desde pequeño, porque la familia de mis padres era una familia un poco tradicionalista del sur de Italia. Y no sé por qué razón escogieron que tenía que ser cura. Yo fui escogido porque era un niño más o menos sumiso, bueno. Pero, no quería ser cura. Pero tuve que hacer un acto de valentía y de rebeldía. Porque mi papá antes que todo tenía una gran ilusión. Entonces si lo hice, pero los complejos no me han dejado. No crea usted que soy un hombre demasiado libre, no”. Comenta.

Desde muy joven, vive años de gran tensión:

Nosotros fuimos una generación que ya crecimos con la presión ideológica del fascismo. Pero tarde un poco en entenderlo, porque era un muchacho, tenía pocos años en la escuela secundaria. Pero en plena actividad escolar se paraba todo, estaba un chico con micrófono, era del fascio que nos decía lo que mandaba el DUCE, Musolini. Mi formación académica, como usted sabe, no es filosófica; es literaria y clásica. Empecé después a conocer el fascismo y vino el divorcio ideológico.

Angelo Altieri Megale viaja a México por un asunto familiar y se acerca a investigadores y docentes en Puebla. Conoce al astrónomo Luis Enrique Erro, fundador del INAOE (Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica). Al llegar a la Universidad Autónoma de Puebla le sorprende que no exista la carrera de filosofía y letras. Y se propone llevar a cabo el proyecto de hacer la escuela. Después de este viaje a México, se regresa a Italia, en donde era docente. Continúa estudiando hasta doctorarse en Letras Clásicas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Federico II en Nápoles.

“Yo regresé a mi tierra, pero volví a los dos años cuando ya se maduró esta idea, la de formar la escuela de Filosofía y Letras”. Pero el camino no fue fácil de recorrer para Angelo Altieri. No todos tenían mucha confianza en él, lo que obstaculizaba el proyecto humanista para crearla. Después, vendría el reconocimiento a su labor educativa, su talento y su conocimiento del griego que quedó plasmado en la obra Los presocráticos.

El sería director de la escuela en 1969.

“El Dr. Manuel Lara y Parra que era entonces rector apoya esta idea de constituir una comisión dirigida por Luís Rivera Terrazas. Se llevó después al Consejo Universitario y se aprobó la creación de Filosofía y Letras, junto con la de Economía. Escuela, porque no había ningún postgrado. Empezó a andar en forma forzada. Tuvimos que someternos a un esfuerzo, porque se hacían hasta 36 horas de clase a la semana. Fue una escuela que empezó con mucho esfuerzo, sin ninguna pretensión y se fue creando poco a poco”.

Era el año de 1965. Desde luego, hubo docentes e investigadores que trabajaron mucho para que se lograra cristalizar este proyecto. El Dr. Carlos Colchero, el Dr. Sánchez Mac Gregor, y con el paso del tiempo se fueron sumando más universitarios. Desde 1958, Puebla se convierte en su casa. Forma una familia y no piensa en irse de México.

El maestro Angelo Altieri, fue autor de libros fundamentales para la formación humanista en la Universidad Autónoma de Puebla. Tradujo del griego los pesocráticos y entre ediciones y reediciones escribió cerca de 50 libros, y es que pensaba que las reediciones son como nuevos libros.

La introducción a la filosofía y sus problemas, “es ahí donde se me permite exponer todas mis inquietudes; como me fui volviendo aspirante a filósofo, casi despreciar un poco, dejar un poco a un lado la literatura, y ver más bien el mundo clásico”. Introducción a la filosofía, que fue leído por muchas generaciones de estudiantes. Ensayos, traducciones y esperaba, antes de dejar la docencia que estuviera lista la 5ª. Edición del latín; libro al que le tenía un especial aprecio. “La quinta edición del latín, que además viene muy renovada. Y es mi amor: el latín. Yo quisiera presentarla antes de que me separe de la docencia, porque viene el momento en que me tenga que separar. Yo quisiera ver las últimas correcciones de mi libro y que quede bien, esperemos”.

En 1983, la Universidad Autónoma de Puebla entrega el doctorado Honoris Causa a un hombre en el que no creyó al principio y a quien después le fue entregado el máximo reconocimiento, por su gran dedicación para crear la ahora Facultad de Filosofía y Letras, por su muy importante aportación en griego y latín y por la formación de muchas generaciones de profesionales. Un hombre que amaba la docencia y que pensaba que los maestros debían dar el mayor esfuerzo por sus alumnos: “Sí, yo siempre he tenido con ellos una relación de compañerismo, más que todo porque comprendo y que el alumno tiene que ser conquistado por el esfuerzo que el maestro hace para poder enseñar y ayudarlo. No importa que se repita, yo soy hombre que trato de que nos levantemos con algo más de lo que teníamos cuando entramos y creo que ha habido respuesta”.

Un hombre muy querido y respetado, lo recuerdo con 85 años y a pesar de sus problemas de salud, acompañado por una persona, llegar a la Facultad de filosofía y letras en una silla de ruedas, para platicar con los alumnos y amablemente conceder la entrevista.

Un italiano que vivió una guerra, el periodo tan oscuro del fascismo, pero que no cambiaría su vida:

“En conjunto no me he arrepentido, en absoluto y el paso que di de hacer de México la patria mía ha sido un acierto del ciento por ciento.

Al preguntarle si está satisfecho con su vida académica y lo logrado hasta ahora, contesta: “Sí, cuando se me pregunta que cosa quisiera hacer si renaciera. Renacer es muy bonito pero es nacer como hombre nuevo. Yo me conformaría con ser más o menos igual que ahora. Sí, más o menos, bueno, con las debidas rectificaciones, porque ha habido digamos algunos cambios en mi vida que han tenido grandes reflejos. Si bien estoy contento, no estoy triste pero que pudieron haberse evitado, si yo hubiese sido un hombre un poco menos ingenuo”.

Verano de 2021


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