En 1996 se inició la implementación del Sistema Nacional de Evaluación del Desempeño (SNED), una política que busca incentivar a establecimientos escolares y profesores a competir por obtener mejores resultados, principalmente en el SIMCE y así obtener financiamiento extra.
El sistema se basa en un ranking de establecimientos que elabora el Ministerio de Educación de acuerdo a la Ley 19.410, y que pondera el puntaje SIMCE en un 65%.
De acuerdo a los datos existentes, se observa que el número de establecimientos premiados ha ido en aumento, lo que es consistente con el crecimiento general de la oferta privadasubvencionada.
A inicios de la década de los 2000 había cerca de 9.500 establecimientos registrados por el Ministerio de Educación (Mineduc) para la asignación de estos incentivos basados en el SIMCE. Hoy existen más de 11.000, de los cuales más de 2.800 recibirán premios en base al ranking SIMCE. De acuerdo a la información otorgada por el Ministerio, de estos premiados, 1.449 corresponden a establecimientos privadossubvencionados y 1.388 a establecimientos públicomunicipales.
Por primera vez el Mineduc repartirá bonos por SIMCE a más establecimientos privado subvencionados que establecimientos públicos. El presupuesto asignado para la distribución de estos premios SIMCE es de unos $55 mil millones anuales.
EDUCAR ES MEDIR
El SIMCE es un sistema de evaluación educativo que tuvo su origen a fines de los años 80 en la Universidad Católica y que desde el año 92 es usado como sistema de evaluación nacional realizado por el MINEDUC a todos los colegios del país.
Varios investigadores en educación señalan que no ayuda al aprendizaje, discrimina y solo fortalece la lógica de mercado.
Desde sus inicios en 2013, la Campaña Alto al SIMCE ha cuestionado este sistema de medición tanto política como pedagógicamente. Hemos denunciado la contribución del SIMCE a la privatización del sistema escolar. Hemos cuestionado la validez del SIMCE como instrumento de evaluación de la calidad de la educación que imparten las escuelas y, junto con eso, hemos denunciado constantemente las presiones a las que son sometidos los estudiantes, docentes y directivos con el fin de obtener mejores puntajes en las pruebas.
En este contexto, el SNED es un ranking más, que a través del SIMCE pretende que las escuelas mejorarán a partir de la competencia, como si la educación fuese un mercado. Los resultados de este año muestran que, lejos de mejorar la educación pública, rankings como el SNED sólo contribuyen a debilitarla. A esto se sumará prontamente la Ordenación de Escuelas que la Agencia de la Calidad de la Educación comenzará a implementar oficialmente este año 2016. Esta ordenación se basa en un 73% en el puntaje SIMCE de los establecimientos, y tiene serias consecuencias para éstos, incluyendo su cierre. Los apoyos que contempla la política resultan inefectivos en este contexto de cruda competencia, pues se transforman en una presión más que en nada ayuda a la mejora.
Para sortear con éxito los obstáculos que ha impuesto al aprendizaje un sistema educativo orientado por la competencia y la presión por rendir en pruebas estandarizadas, reiteramos el llamado a suspender la aplicación de las pruebas y estimular una reflexión profunda sobre el sentido y formas de la evaluación del sistema escolar.
El Ciudadano
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