En el futuro las contraseñas podrían ser reemplazadas por ondas cerebrales

En un futuro quizá no muy lejano, podríamos dejar de necesitar recordar todas esas complicadas contraseñas para acceder al correo electrónico, efectuar transacciones bancarias vía internet, o acceder a otros servicios online

En el futuro las contraseñas podrían ser reemplazadas por ondas cerebrales

Autor: Sofia Olea

brain reaction

En un futuro quizá no muy lejano, podríamos dejar de necesitar recordar todas esas complicadas contraseñas para acceder al correo electrónico, efectuar transacciones bancarias vía internet, o acceder a otros servicios online. Según un nuevo estudio, la forma en que nuestro cerebro responde ante ciertas palabras podría ser utilizada para reemplazar dichas contraseñas.

El equipo internacional de Sarah Laszlo, de la Universidad de Binghamton en Nueva York, Estados Unidos, observó las señales cerebrales de 45 voluntarios a medida que leían una lista de 45 acrónimos, como por ejemplo “FBI” y “DVD”. Registraron la reacción del cerebro ante cada grupo de letras, centrándose en la parte del cerebro asociada con la lectura y el reconocimiento de palabras, y descubrieron que los cerebros de los participantes reaccionaron de manera diferente para cada acrónimo, lo suficiente como para que un sistema informático pudiera identificar a cada voluntario con una precisión del 94 por ciento. Los resultados sugieren que podrían usarse las ondas cerebrales en sistemas de seguridad para verificar la identidad de una persona.

El nuevo sistema ofrece ventajas sobre métodos biométricos tales como la identificación de retina o las huellas dactilares. Si la huella de alguien es robada, esa persona no puede simplemente producir un nuevo dedo para reemplazar la huella comprometida, por lo que dicha huella queda perjudicada para siempre. En cambio, es posible escoger nuevas palabras para provocar un nuevo patrón de reacción cerebral exclusiva de la persona, por lo que en el improbable supuesto de que los atacantes fueran realmente capaces de robar una “huella cerebral” de un usuario autorizado, este podría entonces cambiar su huella de reacción cerebral mediante el simple cambio de palabras generadoras.

En el trabajo de investigación y desarrollo también ha intervenido Blair C. Armstrong, del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje, en Donostia, País Vasco, España.

Fuente: NCYT


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