Creatividad y literatura a las salas escolares

María Jesús Díaz es actriz y doblajista, entre otras cosas

Creatividad y literatura a las salas escolares

Autor: Nicolás Massai

María Jesús Díaz es actriz y doblajista, entre otras cosas. Durante un buen tiempo ha desarrollado talleres de teatro, manualidades y expresión corporal en distintos colegios, como también en otras instancias sociales, incluyendo la creación colectiva de un centro educativo en que participó durante un año. El 2016 ganó una Beca de creación Literaria del Fondo Nacional de fomento del Libro y la Lectura por un libro que intentó conciliar la música y la poesía, mismo concepto que ha intentado llevar de forma extraprogramática a escolares de Talca.

–¿Cómo percibes a los estudiantes de hoy a diferencia de los estudiantes de tu generación, por ejemplo?

–Percibo una dualidad. Si bien siento que ambas generaciones tenían una apertura hacia las motivaciones artísticas y expresivas, ocurre que logro identificar que tal interés proviene de lugares muy distintos. En mi generación, recién pasados los treinta, por ejemplo, la apatía o el interés dependían mucho del estado de ánimo y del entorno que nos rodeaba, sobre todo, incluso, el contexto físico y social, los lugares y, principalmente, las emociones personales de cada cuál; hoy siento que la apatía o el interés son menos personales que antes, en el sentido que como están tanto en la tecnología y las redes, estas surgen más desde este ámbito que el entorno físico y social, y en menor medida con la visión interna que poseen. De tal manera, lamentablemente, pareciera ser que el interés es menos genuino, me atrevería a decir, que en mi generación.

»Aunque no puedo negar que muchos de estos intereses responden a modas, en general en todas las generaciones, siento que hoy es mucho más fuerte que antes.

–¿En qué consiste el taller que desarrollas?

–El taller consiste en aproximar a los estudiantes desde textos poéticos al mundo de la música o viceversa, explorando en ese objetivo la apertura a la posibilidad de romper las categorías artísticas, integrando distintas manifestaciones (palabra y música) sin importar el género, insisto, sino, sobre todo, la creatividad y la expresión.

»Tienen la oportunidad de leer textos poéticos que hacen referencia a la música, incluidos en el poemario de la Beca de creación literaria, explorando diversos instrumentos y abriendo la imaginación para decidir un camino de expresión o varios caminos.

–¿Cómo es la recepción final de los estudiantes?

–Los estudiantes al principio son muy tímidos, atrapados en el pudor y la vergüenza de manifestar sus opciones artísticas, acercándose a los instrumentos con mucha cautela. Siento que con los instrumentos es más fácil abrirse. Una vez que adquieren confianza, todo fluye más rápido. De ese modo logran comprender y trabajar lo que se les intenta desarrollar, saliendo cuestiones muy interesantes, descubrimientos de talentos instantáneos y capacidades expresivas que nunca habían explorado. La sensación es de mucha gratitud y alegría, porque se dan cuenta que pueden manejar otras técnicas, poco comunes en el aula o la vida cotidiana, y, si bien, puede que mucho de ello no se potencie, siempre hay uno u otro que quedará con la motivación y lo seguirá intentando.

»En particular con el texto que trabajamos, se fomenta no sólo un estilo musical en particular desde la poesía, sino también con lo que sucede alrededor de la creación música, la historia detrás, el artista y su contexto y vivencia.

Se necesita crear condiciones para imaginar y crear en la escuela

Luis Herrera es escritor y docente en la Universidad de Talca y la Universidad Católica del Maule. Con el mismo propósito de María Jesús, hace años viene desarrollando distintas charlas y conversaciones en establecimientos escolares para fomentar la creatividad, la imaginación y la literatura. Gracias también a una Beca de Creación Literaria del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura en la línea de cuentos ha intentado motivar a los escolares para que no pierdan la oportunidad de sumergirse en los libros y la creación.

–¿Por qué actividades como las que desarrollas se hacen necesarias en la escuela de hoy?

–Sinceramente, no tengo claridad si es una necesidad, ya que de alguna forma la necesidad la construye el “necesitado”. Para mí la literatura y la imaginación son las necesidades más relevantes después de cubrir mis necesidades básicas de alimentación, seguridad y salud. No puedo pretender que esa necesidad sea igual para todo el mundo. No obstante, en cierto grado es algo no sólo que necesito, sino también algo en lo que creo y que me ha traído satisfacciones muy profundas sin el requerimiento de pagar por ello. Un acto de felicidad que no cuesta nada. Y cuando veo a los estudiantes de hoy que esencialmente poseen motivaciones tan parecidas (el arte, la creación, la expresión), pero que el sistema no abre la posibilidad de desarrollar y te muestra que la satisfacción está en el status y lo material, no sólo me da una pena tremenda, sino que me viene este ímpetu por mostrarles que sí se puede lograr algún aspecto de la plenitud, de forma gratuita, colectiva o incluso solitaria.

–¿Piensas que la escuela formal no se preocupa por estos aspectos?

–De lo poco que conozco el curriculum escolar, me atrevería a decir que dentro de las buenas intenciones que soporta el papel, la creatividad y la expresividad pueden tener un espacio relevante dentro de las aulas. En cuanto a lo declarado, habría un camino señalado. Sin embargo, conociendo el contexto escolar y las condiciones que enfrentan todos los actores en los establecimientos, presiento que hay innumerables vicios que no permiten el poder integrar en el desarrollo del saber aspectos tan humanos como el imaginar, el crear o básicamente lo que las nuevas teorías del desarrollo humano indican: poder fomentar las potencialidades personales para forjar un proyecto de vida propio. En principio está la demanda de la creencia popular de sostener que si “yo fui educado así” mis hijos “deben ser educados así” (memorizando, reprimiendo, cumpliendo cantidad de contenido). Luego está el tiempo del docente para poder planificar y ser creativo, que no da. Después la presión por obtener buenos resultados en PSU y SIMCE, cuestión que a algunos profesores les cuesta la cesantía, etc.

–¿Generar actividades extraprogramáticas es la solución?

–Claro que no. Al menos es una instancia relevante que permite, muchas veces, no sólo abrir la perspectiva de los estudiantes sobre la creación y la literatura, sino que refresca a los mismos docentes sobre las cosas relevantes que también pueden implementar en una sala de clases. Por ejemplo, a raíz de la beca de creación Literaria tuve que desarrollar una actividad en un colegio particular subvencionado para estudiantes de nivel básico y medio. Ese día nos detuvimos en comprender algunas imágenes de cuadros famosos y juegos visuales que demuestran que la realidad la construimos en nuestras cabezas. Ver el rostro sorprendido y extasiado del niño que descubre un nuevo conocimiento, es algo magnífico. Queremos aprender y descubrir, no sólo recibir información y repetirla en una prueba. Luego creamos microcuentos a partir de imágenes. Frente a un dibujo, dato curioso, tengo 10 o 15 respuestas de estudiantes de 10 años… desafortunadamente en estudiantes de cuarto medio, finalizando su formación escolar, no logro más de 5 respuestas.

»La solución requiere una comprensión absoluta de la sociedad sobre lo que esperamos de la educación que permita un desarrollo humano pleno. ¿Lo que hacemos hoy apunta a la plenitud? Creo que no.


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