No cabe duda que las demandas de los movimientos sociales, en especial las de consolidar una Educación Pública, Gratuita y de Calidad, penetraron profundamente en una sociedad que veía como el poder de la élite se desmoronaba en medio de una serie de escándalos de cuoteos y corrupción.
Al mismo tiempo, este escenario convirtió el espacio de la disputa política en una oportunidad para las fuerzas que se encuentran fuera del duopolio representado por la Nueva Mayoría y la Derecha. En este sentido el sociólogo Alberto Mayol sostiene, en conversación con El Ciudadano, que «las condiciones para todos los movimientos sociales – incluyendo a los estudiantes – son buenas y para aquellos grupos que quieren ser alternativas políticas fuera de la Alianza o la Nueva Mayoría o la de Marco Enríquez, es mucho mejor”.
Es que a diez años del Pingüinazo existe conciencia entre la ciudadanía de la necesidad de recuperar derechos básicos. Entre ellos las demandas en materia de Educación son las más visibles.
Para Mayol esta situación se refleja en que «los estudiantes son el principal representante del malestar social en el país. Lo complicado es mantener control del proceso de evolución del malestar social, pero tengo la sensación que en un momento ni siquiera se intentó. Y si se intentó estuvo lejos de lograr».
En este sentido el sociólogo señala que a pesar de la incidencia social que generó el movimiento social del 2011, aún quedan puntos por desarrollar y recalca que «el movimiento estudiantil triunfó, pero después de triunfar aparece otra batalla que es consolidar el triunfo y generar nuevas instituciones. En esa batalla el movimiento estudiantil ha operado en zona de confort en la lógica de decir «quiero evitar ir a una posición que genere un conflicto mayor». Siendo que ahí es donde hay una oportunidad interesante».
«Lo más importante de un movimiento social cuando está hablando afuera, no es conquistar más estudiantes; la gracia está en conquistar a los abuelitos. Si lo haces eres lo máximo», agrega Mayol a modo de desafío para el movimiento estudiantil.
Al ser consultado respecto de la estrategia que hasta ahora el movimiento estudiantil ha desarrollado, Mayol señala, respecto al actual escenario, que «es muy importante entender que hoy estamos en un ciclo donde existen las condiciones, pero que esas condiciones estructurales ya no deben solo de una capacidad de generación de energía social, sino que hoy requiere diseño y articulación. Si crees que saliendo a marchar vas a conseguir los objetivos, es evidente que ya no; ya no puedes llevar más gente a la calle que el 2011».
VOLUNTAD DE PODER Y VERTEBRACIÓN
A partir de las movilizaciones de 2011 se han visibilizado una serie de demandas en todos los niveles, lo que sumado a la crisis política e institucional que ha tomado fuerza en los últimos años, son para Mayol los ingredientes que configuran un “escenario que no puede ser más promisorio. La descomposición de las élites es muy fuerte. Hay un problema estructural que reconozco, que tiene que ver con el hecho de que gran parte de este ciclo anterior que termina hoy día está basado en la descomposición de los sectores sociales. La descomposición de los grupos sociales fue tan grande que impidió incluso la recomposición de los sectores políticos de élite, entonces empezaron a desarmarse la zona de élite de la sociedad. Entonces la descomposición de estos grupos le impide una vertebración mínima que le permita articular una alternativa política».
A partir de este punto, la descomposición del llamado “tejido social”, Mayol cree que es necesaria la voluntad de “revertebrar” al movimiento político-social, para así poder ser una alternativa viable a la hora de la disputa del poder, la cual hasta el momento no se logra concretar.
“Veo la voluntad de poder pero no veo la voluntad de vertebración, de entender que vas a necesitar a otros grupos. Hay una voluntad de poder periférica, donde la tendencia es decir «aquí tengo un chiringuito y quiero tener control», pero la capacidad de negociación significa poner en riesgo tu posición cómoda, con miras a una escalada mayor o a un fracaso” sostiene Mayol.
A su vez explica que «lo que pasa es que en términos sociales pasamos de vertebrados a invertebrados; tanto la época predictadura como dictadura fueron dos épocas donde sí había un rasgo completamente claro era el carácter vertebrado de lo social y de lo político. Esa vertebración social se desgasta en la transición y es lo que estamos viviendo hoy, una invertebración radical que es el triunfo ideológico de la derecha que es convencer a los grupos de izquierda de que no hay nada más noble que ser un invertebrado».
Y en este punto Alberto Mayol sostiene que dado el contexto político se genera un problema, y a la vez un desafío para los movimientos sociales o las fuerzas políticas alternativas: rehacer el tejido social e incidir en el debate público.
«Los movimientos sociales se han visto en la dificultad de entrar en el debate con la profundidad y claridad suficiente para poder decir que efectivamente la Nueva Mayoría no son las reformas estructurales, que las reformas estructurales no son las que producen decrecimiento – y por tanto apoyar a la Nueva Mayoría en ese discurso – pero, al mismo tiempo decir, que el problema es que las reformas son muy poco estructurales. Es muy difícil, porque la gente en Chile con suerte sabe de política «el qué» y no «el cómo»» señala el académico.
Considerando el desafío de incidir como alternativa real ante una sociedad escéptica de la política queda saber cuál es el camino que debe seguir el movimiento social y las nuevas fuerzas políticas para hacerse escuchar y ser protagonistas del ciclo político que se avecina.
En palabras de Mayol, a modo de respuesta al desafío que tienen las alternativas al esquema político actual es «ser capaz de ofrecer la utopía, ser capaz de ofrecer una propuesta, es muy jodido pero ese es el camino. Hoy existe un escenario donde la élite apuesta a instalar un ciclo similar al período 1920-1960, donde existe un gran malestar social pero donde las élites establecen que no hay alternativa política».
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A partir de las movilizaciones de 2011 se han visibilizado una serie de demandas en todos los niveles, lo que sumado a la crisis política e institucional que ha tomado fuerza en los últimos años, son para Mayol los ingredientes que configuran un “escenario que no puede ser más promisorio.
Hoy existe un escenario donde la élite apuesta a instalar un ciclo similar al período 1920-1960, donde existe un gran malestar social pero donde las élites establecen que no hay alternativa política».