El cierre de la Universidad Arcis es definitivo. Eso sí, no es el único plantel privado que ha dejado de funcionar desde que explotó la oferta privada en educación superior: desde 1994 han cerrado 19 universidades, casi una al año.
¿Cómo el caso de Arcis refleja la crisis de la educación superior? Mathias Gómez, investigador de Política Educativa de Educación 2020, explica que éste “no es un caso particular, así se pensó el sistema y así funciona”. Antes cerró la Universidad de la República y la del Mar “y mañana puede ser Las Américas. Hay muchas instituciones, algunas lo hacen bien, otras mal y esas son las que están cerrando”.
Para Gómez, el problema antecedente es la desregulación del sistema de educación superior. “Se entregó todo al libre mercado y hoy hay un libertinaje de instituciones que hacen lo que quieren. Y la autonomía está bien, pero deben existir reglas comunes”. Por otro lado, la consecuencia grave de esta estructura y del cierre de instituciones son los estudiantes “que quedan dando bote”.
Sobran testimonios de jóvenes que confiaron en la propuesta de planteles como Arcis y se arriesgaron a matricularse. “Los estudiantes no tienen cómo saber del funcionamiento de las instituciones. Si está acreditada, confías en un funcionamiento mínimo, pero en realidad no hay estándares, es muy laxo. Este sistema estafa a los estudiantes cuando acredita tantas universidades”.
Para evitar que más casas de estudio cierren y controlar daños, el investigador de Educación 2020 propone dos objetivos: “primero, ‘ordenar la casa’: crear una Superintendencia de Educación Superior, que tenga atribuciones para fiscalizar administrativa y financieramente a estas instituciones. Eso hoy no existe”. Segundo, garantizarle derechos a los estudiantes: “que se reconozcan sus estudios y les den facilidades para cambiarse a otras universidades”.